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Estos son algunos de los testigos de las muertes de Ceuta que la justicia no ha escuchado

Gabriela Sánchez

Hervé ha mantenido silencio durante casi cuatro años. Aunque no podía quitársela de la cabeza, evitaba mencionar aquella mañana del 6 de febrero de 2014, pero hoy ha decidido dar un paso adelante: “Quiero hablar de esta historia porque todavía veo los cuerpos ahogados tumbados en la playa”, admite entre lágrimas contenidas. “Si lo hago, es por ellos. No es por mí”. Por las 14 personas fallecidas entre pelotas de goma y botes de humo lanzadas por la Guardia Civil en las aguas fronterizas del Tarajal.

También le empuja la incomprensión ante el reciente archivo de la causa que investigaba la muerte de sus amigos. “He estado perturbado porque no entiendo cómo una historia tan importante, que nos afecta tanto, puede ser tan despreciada”, sostiene Hervé en un nuevo testimonio recogido por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que ha registrado recientemente el recurso al carpetazo del caso, cerrado sin que hayan comparecido aún testigos de los hechos.

El juzgado encargado de la investigación ha dado una vez más carpetazo la causa sin escuchar a quienes vieron y sufrieron lo ocurrido. La voz de supervivientes como Hervé; o como Iker, Charles o Aiman (nombres ficticios), que dieron la alerta de los sucedido hace cuatro años, no han formado parte de la investigación.

Este último testimonio sigue la misma línea de los que permitieron desmontar buena parte de las primeras versiones oficiales sobre la actuación de la Guardia Civil. Los agentes españoles utilizaron pelotas de goma y botes de humo hacia el agua para evitar su entrada y, aseguran, esa fue la causa de la muerte de sus compañeros.

El relato de Hervé

“Salimos aquella mañana alrededor de las cinco, para intentar pasar a Europa vía Ceuta y, cuando ya se veía el agua, había dos agentes de la Guardia Civil de España. Uno en el mirador y otro que patrullaba en la parte baja”, describe Hervé, quien ahora ya vive en España.

Recuerda la angustia desatada en el agua tras el lanzamiento de botes de humo por parte de los agentes españoles. “Cuando llegamos, nos lanzamos al agua, y el agente que estaba abajo comenzó a lanzar gas lacrimógeno. Comenzó a hacer espuma en el agua y ahogó a muchos de mis acompañantes”, detalla el superviviente. “Este (guardia civil) disparó a bocajarro a los que estaban en el agua”.

Tras intentarlo “más de 50 veces”, Hervé logró llegar a España en patera en abril de 2015. Por aquel entonces, Iker (nombre ficticio) otro de los supervivientes, ya se había asentado en Alemania, después de alcanzar las costas andaluzas años después.

El testimonio recogido entonces con eldiario.es, coincide con las palabras de Hervé: “No fue el agua. Fue el gas lo que mató a muchos de mis compañeros”, aseguraba Iker en una entrevista con eldiario.es. El joven, también camerunés, describía los efectos que él mismo sintió en su propia piel.

“Estaba aturdido en las rocas, cuando los agentes marroquíes me rescataron. Me llevaron a la orilla marroquí, me pusieron una botella en la cabeza y vomité. Lo que vomité era espuma. No era el agua. Era el gas. Ese que mató a mucho de mis amigos”, indicó.

Como habían indicado ya decenas de supervivientes, Hervé asegura que la Guardia Civil lanzaba el material antidisturbios “hacia” las personas que trataban de nadar hacia el lado español. “Estábamos en el agua y el policía [guardia civil] estaba a un metro y medio de altura por encima nuestro. De manera que nos veía bien y disparaba a bocajarro”, continúa Hervé, cuatro años después. “No disparaban al azar, disparaban a nuestros flotadores”, señalaba hace cuatro años Iker.

Sus peticiones de auxilio fueron ignoradas, relata. “Gritábamos desde el agua, gritábamos por socorro, y entonces la guardia civil se acercaba. Y pensamos: 'Está bien, vienen a salvarnos'. Pero me di cuenta que desde la embarcación estaban golpeando a los que estaban más cerca”, asegura el joven camerunés.

Esta información no ha sido confirmada, pero son varios los supervivientes de la tragedia que han mencionado golpes de los agentes españoles desde la patrullera de la Guardia Civil ubicada entre aguas españolas y marroquíes. El Instituto Armado lo niega y asegura que el uso de material antidisturbios fue en todo momento “con un objetivo disuasorio”.

La falta de auxilio que aún hoy recuerda Hervé con frustración c oincide con las imágenes oficiales y la versión de la Guardia Civil. En un informe del Instituto Armado registrado en el juzgado de instrucción número 6 de Ceuta, los agentes implicados en la actuación policial reconocían que no realizaron labores de socorro hasta que “ya casi no quedaban inmigrantes en el agua”. Los vídeos aportados por Interior lo confirmaba.

“Nos dimos cuenta de que había cinco muertos, cinco cuerpos que flotaban en el agua”, desarrolla el testigo. “Mis compañeros que sabían nadar bien entraron a recoger los cuerpos y los tendieron en la playa”. A su llegada a la orilla, se dieron cuenta de que el número de desaparecidos era mayor.

“Sucedió de noche y no sabíamos quién era quién hasta la mañana siguiente. Es cuando intentamos hacer balance y nos dimos cuenta de que más personas habían desaparecido. Seguramente el agua les debió llevar muy lejos”, señala.

En memoria de las vidas que se secaron en las aguas fronterizas, Hervé ha decidido contar su versión de los hechos frente a una cámara. Sin tapar su rostro, sin ocultar su verdadero nombre. A pesar de los riesgos derivados de su situación como solicitante de protección internacional, cuya petición aún se encuentra de la respuesta gubernamental, el joven camerunés relata con valentía el traumático episodio.

“Por ahora me siento un poco mejor al testificar, es como si fuese un homenaje para ellos lo que estoy haciendo porque pienso que con la justicia tal vez pueda reparar a los padres. Porque las familias esperan algo, una carta de misericordia, una carta pidiendo perdón”, insiste el joven.

Dos testigos en Alemania, ignorados por la jueza

El último carpetazo de las muertes del Tarajal ha llegado sin finalizar las actuaciones solicitadas por la acusación popular. Una de ellas era, precisamente, la declaración de los supervivientes de la tragedia. Dos de ellos habían sido localizados por la asociación Observatori DESC y estaban dispuestos a declarar pero la magistrado ha descartado su comparecencia. Una de las razones aportadas ha sido su “situación irregular” en Alemania, el país en el que residen. Este trápite podría efectuarse a través de videoconferencia, recuerda las ONG.

Desde CEAR consideran que la decisión del archivo “cierra en falso el procedimiento, negando la posibilidad de nuevas pruebas y testimonios”. En la misma línea, Patricia Fernández, abogada de coordinadora de Barrios, considera que los argumentos de la magistrada “no están sujetos a derecho”.

“Lo que te da derecho a ser testigo es haber visto u oído algo, no tu situación administrativa”, sostiene Fernández. “Se puede hacer por vídeoconferencia, pero también se puede emitir un visado para que viaje a España... En España hay muchas causas en las que declaran, como testigos o víctimas, personas en situación irregular”.

Hervé, además de hablar por las víctimas, también lo hace en nombre sus familias. “Yo creo que esto es para los padres que perdieron a sus hijos en esa playa. Creo que esperan una carta de perdón por parte de España, porque a sus hijos ya los perdieron. Unas palabras pueden consolarles. Y lo que quiero es que se haga justicia a nivel policial”, añade el joven camerunés, de 26 años.

“Simplemente eso”, concluye. “Que se haga justicia, ¿Qué más puedo hacer yo?”, se pregunta resignado. “Ellos ya están muertos”.

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