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Claves para desmontar los cinco mitos del reciclaje más habituales

Una mujer reciclando en su casa.

Azahara García

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En 2018, la consultora Gartner vaticinó que en 2022 la mayoría de países occidentales consumirían más información falsa que real. Los bulos y las llamadas fake news han pasado a formar parte de la vida cotidiana y, según datos de Trust Project, un informe impulsado por varios medios de comunicación, el 54% de los españoles considera que no sabe diferenciar las noticias falsas. Algunas de ellas, además, se han convertido en bulos recurrentes que se repiten sistemáticamente y por eso, en esta ocasión queremos buscar las falsas creencias más habituales sobre el reciclaje y desmontarlas de una vez por todas. 

Se mezcla todo en el mismo camión 

Todos los que defienden este bulo conocen al amigo de un amigo que ha visto con sus propios ojos como varios contenedores se mezclaban en el mismo camión de recogida. Aunque quizás el amigo de ese amigo no sabe es que, aunque existen vehículos de recogida especializados en grupos de residuos, también hay otros que cuentan con un sistema de bicompartimentado que hace posible la recolección de diferentes fracciones de residuos sin que se mezclen. 

Y para bulistas reticentes, no, los residuos tampoco se mezclan en las plantas de selección. En España existen casi un centenar de plantas que se encargan de seleccionar y clasificar los envases por el tipo de material procedente del contenedor amarillo, diferenciando por ejemplo entre los distintos tipos de plástico existentes, los envases de aluminio o aceros y los briks. Cada componente se selecciona de manera diferente como explica Ana Esteve, de la planta de envases de Ulea (Murcia): “Para el acero hay separadores magnéticos, separadores de inducción para el aluminio y separadores ópticos para los plásticos”. Y para aquellos que si no lo creen no lo ven, David Eslava, director de Eslava Plásticos, tiene un mensaje: “A esos yo les diría que vengan a ver la planta de reciclado. Las empresas de reciclado de plástico se pueden ver, se pueden visitar, se pueden tocar y llevan 40 años trabajando”.

Solo yo reciclo 

En realidad las estadísticas no paran de desmentir este bulo ya que, año tras año, recogen el aumento de los hábitos de reciclaje, en 2015 había un 72,5% de personas que afirmaban reciclar a diario. Hoy en día, según el estudio Hábitos de la Población Española ante el reciclaje, llevado a cabo por el Instituto Catchment para Ecoembes, nada menos que cuatro de cada cinco ciudadanos, esto es el 82,9% de los encuestados, aseguran tener con tres espacios, de media, en casa para reciclar, destinando uno de ellos para los envases del contenedor amarillo 

No reciclo porque ya pago impuestos para que otros lo hagan por mí

“Para eso está la tasa de basuras”, sentencia Tomás Garmendia, empleado de banca de 57 años. Sin embargo, este impuesto municipal al que se refiere este vecino de Alcobendas y que, normalmente, pagan los propietarios de una vivienda, está destinado a la recogida de basuras normales, la del contenedor gris que no se recicla. En el caso de los contenedores amarillos —destinado a envases plásticos, metálicos y briks—, o azules —papel y cartón—, el coste de su recogida, traslado y tratamiento para convertirse en nuevos productos es asumido por las empresas que ponen esos envases en el mercado, que hacen frente a estos costes a través del pago del Punto Verde.

No tengo espacio para reciclar 

Para Paula Benítez, diseñadora gráfica de 31 años, la excusa para no reciclar se la proporciona su vivienda de escasos 35 metros. “Si pongo tres cubos, tengo que sacar al gato de casa, no tengo sitio para todo”, explica antes de puntualizar que en algunos casos sí que recicla: “Por ejemplo, cuando hacemos una cena en casa y hay varias botellas o cuando recibo paquetes grandes, eso sí lo llevo al contenedor específico”. Lo cierto es que hoy en día las estrategias para optimizar espacio en lugares pequeños son casi infinitas, desde cubos apilables al tan habitual truco de colgar las bolsas de las manillas de las puertas.

Hay que lavar los envases y los envases pequeños no se reciclan

Esta es otra falsa creencia muy habitual porque lo cierto es que los envases ya pasan por un proceso de lavado industrial, mucho más eficaz del que se puede llevar a cabo en casa. Así que no es necesario que, por ejemplo, se lave el yogur tras consumirlo y antes de depositarlo en el contenedor amarillo y evitando este paso también se contribuye al necesario ahorro de agua. Y efectivamente, el tamaño tampoco es importante en los procesos de reciclaje, los envases pequeños también se reciclan. 

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