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Álava ve un “bochorno” los incumplimientos en el concierto de La Polla pero asume que no paró el segundo

Ramiro González, diputado general de Álava

Alazne Aldayturriaga

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El concierto de La Polla Records el pasado viernes en el recinto público Fernando Buesa Arena de Vitoria, en plena subida de contagios y con registros históricos —el jueves se detectaron 2.597 positivos, superado solamente por la cifra de este martes, con 2.711 casos—, resultó ser un altavoz para los antivacunas, que subieron al escenario a leer un comunicado. Frente a él hubo espectadores que no mantuvieron la distancia de seguridad y tampoco se colocaron las mascarillas. El diputado general de Álava, Ramiro González (PNV), se ha mostrado “avergonzado” ante lo sucedido en el evento, que se trasladó al pabellón del Baskonia desde su ubicación inicial, el Iradier Arena, por cuestiones de aforo. Ha señalado, además, que hubo “responsables políticos” a los que no ha mencionado que acudieron al concierto y “en vez de denunciar los hechos hicieron publicidad”.

“Estoy absolutamente avergonzado con lo ocurrido. Lo condeno de la forma más rotunda. Es una absoluta falta de responsabilidad el comportamiento de tantas y tantas personas que acudieron al concierto, no de todas, pero sí de muchas y del propio grupo. Es motivo de vergüenza para todos”, ha apuntado González. El recinto, a pesar de que es de la Diputación, lo gestiona el Baskonia, también en este caso, según ha informado el diputado general. “La participación de la Diputación en estas actividades se circunscribe a un patrocinio que se está dando durante la pandemia para intentar mantener las actividades culturales”, ha indicado. Sin embargo, ha asegurado que se analizará el contrato del patrocinio para ver si se han cumplido las condiciones establecidas y que ya han trasladado su rechazo por lo ocurrido a la empresa promotora del concierto. “Mi condena, mi bochorno. Me siento absolutamente avergonzado de que esto haya ocurrido en nuestro territorio. No debe volver a ocurrir”, ha zanjado.

Para acceder al evento celebrado el viernes, la Diputación ha podido confirmar que se exigió presentar el pasaporte COVID, que es desde el pasado 15 de diciembre obligatorio en todas las actividades de ocio —salvo en las que son al aire libre—, también en las salas de conciertos o “multiusos” cerradas, como el Fernando Buesa Arena. Una vez dentro, no obstante, “es difícil controlar lo que hacen”. En la pista, la zona más cercana al escenario, no hubo distancia entre los asistentes y tampoco se colocaron la mascarilla correctamente en muchos momentos. Además, el propio cantante del grupo, Evaristo Páramos, sacó una pancarta casera en la que aparecía tachado el logo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). También dio voz al movimiento antivacunas y antipasaporte invitando a la plataforma Bizitza al escenario. “El pasaporte sanitario es una excusa para controlarnos, someternos, aislarnos, humillarnos, infectarnos y matarnos. Este pasaporte es el pasaporte de la vergüenza, un pasaporte que nos separa. Este pasaporte viola los derechos fundamentales. Alcemos nuestras voces y digamos basta ya a la dictadura y sí a la vida, sí a la libertad”, señalaron dos representantes. Ante el alegato, parte del público respondió con abucheos.

Tras los sucesos del viernes, el sábado el recinto volvió a acoger al grupo para un segundo concierto. Preguntado por si la Diputación valoró cancelarlo en vistas del incumplimiento de medidas y el alegato antivacunas, González ha respondido que no fueron conscientes de “la gravedad de lo ocurrido” hasta que los medios de comunicación se hicieron eco de ello, “y no fue el mismo sábado”. Sin embargo, elDiario.es/Euskadi publicó la noticia el sábado por la mañana.

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