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El SMI manda

Francisco Capilla

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No, no han bailado las consonantes en el título de este artículo. No es el Fondo Monetario Internacional, es el Salario Mínimo Interprofesional. Esta cifra, fijada anualmente por el Gobierno y que antes de la crisis era residual, se está convirtiendo, gracias a la devaluación de los salarios inducida por la reforma laboral, en un referente de nuestro mercado laboral.

En estos días en los que la reforma laboral ha cumplido su tercer aniversario, al reguero de victimas incruentas que está dejando a su paso en términos de destrucción de empleo, de recorte de derechos, de despidos más baratos, o de degradación hasta la náusea de las condiciones laborales, surgen dos protagonistas que, a la chita callando, están ganando terreno en el territorio de la negociación colectiva en nuestra Comunidad, en la que los convenios sectoriales actúan como un dique de contención. Hablo de los convenios de empresa y del salario mínimo.

Como las setas tras la lluvia, han surgido en el DOE, numerosos convenios de pequeñas empresas con un contenido muy similar y que, junto a una redacción que en muchos casos resulta increíble que pase el control de legalidad, se acompañan y, ahí está el quid de la cuestión, de una tabla salarial inmisericorde.

Se trata de algo tan sencillo y al que la reforma laboral invitaba de forma descarada, como una sustancial rebaja de salarios. El mecanismo es fácil: Los mismos empresarios que no podían ver en pintura las elecciones sindicales, se las plantean a sus trabajadores, sin sindicatos presentes, por supuesto, ya se encargan ellos de formar una candidatura ad hoc sin siglas. Se nombra un delegado o delegada de personal cuyo única función , pocas semanas después es suscribir un convenio de empresa propio, que dé al traste con el sectorial, provincial o nacional, que venía aplicándose, y que supone un recorte notable tanto de derechos laborales, como de beneficios sociales, como , evidentemente, de salarios.

Esto está pasando desde hace dos años de forma cotidiana en Extremadura en los sectores de la hostelería, la limpieza y la atención a la dependencia, provocando un auténtico dumping entre empresas del mismo sector que entienden la competitividad exclusivamente como un menor coste laboral.

Les pongo un ejemplo sustancioso y que, repito, pueden comprobar con el DOE en la mano. Una residencia de personas mayores de un pueblo de Badajoz que hasta antes de ayer regía sus relaciones laborales por el VI Convenio Marco estatal de servicios de atención a personas dependientes y desarrollo de la promoción de la autonomía personal. Según este convenio, un trabajador o trabajadora con la categoría de gerocultor tenía 1.792 horas de trabajo efectivo al año y un salario base de 959,27 euros mensuales, amén de otros pluses y complementos. El nuevo convenio de empresa de esta residencia establece 1.826 horas anuales y un salario base de 646 euros para la misma categoría. Más horas de trabajo y un tercio menos sueldo,ese es el resumen.

Apenas 70 céntimos más que el Salario Mínimo Interprofesional para 2014: 645,30 euros. Abruma tanto dispendio y, pásmense, es el mismo salario de 646 euros para diez categorías de personal, desde el cocinero, pasando por el limpiador, el auxiliar de clínica, incluso el personal no cualificado. Todos en el mismo nivel retributivo. Todo un refrendo de la valorización de la profesionalidad y la cualificación.

También en esta semana nos llegaba una trabajadora al sindicato preguntando cual era el convenio SMI, ya que en su contrato como es preceptivo se indicaba que el convenio colectivo a aplicar era ese SMI y no sabía que quería decir. Algunas empresas no tienen ya ni el más mínimo respeto a la legalidad, ni al pudor, y confunden intencionadamente el convenio colectivo con el salario mínimo que, para ellas, es máximo. Antes de la crisis el referente salarial eran los mil euros, ahora lo son los 648,30 euros del salario mínimo.

Otro ejemplo de otro convenio de empresa de una supuesta autoescuela que incluye un artículo denominado polivalencia funcional y plena ocupación: “a un mismo trabajador se le puede tener encomendadas funciones propias de diferentes grupos profesionales, equiparándose, en este caso al trabajador, con un grupo profesional, en virtud delas funciones que desempeñe durante más tiempo, con la finalidad de conseguir la plena ocupación de la jornada laboral”. O sea que un profesor de autoescuela con un salario base de 654,30 euros mensuales, si le sobra tiempo tiene que hacer de comercial, administrativo, organizador de eventos, o lo que salga.

Lo que para algunos es un modelo de eficacia y competitividad, para mí es un ejemplo de retroceso, de deriva hacia la explotación y hacia una pobreza inducida. Una carrera hacia la marroquinización.

Resulta paradójico que se publicite y se saque pecho por campañas de inspectores de trabajo contra la economía sumergida y el empleo irregular, cuando es la propia reforma laboral la que está favoreciendo el incremento de este tipo de fraude, de contratos a tiempo parcial ficticios, de horas extras no pagadas, de pagos en negro para ahorras costes de seguridad social. Son los mismos que han impuesto la ley de la selva los que ahora quieren combatirla.

Es éste el nuevo modelo productivo que venden sin sonrojo nuestro gobernantes?Son éstas las ventajas del emprendimiento salvaje? No teníamos bastante con los contratos basura que ahora nos imponen los salarios basura? Así se va a sustentar la seguridad social? Esto es ir “palante”?

 

Secretario General de UGT Extremadura.

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