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Villar Mir, en sus horas más bajas por los problemas financieros de OHL y su rosario de imputaciones

Juan Miguel Villar Mir.

Antonio M. Vélez

La nueva investigación judicial al mayor accionista de OHL y del Grupo Villar Mir, el exministro Juan Miguel Villar Mir, en el marco de la Operación Lezo, añade picante al rosario de problemas legales relacionados con la corrupción (en particular, la del PP) que acumula en los últimos años el octogenario empresario, nombrado por su buen amigo el rey emérito Juan Carlos I marqués de Villar Mir en febrero de 2011.

Reimputado recientemente en la presunta financiación ilegal del PP que investiga la Audiencia Nacional, investigado por el presunto amaño en la adjudicación de las obras del Hospital de Son Espases (Palma de Mallorca) y ahora, en la lista de 60 implicados en la trama corrupta del expresidente madrileño Ignacio González, los sucesivos problemas de Villar Mir con la justicia se suman a los de su yerno Javier López Madrid, el compi yogui de los reyes de España condenado por las tarjetas ‘black’ de Caja Madrid (también imputado en Lezo) y a los de la propia OHL, firma que, según el cabecilla de la red Gürtel Francisco Correa, pagaba comisiones del 3% al PP a través de su tesorero Luis Bárcenas para hacerse con adjudicaciones de la obra pública del Gobierno de José María Aznar, y que ahora vuelve a aparecer en una causa de presunta financiación irregular de este partido.

Este nuevo frente judicial está relacionado con una supuesta comisión de 1,4 millones de euros que OHL habría pagado a Ignacio González a cambio de la adjudicación del tren de Nalvacarnero, una obra fallida por la que la constructora aspira ahora a cobrar una compensación millonaria para recuperar lo invertido en la infraestructura, más una indemnización por daños y perjuicios.

La ensalada judicial de Villar Mir corre paralela a la mala situación de su buque insignia, OHL, cuyas oficinas fueron registradas la semana pasada por la Guardia Civil en busca de pruebas de la supuesta financiación ilegal del PP.

Son las horas más bajas para el empresario, el consejero más veterano del Ibex 35 (en septiembre cumplió 85 años), un magnate que empezó a forjar su imperio empresarial en los años 80, tras una larga carrera en los despachos del poder político del franquismo que culminó cuando, tres semanas después de la muerte del dictador Francisco Franco, el 12 de diciembre de 1975, Carlos Arias Navarro le nombró vicepresidente económico y ministro de Hacienda en el primer Gobierno de la Monarquía, un cargo en el que estuvo apenas seis meses.

Doctor ingeniero de caminos por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid (fue el número 1 en su promoción) y con dos cátedras universitarias nada más licenciarse, tras más de 20 años en la Administración pública, Villar Mir se especializó durante los 80 y 90, ya como próspero empresario inmobiliario, en comprar empresas a precio de saldo y reflotarlas, muchas veces con ayuda del Estado: de Obrascón (emblemática constructora adquirida en 1987 por una peseta) a Fertiberia (entonces perteneciente a Ercros, que presidía por Josep Piqué) o Huarte (en 1996), operaciones que le permitieron forjar una de las seis mayores constructoras españolas.

En 2012, el empresario se las prometía muy felices tras comprar, entre otros activos, el 15% de Abertis, la mayor concesionaria de autopistas de España, convertirse en primer accionista de Colonial (una de las grandes inmobiliarias españolas), irrumpir en el capital del Banco Santander o adquirir el complejo de Canalejas, en Madrid. Pero ha visto cómo a partir de 2013 (cuando tuvo que declarar ante en la Audiencia Nacional tras aparecer como donante de la caja B del PP en los papeles de Bárcenas) el valor bursátil de OHL se evaporaba.

Si en 2015 la familia Villar Mir tuvo serios problemas para cubrir una ampliación de capital de 1.000 millones de euros sin perder el control de la constructora, después llegaron los problemas del consorcio del AVE a La Meca, la mayor obra española en el exterior, del que forma parte OHL, y otro escándalo de corrupción en la filial mexicana de la constructora.

Fuera del Ibex

En junio pasado, OHL fue expulsada del principal indicador bursátil español por el desplome de su valor en bolsa y unas semanas después, Villar Mir abandonaba la presidencia no ejecutiva del grupo en favor de su hijo mayor, Juan Villar-Mir, de forma simultánea a la dimisión de su hasta entonces consejero delegado, el exministro popular Josep Piqué.

Con la calificación de deuda de OHL al borde del bono basura, el sustituto de Piqué, Tomás García Madrid, ha prometido un exigente plan de desinversiones para tranquilizar a las agencias de rating y frenar el desplome bursátil de la compañía, cuya capitalización cayó el año pasado por debajo de los 800 millones de euros por primera vez en muchos años.

Hace unas semanas, OHL anunció un nuevo plan de venta de activos por valor de 700 millones para recortar su endeudamiento, que cerró 2016 cerca de los 3.000 millones. Entre otros activos, el plan de adelgazamiento incluye desprenderse del 2,5% que le queda a OHL en Abertis y el 17,5% del complejo madrileño de Canalejas; el complejo turístico de Mayakoba en México, la filial checa ZPSV y la mayoría de sus concesiones. En lo que va de año, la cotización de OHL ha recuperado un 25% de su valor.

En paralelo a la complicada situación de OHL y a sus variadas citas con los tribunales de justicia, Villar Mir ha iniciado una progresiva retirada que inició en junio pasado y que continuó en diciembre, cuando dimitió como consejero de la inmobiliaria Colonial, y en enero de este año, cuando hizo lo propio en Abertis, tras la salida de OHL del capital de ambas empresas.

El marqués y empresario se mantiene no obstante como vocal de Banco Santander, que le nombró consejero el 7 de mayo de 2013, unos días después de la primera imputación del marqués de Villar Mir por las presuntas donaciones ilegales a la caja B del PP. El banco, que preside Ana Botín la única cotizada en la que permanece, le reeligió como consejero por otros tres años en la junta de accionistas de marzo de 2015. De los vocales cuyos cargos se renovaban, Villar Mir fue el que menos apoyos concitó entre los socios del banco (votó en contra el 8,2% del capital). Su mandato (renovable por otros tres años) acaba en 2018.

Fuera del ámbito empresarial, Villar Mir, un consumado coleccionista de arte con profundas creencias religiosas (“Lo más importante en la vida tiene que ser Dios. Luego, la familia y, después, el trabajo”, declaraba en una entrevista a la web Religión en Libertad), preside la fundación que lleva su nombre, creada en 2007 para “la promoción o fomento de cualquier tipo de manifestación artística o científica y la formación, con objeto de favorecer la mejora de la calidad de vida de la sociedad española”.

La entidad, radicada en la Torre Espacio del Grupo Villar Mir en el Paseo de la Castellana de Madrid, recibió en 2014 un total de 2.793.540,71 euros del Grupo Villar Mir, Ferroatlántica, Fertiberia y Grupo OHL. El secretario de la fundación es Julio Iglesias de Ussel, que fue secretario de Estado con el PP de José María Aznar, según sus cuentas, que sólo son accesibles previa petición al Registro de Fundaciones del Ministerio de Justicia.

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