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Las autoridades tardaron cinco días en hallar el foco de un vertido que mató 300 peces y contaminó el Egileor en Álava

Responsables de URA (Agencia Vasca del Agua), en un acto este viernes

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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Un vertido de productos químicos almacenados sin las debidas medidas de seguridad en las antiguas instalaciones de la conocida quesería Aldanondo del municipio alavés de Salvatierra-Agurain, que fue devorada por un incendio en 2018, ha matado en fechas recientes en el río Egileor, afluente del Zadorra y de los embalses que abastecen a Vitoria y a Bilbao a 155 bermejuelas, 58 lochas de río, 30 loinas, 30 gobios y 24 ezkailus (piscardos). El suceso se produjo el 21 de enero, domingo, a mediodía, y la voz de alerta la dio un colectivo ecologista, Zadorra Bizirik. Pero ese primer día solamente pasó por la zona una patrulla de la Ertzaintza y ya de noche, cerca de las 22.00 horas, sin apreciar ninguna anomalía. La Agencia Vasca del Agua (URA) no se personó hasta el lunes a las 10.00 horas. Además, no fue hasta el 25 de enero cuando se detectó como foco unos bidones con los restos de las sustancias tóxicas derramadas y que, presumiblemente, cayeron a la red de pluviales y luego a las aguas de dominio público porque las instalaciones abandonadas eran perfectamente accesibles para cualquier intruso.

Los informes sobre este vertido, por el que se ha incoado un expediente sancionador a Aldanondo, que no quiere hacer comentarios, han sido enviados al Parlamento Vasco en el filo de que cese su actividad ordinaria por la convocatoria electoral. Los había solicitado el representante de EH Bildu Mikel Otero. La documentación incluye varias actas de inspección, un resumen de las actuaciones de URA y una valoración de la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia. La consejera admite que “se ha abierto un expediente” contra Aldanondo, que en efecto se constató el fallecimiento de 297 peces de cinco especies y que se optó por no acudir desde el mismo día de la alerta porque los hechos habían sido horas antes y ya era de noche.

El 112 (SOS Deiak) envió a URA el aviso que había tenido por parte de Zadorra Bizirik el 21 de enero a las 20.34 horas. Se apuntaba a un “vertido blanquecino con mortandad de peces en el río Egileor a su paso por la localidad de Agurain, a la altura del barrio Apategui”. Zadorra Bizirik se quejó de que había contactado con la Ertzaintza, pero se les respondió que no había ninguna patrulla disponible en la zona. También se dio parte a los Miñones, la Policía foral de Álava y con competencias en materias ambientales, con el objetivo de que estuviera al tanto la Diputación, en concreto el área de Caza y Pesca. El 112 informó a URA de que ambos cuerpos, Ertzaintza y Miñones, “probablemente” pospondrían al lunes su visita al lugar de los hechos.

URA habló esa misma noche con los denunciantes y “corroboraron” el vertido y la “mortandad” de la fauna del río. Los responsables de la Agencia Vasca del Agua estimaron que, por el paso de las horas desde mediodía hasta la noche, el caudal habría “diluido” las consecuencias del vertido y desplazado “aguas abajo” los posibles contaminantes. Señalaron también que la denuncia de Zadorra Bizirik les pareció “confusa”. A las 20.41 horas el responsable de Inspección de URA decidió “no acudir”. Se estimó que el problema “había cesado” y que “estaba de noche y no se iba a poder apreciar”. Se pospondría la visita a la zona a la mañana siguiente. De su lado, SOS Deiak respondió que “al parecer” una patrulla de la Ertzaintza sí iría en ese momento. A las 21.27 horas esa dotación llegó y recorrió “unos 50 metros”. Estimó que “no se observaba ninguna mancha blanquecina” y que el río discurría “limpio/transparente”. “Si existiera mortandad de peces, no los han podido ver por la falta de iluminación del lugar”, dice URA sobre aquel reporte policial. A las 22.55 horas se dio la instrucción a un inspector de URA en Salvatierra-Agurain para pedirle que se personase allí a la mañana siguiente.

El lunes 22 de enero URA llegó al río Egileor a las 10.00 horas. Acompañaron a los inspectores la edil de Medio Ambiente del municipio, Sandra Rodríguez, un guarda de la Diputación y la propia Zadorra Bizirik. Entonces, sí, “se comprueba que sobre el lecho del río Egileor y sólo en las zonas donde se remansa el agua se ha acumulado una fina capa de una sustancia de un aspecto pulverulento de color blanco y ligeramente amarillento, sin olor”. Los ejemplares muertos aparecieron a lo largo de 1.400 metros. Eso sí, se añadió que entonces no se pudo localizar “ningún producto que se estuviera vertiendo”. Se llegaron a levantar “varias tapas de arquetas” de un colector sin que se apreciaran indicios de un vertido. También “se visitaron” las empresas del polígono próximo al cauce, incluida Aldanondo, una fábrica de pinturas y un almacén de piecierío de automóviles, así como una toma de agua para limpieza de tractores, y tampoco se localizó “en ningún caso indicios” de un vertido. Ese mismo lunes, por la tarde, se personó la unidad especializada en delitos de Medio Ambiente de la Ertzaintza, que igualmente “no localizó nada reseñable”.

El martes 23 de enero, a las 9.00 horas, se inició una segunda inspección. Se recorrieron 500 metros. Seguía habiendo restos del vertido, aunque muchos menos y solamente en “zonas remansadas”. No había ya más peces muertos pero sí niveles altos de contaminantes en esos puntos. Se levantaron “algunas” tapa de arquetas y se visitaron “alguna de las empresas” de la zona. La jornada terminó “sin localizar nada sospechoso”. “Debido a la naturaleza del producto vertido, que se disuelve en el agua, y debido a su finura, no es posible su retirada, por lo que sólo queda esperar a que el caudal del río lo diluya y arrastre aguas abajo”, redactó URA.

Y llegó el 25 de enero, jueves, aunque en otros documentos consta como fecha el 26 de enero, viernes. URA “visitó de nuevo la zona” y comprobó que “la calidad del agua es buena”. “Ya no quedan restos” de los contaminantes, concluyeron. Se volvieron a levantar arquetas, ahora en la margen izquierda, y sí apareció un “poso blanco” que coincidía “en color y aspecto” con las sustancias vertidas el domingo. En un documento, se indica que siguieron esa pista y “se llegó a las instalaciones de la fábrica de quesos Aldanondo, enclavada en ese polígono industrial” y ya inspeccionada días atrás. Esta nave “está en estado de ruina tras incendiarse en el año 2018”. “Se encuentra abierta y dentro se localizan varios envases tipo GRG con productos químicos: hidróxido sódico, ácido fosfórico y otros no identificados. Se aprecia que el suelo de la empresa está impregnado del producto blanco (hidróxido sódico) que procede del vaciado de uno de los GRG, cuya llave está todavía abierta. El contenido derramado en el suelo se ha colado por la rejilla de drenaje de la empresa que conecta con el colector de pluviales que desemboca en el río. Se aprecia en la rejilla y la rigola que está impregnado de algún otro producto que se ha derramado con anterioridad al producto blanco. Se hace prueba con papel de PH que da valores de 11”, se puede leer en el informe de URA. Un experto consultado con este periódico recuerda que el valor neutro de este indicador es de 7 y que 11 es altamente alcalino. El agua apta para el consumo está en valores entre 6,5 y 9,5.

En la antigua quesería aparecen otros nueve contenedores GRG “en distinto nivel de llenado” con sustancias químicas, tales como la sosa cáustica. “Por la situación de los GRG, el tipo de productos acumulados y su cantidad es muy posible que se genere un nuevo vertido procedente de esta empresa si no se toman medidas”, alertaba URA. Se añadía que unos días antes del vertido fueron vistas “personas intentando robar las chatarras” de la vieja fábrica quemada. “Posiblemente esas personas han intentado llevarse el armazón de los GRG vaciando su contenido previamente”, se estima. Se contactó con el alcalde de Salvatierra-Agurain, Raúl López de Uralde, para que viera “in situ” la situación de Aldanondo. “No se descarta que dentro de esas instalaciones haya más productos abandonados” además de los depósitos, avisaba igualmente el informe de URA.

¿Caso cerrado entonces? Ese acta omitía dos hechos muy relevantes que aparecen después en el informe final de URA. Por un lado, se da la circunstancia de que el 23 de enero, martes, un vecino había informado fehacientemente de que había entrado a Aldanondo y de que “vio varios contenedores” del tipo GRG y de un metro cúbico de capacidad “con un rastro blanquecino a su alrededor y sobre un sumidero de pluviales”. Incluso ofreció una fotografía como prueba. Por otro lado, la versión de que se inspeccionó el río y se siguió un rastro hasta Aldanondo tiene un matiz. En el transcurso del recorrido por la ribera, un testigo avisó a los inspectores para que fueran a Aldanondo rápidamente porque había más ladrones en la vieja quesería. De hecho, cuando la comitiva llegó la puerta estaba “totalmente abierta” y había dos personas en los contenedores. El informe explica el suceso reseñando que “se marcharon transcurridos unos minutos”

El informe final de URA elaborado para la apertura del expediente sancionador constata que el origen del vertido estaba ahí. No es capaz de estimar la cantidad real de contaminantes que acabó en la red de pluviales. Se trata de hidróxido sódico y era el contenido del depósito tumbado. También se encontró ya vaciado con anterioridad un bidón de acido fosfórico y metanosulfónico, sustancias empleadas para la limpieza en industrias lácteas. Es otro contaminante distinto que probablemente ya acabó aguas abajo. Mientras se cogían estas muestras y se revisaban los bidones llegó la Policía, que estaba buscando a los dos ladrones. Nada más se sabe de esta derivada. Las actuaciones de la Agencia Vasca del Agua se cerraron el 2 de febrero y todavía se desconoce la valoración de los daños al dominio público hidráulico, una estimación que compete a la Diputación de Álava.

Se da la circunstancia de que URA ya investigó un vertido al Egileor con mortandad de peces (y también de cangrejos) coincidiendo con el gran incendió que devoró la estructura de Aldanondo. En su momento, hace seis años, se prometió que se iban a exigir “medidas correctoras” para “evitar nuevos vertidos incontrolados”. En noviembre, ya trascendió un informe sobre vertidos en Euskadi. Hay uno cada dos días y medio desde 2018. En un 30% no se determina el origen y dos tercios se quedan sin sanción de ningún tipo. Álava ha tenido 143 vertidos incontrolados a los ríos entre 2018 y 2023. Se pueden consultar aquí todos los datos.

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