Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Gobierno y PP reducen a un acuerdo mínimo en vivienda la Conferencia de Presidentes
Incertidumbre en los Altos del Golán mientras las tropas israelíes se adentran en Siria
Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera
Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

Guía de TVE para ser un buen español

Iker Armentia

La prensa de la izquierda judeomasónica afirma que el Gobierno de Rajoy nos está dejando en pelotas, pero reconozcamos que los ciudadanos somos los primeros en quedarnos en pelotas a la mínima ocasión que se presenta. Como acertadamente nos recuerda el Telediario, llevar falda corta o escote es no respetarse a una misma ni a los demás. Un poco de decencia, por favor. Primera lección: ponte más ropa. Más. Más todavía. Ahora sí.

Una vez que te has vestido con jersey ancho y una falda por debajo de las rodillas, el siguiente paso es acudir a la iglesia más cercana y rezar a tope. El Telediario nos enseña que acercarse a un altar “puede ayudar a calmar la ansiedad por la falta de trabajo o por el temor a perderlo”. Totalmente de acuerdo, pero le veo una pega: con todo lo que estamos rezando en España, ¿por qué no baja el paro? Ahora que Dios ha conseguido que Gareth Bale fiche por el Real Madrid, podría dedicarle un rato a otras cosillas. En fin, los caminos del Señor son inescrutables. No nos entrometamos.

Bien. Salimos de rezar, ataviados con una cazadora de invierno (y el jersey ancho y la falda larga) a pesar del calorazo que hace, pero mucho más calmados. Hemos quedado con unos amigos y todo va bien hasta que a uno de tus colegas se le ocurre mencionar a Franco. Qué manía tiene la gente de hablar de otra gente que no está presente y no puede defenderse, pero vale, hablemos de Franco. La salida facilona es llamarle dictador, Voz de Pito, Paco el Rana o Patascortas, pero reírse del prójimo, y sobre todo si es una persona de avanzada edad o fallecida, es un signo de muy mala educación que debemos evitar. Por eso, cuando nos toque el turno de palabra usaremos el término “Caudillo”, una fórmula aséptica para referirnos a quien fue el jefe del Estado durante la época de paz más larga de la historia de España.

Lo cierto es que opinar sobre política es muy complicado, especialmente, porque con el calor que hace y con toda esa ropa que llevas para respetarte a ti misma y a los demás, tienes un sofocón de campeonato que te impide pensar con claridad. En esta situación lo mejor es acudir al truco de la ETA. En cualquier conversación política, ante la duda, ha sido la ETA.

Hay judeomasones que han criticado este reportaje emitido en junio pasado, incluso TVE ha dicho esta semana que fue un “error”, pero si Iberdrola ha fichado al ministro de Interior, Ángel Acebes, será por algo, ¿no?

Superada la engorrosa conversación sobre Franco (a ver si otro día podemos hablar de Alaska y Mario), te despides de tus amigos y paseas por la calle cuando, de repente, observas que un grupo de personas con banderas rojigualdas entra a trompicones en una librería. No te preocupes, no se ha puesto a la venta El Regreso, la última biografía de José María Aznar. Son chiquilladas de unos gamberretes que protestan contra Cataluña. Como podrás comprobar por la noche en las imágenes del Telediario, han montado un poco de bulla pero tampoco es que hayan tirado la bandera catalana al suelo, o lanzado una patada a algún asistente o, lo que hubiera sido todavía peor, tampoco han esparcido gas pimienta por la sala.

Hay grabaciones, que por supuesto no son las del Telediario, en las que aparecen todas esas cosas tan feas (las patadas, el gas pimienta y la bandera por el suelo), pero se trata de una recreación histórica aliñada con elementos de ficción para dotarle a la escena de algo de dramatismo. Como en Isabel o Aguila Roja.

Por cierto, hablando de librerías, ¿ya te has comprado la última novela de Rafa Nadal?

Leer está sobrevalorado, salvo cuando lees el whatsapp. Con los libros es mejor esperar a que salga la película. Dura menos. En el Telediario leen sólo el Marca y... siguen haciendo el Telediario. Por cierto, la presentadora va un poco escotada. Somoano, pon orden.

Está siendo una tarde movidita con tanto rezo y librerías masificadas. Es hora de volver a casa. Ha refrescado y, probablemente, todas esas chicas que visten con camisetas de tirantes van a pillar un resfriado. O una neumonía. Y todo por no respetarse a sí mismas. Mientras divagas sobre todas estas cuestiones, coges el coche y cuando vas a cruzar el centro... ¡Horror! ¡Una manifestación! Pero, ¿en España hay manifestaciones? ¿De verdad, hay manifestaciones? Desgraciadamente sí, lo que pasa es que para enterarte de su existencia hay que esperar al final del Telediario. Y, claro, a ti te pilla ordenando el armario. Porque, en eso te doy la razón, lo peor de ser decente en España es que te tienes que tirar dos horas para recoger toda esa ropa tan decente que llevas. Menos mal que está el Telediario para ayudarte.

Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

Etiquetas
stats