Los colectivos vulnerables lo son aún más un año después de la dana
La dana del 29 de octubre de 2024 impactó de manera especialmente dura en las personas que ya antes del desastre se encontraban en situación de vulnerabilidad. A las 230 personas fallecidas y a los graves daños materiales se suman otras consecuencias difíciles de medir: las secuelas psicológicas, la pérdida de redes de apoyo y el agravamiento de la precariedad de quienes ya vivían en los márgenes sociales antes de la emergencia.
Personas migrantes sin papeles, mujeres víctimas de violencia machista, trabajadoras del hogar y de los cuidados, familias monomarentales, personas en riesgo de exclusión social, personas racializadas, minorías religiosas, niños, niñas y adolescentes son algunos de los colectivos que más han sufrido en este último año como consecuencia de una tragedia que impactó sus ya delicadas y frágiles vidas y que las removió para siempre con la misma potencia y poder de destrucción como lo hizo el agua y el barro en aquel fatídico día.
Así lo indica el programa Intervención psicosocial con colectivos vulnerables afectados por la dana en los municipios de Sedaví y Catarroja, impulsado por la ONGD Movimiento por la Paz (MPDL) al que ha tenido acceso elDiario.es. En él se indica que estos colectivos han sufrido “de forma especialmente intensa los efectos de la emergencia climática, agravando situaciones de precariedad ya existentes”.
Desde los días posteriores a la riada, MPDL activó un programa de intervención integral en estos dos municipios, en colaboración con los servicios sociales municipales para “garantizar el acceso a derechos básicos y acompañar los procesos de recuperación de las personas más afectadas”. Un proyecto que cuenta con la financiación de la Fundación La Caixa, la Plataforma del Tercer Sector y el Centro para la Filantropía ante Desastres (CDP).
Recuperación sociolaboral como eje clave
Desde el primer momento, MPDL determinó que la recuperación sociolaboral era fundamental para reconstruir proyectos de vida y para revertir el impacto social, económico y psicológico de la tragedia. Así, durante los meses posteriores se llevaron a cabo formaciones ocupacionales en sectores con alta demanda, como la logística, la hostelería, la limpieza, desinfección e higienización. Ámbitos que, en el contexto postemergencia, han permitido ofrecer vías inmediatas de acceso a ingresos a personas que habían perdido empleo y medios de vida a causa de la dana.
De este modo, añaden: “Las acciones de este eje han permitido que muchas personas afectadas por la dana, especialmente mujeres migrantes y madres solas con menores a cargo, puedan recuperar una autonomía económica básica, un elemento clave para la estabilidad personal y familiar tras una catástrofe de estas características, como primer paso en procesos más amplios de inclusión sociolaboral.”
Atención jurídica y acceso a derechos
Otro punto fundamental ha sido la atención jurídica gratuita, especialmente relevante para personas en situación administrativa irregular o que perdieron su documentación a causa de las inundaciones. Esta intervención ha permitido dar respuesta a situaciones urgentes relacionadas con extranjería, derecho laboral y derecho administrativo, como la pérdida de documentos, despidos irregulares o dificultades para acceder a ayudas públicas.
Además, desde MPDL se están desarrollando talleres jurídicos informativos dirigidos a población migrante, con el objetivo de reforzar el conocimiento de derechos y favorecer la autonomía de las personas participantes.
Sensibilización, justicia ambiental y cohesión social
El programa desarrollado por MPDL incorpora también un eje de sensibilización orientado a implicar a la ciudadanía en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva, poniendo el foco en la relación entre crisis climática, desigualdad social y derechos humanos.
En este marco, MPDL ha organizado eventos públicos y procesos de radio centrados en justicia racial, defensa del medioambiente y feminismo, con una amplia participación de organizaciones sociales, activistas, personal técnico y representantes institucionales. Estas acciones, explican: “Han contribuido a generar espacios de reflexión colectiva sobre la necesidad de respuestas climáticas con enfoque de derechos y justicia social”.
Ayudas económicas de emergencia
Especialmente en los días, semanas y meses posteriores a la dana, pero también más a largo plazo, cuando las ayudas masivas motivadas por la solidaridad de primer impacto se esfumaron con la misma rapidez con la que llegaron, las ayudas para alimentación, higiene y pago del alquiler han resultado fundamentales para las familias más afectadas.
En este marco, MPDL atendió a 42 familias de los municipios damnificados. “Las ayudas destinadas a alimentación e higiene repercuten directamente en la salud y el bienestar de las familias, ya que permiten cubrir necesidades básicas y mantener una dieta adecuada. Por su parte, las ayudas al alquiler aseguran la permanencia en la vivienda, lo que garantiza condiciones básicas como seguridad, protección, intimidad familiar, desarrollo personal, dignidad, salud y el ejercicio efectivo del derecho a una vivienda digna”, explican desde la organización.
Con este proyecto, “Movimiento por la Paz reafirma su compromiso con una respuesta integral, comunitaria y centrada en las personas ante las consecuencias sociales de las emergencias climáticas, subrayando la importancia de que la reconstrucción tras la dana no deje a nadie atrás y tenga en cuenta de manera especial e integral a quienes parten de situaciones de mayor vulnerabilidad”, concluyen.
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