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El Carnaval desborda Tolosa en la primera fiesta sin restricciones

El chupinazo de este Jueves Gordo en Tolosa

Rubén Pereda

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El Jueves Gordo de Tolosa, con el chupinazo que da comienzo a uno de los carnavales con más solera de Euskadi, ha inaugurado la etapa de celebraciones sin restricciones de la nueva fase que se ha abierto en Euskadi con el descenso de todos los indicadores de la pandemia de COVID-19. Tras meses en los que las aglomeraciones han estado prohibidas para tratar de contener la propagación de la variante ómicron del virus, la sociedad Kabi Alai se ha encargado de prender la mecha y dar comienzo a unas fiestas que se prolongarán durante seis días. “Había muchas ganas y necesidad. Parece una señal de que volvemos a la normalidad”, ha expresado la alcaldesa de la localidad, Olatz Peon, del PNV, preguntada por ETB2. La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, también del PNV, pidió hace tan solo dos días que en los carnavales primasen “la prudencia y la responsabilidad individual”.

A las 12:00, en el momento del chupinazo, la plaza de Tolosa estaba repleta de gente. Desde el Consistorio, se había insistido en que el 2022 no era el año para que todas las personas de los alrededores se juntasen en Tolosa. “Que cada uno celebre los carnavales en su pueblo. Ya nos juntaremos en Tolosa el año que viene”, apuntó entonces, según recogió Europa Press, para después añadir: “Durante dos años nos ha tocado improvisar, pero creo que hemos respondido bien, y ahora toca recuperar la normalidad. El Carnaval de Tolosa es una fiesta que nos une como pueblo y que nos hace más grandes”.

No había hueco ni en los balcones, la mayoría de ellos engalanados con gran colorido para la ocasión. “Es un momento corto y muy intenso. La imagen era de antes de la pandemia”, ha descrito la propia alcaldesa. Aunque la mascarilla sigue estando recomendada para exteriores cuando se dan aglomeraciones, y aunque algunas se han podido ver, no ha sido el complemento más elegido por los miles de tolosarras que se han acercado hasta el chupinazo. “La plaza ha vibrado, era un ambiente de antes de la pandemia, pero hay que ser cautos y usar mascarilla”, ha recordado Peon.

Este mismo martes, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, abrió una ventana a la esperanza y señaló que Osakidetza camina ya hacia la normalidad tras lo que ha sido la mayor presión hospitalaria desde el confinamiento, pero hizo hincapié asimismo en la necesidad de actuar con prudencia y con responsabilidad individual. “Están cerca los Carnavales. Pido prudencia y responsabilidad individual. Actuemos con sentido y tiento. Eso ayudará a Osakidetza. Tenemos la oportunidad entre todos para que el actual descenso perdure en el tiempo [...]. Prudencia y responsabilidad individual. No echemos las campanas al vuelo. Prudencia”, dijo entonces, en un mensaje que choca con la gran afluencia de gente que se ha podido apreciar en Tolosa en el primer día de celebraciones.

Suspendido y recuperado

El Carnaval de Tolosa se ha celebrado finalmente por la evolución favorable de la pandemia de COVID-19, pero en un primer momento el Ayuntamiento se vio obligado a seguir los pasos de 2020 y anunciar su suspensión a finales de enero. Se guio, entonces, por tres parámetros: “la situación sanitaria del momento, el número de personas hospitalizadas y en la UCI y las medidas y recomendaciones en vigor”. Así, Peon informó de que la tasa de contagios en el municipio era “todavía elevada”, si bien la tendencia ya apuntaba en ese momento “a la baja”. Recalcó, eso sí, “la necesidad” de juntarse “en un ambiente festivo”. No fue hasta el 11 de febrero que, tras la decisión de la mesa de crisis de la emergencia sanitaria (el conocido como Labi) de levantar todas las restricciones y poner fin a la emergencia sanitaria, el Ayuntamiento se decidió a retomar la celebración de la fiesta, con dos semanas de margen para que grupos de tiempo libre, charangas y miembros de la tamborrada se preparasen.

Meses antes, en noviembre de 2021, el Ayuntamiento de Tolosa fue el primero en seguir las recomendaciones del Gobierno vasco —que creía conveniente en aquel momento “posponer” eventos en los municipios con más de 150 casos de incidencia acumulada—y suspendió los tradicionales concursos de la alubia. Por aquel entonces, el repunte de positivos le llevó a marcar una tasa de 531 casos por cada 100.000 habitantes a catorce días, muy por encima de los 150 que fijó el Departamento de Salud como límite para tener que aplicar las “medidas complementarias” para hacer frente al virus. “Tolosa está en rojo, lo que quiere decir que la situación en nuestro municipio no es buena, y, por tanto, aunque el Día de la Alubia suele ser un día festivo para las y los tolosarras, este año tampoco habrá ninguna celebración, ni se llevarán a cabo las acciones simbólicas previstas”, señaló entonces la alcaldesa. Empujada por la variante ómicron, la incidencia de Tolosa llegó a rozar los 10.000 casos por cada 100.000 habitantes; esto es, cada dos semanas se contagiaba el 10% de la población total. Ahora, en la fase descendente de la curva, y según los últimos datos ofrecidos por Osakidetza este jueves, la tasa es de 453.

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