Hungría empieza a rechazar a los refugiados que llegan de Serbia
La policía húngara ha comenzado este lunes a impedir la entrada de refugiados a través de su frontera sur con Serbia, donde estaba cerrando el último hueco que quedaba en la valla alambrada que separa ambos países. Según ha comprobado Efe en el lugar de los hechos, cerca de la localidad de Röszke, la policía ha colocado una barrera humana con unos 25 agentes de seguridad que cerraban el paso a los refugiados que van llegando desde el país vecino. Varios soldados y policías a caballo apoyan a la barrera de agentes y un helicóptero sobrevuela la zona. Numerosos camiones militares están en la zona.
Un oficial de la policía magiar, que estaba también en el mismo lugar, ha confirmado que a partir de ahora ya no se permitirá la entrada de ningún refugiado a Hungría. Los agentes han parado a varios grupos de refugiados y los ha enviado de vuelta al lado serbio de la frontera, donde se han retirado hacia una zona boscosa cercana, visiblemente desilusionados y resignados.
Preguntados desde el lado húngaro de la frontera, algunos refugiados han manifestado a Efe que la valla no les parará. “Vamos a seguir la valla hasta encontrar otro hueco”, ha gritado uno de ellos, mientras que otro decía: “Esto no me va a parar. He cruzado mar para llegar hasta aquí”. A continuación se podía ver como cientos de refugiados iban caminando paralelo a la valla, con el aparente objetivo de encontrar una nueva entrada hacia Hungría.
Pocos minutos antes, la policía húngara había comenzado con el cierre del último hueco en la valla alambrada y por donde pasan las vías del tren que unen Serbia y Hungría. El hueco tiene unos 25 metros de ancho y será cerrado con una especie de portón que abrirá solo cuando tenga que pasar un tren.
Hasta las 15.00 hora local (13.00 GMT) habían entrado en Hungría unas 2.000 personas, según datos de la agencia de refugiados de la ONU (Acnur). El centro de recepción de refugiados se encuentra a unos 600 metros de distancia, desde donde los inmigrantes eran transportados hoy en autobuses directamente hasta la frontera austríaca. Los refugiados hacían largas colas para subirse a los vehículos que partían en cuestión de minutos rumbo al noroeste y oeste del país, hacia la frontera con Austria. Allí, habían llegado esta tarde ya unas 9.000 personas al paso fronterizo de Nickelsdorf y otros 10.000 al de Heiligenkreuz, más al sur, según fuentes de la policía austríaca.
Esta noche entra en vigor la nueva ley de inmigración de Hungría, que tipifica como delito el cruce ilegal de sus fronteras y establece penas de hasta cinco años de cárcel por entrar en Hungría de forma ilegal. El primer ministro, Viktor Orbán, anunció que a partir del mismo martes la Policía empezará a detener a quienes entren irregularmente en el país.