El Open Arms recibe la orden de abandonar aguas tunecinas y no podrá asistir al petrolero bloqueado con 40 migrantes
El barco de la ONG española Open Arms, que había recibido hace unas horas la autorización para fondear en aguas tunecinas, deberá abandonarlas y no podrá asistir al “Sarost 5”, bloqueado desde hace dos semanas con 40 migrantes a bordo.
“Nuestra presencia les intimida. Nos están mareando. Primero los guardacostas nos dan permiso y ahora el control del puerto nos ordena abandonar las 12 millas (delimitación de aguas territoriales)”, aseguró a Efe su presidente, Oscar Camps, que dijo que quiere evitar una confrontación con las autoridades que podrían inmovilizar el barco.
“Si el Gobierno tunecino ha abandonado durante estas dos semanas a su capitán, su conciudadano, cuyo único error es respetar el derecho internacional marítimo, ¿qué es lo que hará con las otras personas?”, se preguntó Camps.
Según una fuente local, esta decisión responde a la evacuación “inminente” del “Sarost 5”, ya que “después del anuncio oficial del primer ministro (del pasado sábado) no pueden echarse atrás”.
Open Arms, que llegó esta madrugada frente a la costa de Zarzis (sur), se encontraba a menos de 3 millas de distancia del buque petrolero a la espera de poder intervenir ya que dispone de ecógrafos para atender a las dos mujeres embarazadas, de dos y cinco meses, cuya evacuación ha sido denegada en varias ocasiones por las autoridades tunecinas.
El barco llegó el pasado viernes por la noche a aguas tunecinas, a apenas 3 millas del “Sarost 5”, pero tuvo que regresar horas más tarde a Malta para la evacuación urgente de uno de sus socorristas.
La organización declaró que su objetivo era asegurarse de las condiciones de acogida de un puerto que considera “no seguro” y ofrecer asistencia médica en cooperación con la Media Luna Roja.
Pese al anuncio del gobierno el pasado sábado de acoger a los migrantes, la tripulación tunecina aseguró a Efe no haber recibido ninguna comunicación por parte de las autoridades y continúa a la espera para atracar.
El pasado 14 de julio, la plataforma marítima petrolera Miskar, de la compañía British Gaz, localizó en aguas internacionales una embarcación averiada a la deriva tras partir de la costa libia para tratar de cruzar el Mediterráneo.
El buque de aprovisionamiento se hizo cargo del rescate y partió hacia Sfax -a 75 millas- siguiendo las órdenes de las autoridades tunecinas pero una vez llegado a puerto fue remitido a Zarzis- a 76 millas de distancia- y finalmente rechazado a la espera de “indicaciones”.
Los rescatados tienen entre 17 y 36 años, entre los que se encuentran dos mujeres embarazadas, y son originarios de Egipto, Bangladesh, Camerún, Senegal, Guinea, Costa de Marfil, Sierra Leona y Ambazonia (región independentista de Camerún).
Según varias ONG locales, que lanzaron un llamamiento para que el gobierno acogiera el barco, Túnez teme convertirse en “puerto seguro”, lo que sentaría un precedente y podría consolidar la iniciativa europea de crear “plataformas regionales de desembarco” fuera del territorio comunitario para clasificar a los migrantes.