Así empezó 2014
Ayer fue el primer día del año 2014. Una compañera inmigrante subsahariana llevaba desde el día anterior con la bolsa rota y sin líquido en la placenta. Estaba en el hospital Mohamed V de Tánger. El bebé además venía de nalgas.
A las diez de la mañana, sola en un rincón dio a luz ella sola. Fue ella quien tiró de los pies del bebé, nació muerto. Las enfermeras se habían negado a tocarla.
Su marido estaba al otro lado de la puerta y el guardia le dijo que fenomenal, que su mujer había dado a luz y que todo bien. Su mujer le llamó llorando, diciendo que el bebé había muerto.
A las cuatro de la tarde el marido entró a verla, estaba tirada en una cama sin asistencia médica, ningún control tras el parto y la muerte del bebé, ningún medicamento.
Llegué a las cinco y media de la tarde. Cuando fui a preguntar a una de las matronas empezó a gritar delante de todas las parturientas y sus visitantes, “me la suda que el bebé se haya muerto, me la suda que el bebé se haya muerto”, gritaba mientras su mano casi me rozaba la cara. “Piensan que son mejores que los marroquíes o qué?, que se espere a mañana si quiere un control médico, me la suda que el bebé se haya muerto”... la violencia era tal, que miré al padre del bebé fallecido que estaba a mi lado, abatido, me decía “ves lo que te he dicho, les dije que era un parto de riesgo, que por favor hicieran cesárea o lo que fuese, pero sólo respondían con comentarios racistas, no quisieron tocarla porque es una negra”.
Detrás de mí, algun@s marroquíes aplaudían la violencia de la matrona.
Llamé a un representante de la Delegación de Salud, que abatido, pedía disculpas al padre del bebé y forzó a que asistieran a la mujer. Ella también podría haber muerto si hubiesen esperado al día siguiente.
Así empezó 2014.