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Los irreductibles chalecos se reoxigenan en El Campello

Encuentro nacional en El Campello de los iaioflautas.

Gerard Sánchez

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Nacieron en la posguerra, se criaron en el franquismo, iniciaron sus luchas sociales cuando salir a la calle a reivindicar cualquier cosa estaba prohibido. Muchos de ellos y ellas contribuyeron a mantener vivo el espíritu de la democracia y a construirla y consolidarla cuando fue posible. Ahora, ya jubilados, lejos de quedarse en sus casas, de dedicarse a viajar o a la vida contemplativa, mantienen su espíritu de reivindicación, de lucha, de fraternidad y solidaridad no solo con las cuestiones que les afectan de manera más directa como pueden ser las pensiones o la sanidad, sino también por muchas otras como la guerra de Gaza o el rearme europeo. Los iaioflautas, hijos de aquel disruptivo 15M de 2011 que cada vez queda más en el olvido, llegaron para quedarse y se dan fuerzas mutuas cada año con su encuentro anual.

En esta ocasión, el lugar elegido fue El Campello, en Alicante. Hasta allí viajaron iaioflautas de Madrid, Catalunya, Murcia o Castelló. Otros, como los de València o Andalucía, por diferentes circunstancias no pudieron acudir en esta ocasión, pero se mantuvieron atentos a los compromisos, retos y propuestas que aquí se debatieron. Algunos tuvieron que viajar unos 500 kilómetros para reencontrarse con sus camaradas, con viejos conocidos que, como nos decía uno de ellos, Juan de la Torre (Castelló, 81 años), les despiertan los más profundos sentimientos: “Cuando llegamos al encuentro cada año es como un mar de sentimientos. Vienes con una emoción interna fuerte, porque quieres mucho a tu gente, porque es más que un amigo, un hermano, es como algo propio, es como tu propia identidad. Además, sabes que te vas a enfrentar a caras nuevas, vas a conocerlas y esto es gratificante, pero al mismo tiempo sabes también que vas a encontrarte con algún vacío. Y es una respuesta natural a nuestra edad y eso te produce también una sensación y un hormigueo de angustia porque no quisieras que nadie te faltara, que nadie fallara y que todos pudieran disfrutar de estos momentos”.

A este respecto Andrés Mora (Murcia, 76 años) añadía: “Cuando venimos a estos encuentros nos sentimos muy bien porque después de tantos años somos como una gran familia. Nos conocemos, nos saludamos, sabemos los problemas de nuestras familias, hijos, para mí es muy emotivo juntarme con viejos amigos. A lo largo del encuentro vamos discutiendo, vamos posicionándonos ante hechos que vienen y analizamos cuál va a ser nuestro futuro. Siempre es agradable compartir con gente que es de tu misma cuerda”, afirmaba.

Por su parte, Francisco Cañete (Sabadell, 81 años): decía: “Nos encontramos aquí en El Campello para hacer una convivencia de tres días que lo venimos haciendo periódicamente. Nuestra ilusión no se acaba y tenemos el propósito de luchar contra problemas como la vivienda, la sanidad, el paro y muchos otros”. Y agregaba: “Yo vengo porque es una satisfacción ver a los compañeros y ver que mantienen la ilusión y que aunque ya tengamos una edad avanzada esta no se nos va. Solo por los ratos y los días que paso aquí con ellos me satisface. Me voy con un vacío porque sé que en la calle encontraré lo de siempre, nadie quiere saber nada. Yo les hablo del rearme a los chavales, pero la gente no te escucha, te dice que tiene prisa y se va. La prisa no escucha a nadie. Tenemos la obligación moral de hacer frente a los problemas porque sino los soluciona el pueblo el gobierno no lo va a solucionar por sí solo”.

Un relevo necesario

Uno de los problemas a los que se enfrentan los iaioflautas es su avanzada edad. Varios de ellos llevan en este movimiento desde su fundación hace 13 años y necesitan que otros vayan sumándose y tomando el relevo, aunque no es fácil. Así, Pilar Gónzález (Madrid, 77 años) afirmaba: “Estoy en los iaioflautas porque creo que aunque seamos mayores tenemos mucha experiencia y muchas cosas que transmitir. Estamos aquí porque nos reunimos para aprender unos de otros, de las cosas que hemos hecho y ver las que tenemos que hacer y cómo las tenemos que hacer. Lo que hacemos es pensando en todo el mundo, para los jóvenes, para los niños... Defendemos los derechos humanos del mundo y lo público, porque queremos que sea lo mejor posible y no se degraden más todavía servicios básicos como la sanidad o la educación”. Sobre ese relevo necesario decía: “Muchas veces tenemos que ir a muchos sitios y los años se van notando. Empezamos siendo casi unos chavales y algunos somos ya muy mayores. Pero los ánimos y las ganas por hacer algo por la sociedad son los que nos mantienen aquí”.

Encuentro nacional de iaioflautas en El Campello.

Por su parte, Andrés Mora lanzaba un mensaje a todo el que lo quiera escuchar: “Creo que deberían sumarse, en primer lugar, porque algunos tenemos ya 80 años o más, incluso tenemos gente de 90 años que sigue activa. Decirle a la gente que nunca puedan mirarte tus hijos o nietos a los ojos y preguntarte y tú qué hiciste? Que te puedan mirar a los ojos y que vean que por lo menos lo intentaste. Tenemos que intentar dejarles a las futuras generaciones una sociedad mejor, más equitativa, más solidaria, más empática y ahí se encierra todo”.

Y Juan de la Torre ponía en valor el carácter diferenciador de este movimiento: “Iaioflautas se diferencia de todos los demás grupos políticos, religiosos, de medio ambiente de lo que sea en que entran todos aquellos que quieren dignificar la vida y que no hay ningún compromiso por encima de ese objetivo. Lo esencial es la honestidad y el compromiso por mejorar nuestra sociedad. En la lucha estamos”.

A pesar de que llegan con cuentagotas, el relevo a veces está ahí. Un ejemplo es Maica (Murcia, 68 años). Ella se incorporó a los iaoflautas cuando se jubiló, hace tres años, y no se arrepiente: “En cuanto me jubilé me incorporé al grupo de iaioflautas de Murcia. Era un grupo muy activo, los veía en concentraciones, manifestaciones, en muchas reivindicaciones sociales y como yo quería seguir siendo una persona activa socialmente, me parecía el grupo indicado para mí”.

“Nosotros y nosotras lo que le decimos a la gente que se nos acerca es que no hace falta estar jubilado. Puedes entra sin estar jubilado y participar de alguna manera. Tenemos algunas personas que no lo están y que participan las tardes o los sábados que tienen libre. No damos carnet de iaioflauta a nadie. No pedimos tampoco la fecha de nacimiento. Igual puede venir una persona de 50 años que de 90”, sentencia.

Otro ejemplo es Isvari Verdasco, de Castelló: “Paso ya los 70 años, pero sigo con el mismo espíritu rebelde y con la misma implicación y compromiso social que he tenido toda mi vida. He estado implicada en defender los derechos de los menos favorecidos o de cualquier cosa que nos afectara a todos, desde muy joven”, asegura. Ella formó parte, en su juventud, de las comunidades por la no violencia del Arca que se establecieron en diferentes partes de Europa. Recuerda que la muerte de Franco le pilló en una de estas convivencias en Francia. 

Encuentro nacional en El Campello de los iaioflautas.

Cuando se estableció en Castelló, hace siete años, buscaba un movimiento que mantuviera el espíritu de lucha social y de rebeldía y lo encontró en los iaioflautas: “Buscaba algo que me alimentara a nivel presencial. Nosotros el grupo del Arca de España somos un grupo, pero somos cada vez menos y más mayores y nos cuesta. Tenemos un encuentro anual, pero no hacemos activismo, aunque antes sí que lo hacíamos. Los iaioflautas tienen esa característica que siguen con ese espíritu de rebeldía, de protesta social y de salir a la calle cuando hace falta con los temas que en ese momento nos preocupan. Ahora mismo, en este momento de nuestras vidas hay tantas cosas para estar en la calle, se tenga la edad que se tenga, que no contemplo no estar ahí”, asegura.

A las personas que quieran sumarse, Isvari les dice: “Para implicarse primero hay que saber su espíritu como es, si tienen ese espíritu rebelde que algunos hemos nacido con él. Sino es así es muy complicado, pero esas personas que las hay que les preocupan todos los temas sociales y no se atreven a salir les diría que empiecen viniendo a nuestros paseos silenciosos de los lunes, acabamos en la plaza del Ayuntamiento y ahí decimos lo que hay que decir. Pueden probar por ahí. Y ver si esto les motiva y sienten que están conectados con nosotros”.

Emociones y retos compartidos

Preguntados por su motivación para acudir a estos encuentros nacionales y con qué se quedan tras ellos, suelen coincidir en que les sirve para mantener y renovar su fuerza, para ver que no están solos y para marcharse más activos y motivados. Así lo expresaba Juan de la Torre: “Estos encuentros son una alimento necesario para entender que estamos vivos, para reforzar nuestro trabajo, a veces ingrato y nuestro compromiso, aunque a veces no se cumpla el objetivo. Pero el primer objetivo es de alguna manera decirlo, hacerlo y manifestarlo y ese sí lo cumplimos siempre aunque el resultado final no siempre sea óptimo”.

En sus reflexiones y en sus palabras se vislumbra cierto pesimismo, acuciado por un estado de la sociedad cada vez más pasivo, al menos en apariencia, y por un mundo donde los derechos penden de un hilo no solo en nuestro país sino en muchos otros. Pese a ello, mantienen la esperanza y se aferran a los pequeños destellos de luz que puedan ver cada día. Así lo destacaba Andrés Mora: “Estoy convencido de que por primera vez en la historia las personas mayores de 60 años nos hemos reunido para defender nuestros intereses y es algo muy importante. Es un movimiento que ha ido creciendo. Ahora está en una fase de impás, pero creo que vamos a sacar la cabeza y vamos a seguir adelante porque somos necesarios”. Y añadía: “Creo que la sociedad está cada vez más deshumanizada, aunque a veces surgen cosas que te hacen creer que hay esperanza, que no todo está perdido. El caso de Palestina han sido unas movilizaciones masivas de gente que está comprometida, que siente que tiene que hacer algo por Palestina porque se lo pide su corazón y su alma, eso a mi me da muchas ganas de seguir, me da alas para volar y pensar que no todo está perdido y que hay que tener esperanza”.

Encuentro nacional en El Campello de los iaioflautas.

Mientras tanto, Isvari Verdasco agregaba: “Se me quedan muchas cosas de este encuentro, en los grupos de trabajo hemos trabajado temas muy profundos y con mucho compromiso. Gente que tal vez estaba menos activada en sus lugares se ha sentido arropada y se van a activar más para llevar a sus grupos muchas actividades e iniciativas. Me voy llena, plena, más activa de lo que vine porque se han tratado cosas con las que me siento implicada. Me voy con ilusión y con trabajo por hacer”.

Un mensaje para los más jóvenes

Los iaioflautas luchan por el hoy, pero sobre todo por el mañana. Así, quieren dirigirse a los jóvenes y confrontar también ciertos discursos interesados que desde algunos ámbitos tratan de generar un ambiente de disputa inexistente entre generaciones: “No hay una batalla generacional real, creo que es un invento de los poderes económicos que siempre ponen en lucha a los pobres contra los más pobres, a los autónomos contra los asalariados, y ahora intenta poner en lucha a los jóvenes contra los mayores. A los jóvenes les diría, somos vuestros abuelos, os hacemos la comida, os cuidamos, os recogemos del colegio, os mimamos. No os vamos a engañar. Si nos queréis y confiáis en nosotros como en tantas otras cosas de vuestra vida confiad en que en lo que reivindicamos también tenemos razón”, decía emocionada Maica y añadía: “La gente está acostumbrada toda la vida a tener determinadas prestaciones sociales y piensan que eso para siempre y que está todo conseguido, pero es muy fácil perderlas. Hay que seguir en el día a día, en la lucha de los derechos sociales y por la justicia social”.

Por su parte, Andrés Mora indicaba: “Hay unos intereses muy grandes de hacerse con el pastel, con el trozo de tarta de las pensiones, como se quieren hacerse con el trozo de tarta de la sanidad o de la enseñanza. Son tres cuestiones con las que se quieren hacer el gran capital y las grandes entidades financieras. La mejor manera para conseguirlo es enfrentarnos intergeneracionalmente, los jóvenes para que piensen que nos están pagando las pensiones, que es cierto, pero es que tenemos un sistema solidario y de reparto, porque yo le pagué las pensiones a sus padres o a sus abuelos. Y a ellos se las pagarán mis nietos. Eso lo tienen que entender y les diría que no caigan en la trampa porque al final todos vamos empujando en la misma dirección, porque alguien ya decía que el mayor éxito del capitalismo es cuando consigue que un trabajador piense que el origen de todos sus males es otro trabajador, ahí estamos totalmente perdidos. Tenemos que ser inteligentes, tener la cabeza sobre los hombres y pensar en lo que está pasando realmente por detrás. Nos quieren manipular, gente joven, os están manipulando, los viejos sabemos mucho de eso. No os dejéis manipular”, afirmaba con vehemencia.

Finalmente, Pilar González les decía a las nuevas generaciones: “Les diría que tienen que luchar, que no regalan nada. No nos han regalado nada. Y les pediría que luchen en la universidad, donde haga falta. No piensen solamente en salir por ahí, está muy bien divertirse, pero la vida es más que eso. Tienen que luchar para que lo público sea lo mejor posible, no me cansaré de decirlo jamás. No puede ser que tengamos que esperar un año para una cita médica. Que cuando vas al médico es porque estás malo y no vas a perder el tiempo. Hay gente joven muy buena y muy activa, pero también hay otros que están como despistados, vamos a decir, y entonces les digo que tienen que luchar porque no nos han regalado a ninguno nada en la vida”.

Tras tres intensos días de convivencia, de compartir opiniones, experiencias y objetivos, los iaoflautas se marchaban de El Campello con fuerzas renovadas y con compromisos adquiridos como los de organizar una acción conjunta cada tres meses u organizar una perfomance en primavera en Valencia para reivindicar que los recursos públicos, que tanto se necesitan por ejemplo en las poblaciones más afectadas por la dana, son limitados y pueden verse reducidos aún más si se aumentan el dinero destinado a otras partidas como el rearme. 

Al final, nos quedamos con una reflexión que nos decía uno de ellos poco antes de nuestra partida: “Cada chaleco amarillo es como una luz que alumbrará a otras luces que surgirán”.

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