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Los colegios de Euskadi afrontan con “incertidumbre” la vuelta a las aulas: “El personal está ahogado”

Aula del instituto Antigua-Luberri de Donostia días antes del comienzo de curso

Alazne Aldayturriaga

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Los colegios de Euskadi se han vuelto a llenar de niños tras las vacaciones de Navidad. En muchos de ellos, sin embargo, las clases se han retomado con una notable ausencia de alumnos y profesores que se encuentran confinados a consecuencia de la COVID-19. A pesar de que hace un mes el lehendakari, Iñigo Urkullu, vaticinó el cambio de tendencia de esta ola de contagios, desde entonces ha habido en Euskadi al menos 195.000 casos y la expansión sigue sin tocar techo. En la última jornada, Osakidetza ha notificado 286 contagios en niños de Educación Infantil, 624 en los de Primaria, 376 en Secundaria y 151 en Bachiller. Por eso, muchos de los alumnos y profesores que este lunes deberían haber vuelto a los colegios e institutos de Euskadi han tenido que quedarse en casa, confinados. En el colegio público Cervantes de Bilbao, la jefa de estudios, Estibaliz Urkizu, manifiesta que la vuelta a las aulas se ha hecho con “incertidumbre” sobre lo que pueda pasar en los próximos días ante la falta de personal que puedan tener en el centro. “La gestión de la baja laboral es un proceso lento y eso hace que el personal del colegio esté ahogado”, apunta.

En el instituto de educación secundaria Antigua-Luberri de Donostia volvieron a las clases el pasado viernes 7 de enero con once docentes de baja por la COVID-19, lo que supone el 10% del profesorado contratado del centro. Este lunes la cifra ha bajado hasta los ocho y son 35 los alumnos confinados, pero el director, José Javier Fernández, se muestra “preocupado”. “Yo pensaba que el pico de ómicron se iba a dar en Navidades. El final de diciembre fue bastante duro, tuvimos un montón de contagiados. Pocos entre los profesores y bastantes en alumnos, pero siempre números manejables. Ahora hemos vuelto casi en la misma situación, se puede decir que incluso tenemos más, en el sentido de que ahora hay profesores [contagiados], cosa que antes no había. Hemos tenido casos puntuales de algún profesor, pero eran uno o dos, nunca hemos superado a la vez más de tres profesores juntos”, comenta. Durante la mañana “complicada” de este lunes, lo que preocupaba a Fernández es la sustitución de los docentes que están confinados. Si bien asegura que Educación “intenta ayudar” de la manera que puede, es consciente de que “los sustitutos también pueden enfermar” y que hay listas de ciertas especialidades casi “vacías”. Por eso, asegura que uno de los sustitutos que han pedido no se les derivará en los próximos días.

El final de diciembre fue bastante duro, tuvimos un montón de contagiados. Ahora incluso tenemos más, en el sentido de que ahora hay profesores contagiados, cosa que antes no había.

José Javier Fernández director del instituto Antigua-Luberri

Según los datos que ha ofrecido el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, en una entrevista concedida a Radio Euskadi, hay más de 800 profesores de baja por la COVID-19 reemplazados en los colegios e institutos públicos de Euskadi. La cifra cuadruplica el número de bajas por la enfermedad a la que se enfrentó el sistema educativo en las mismas fechas hace un año, cuando hubo alrededor de 200 sustituciones por positivos. Sin embargo, para Julen Llanos, secretario general de educación de CCOO, “la situación dista de la imagen que ha dado el consejero”, pues es una “radiografía” del 52% del sistema educativo vasco. “Si hay tantos docentes de baja en la enseñanza pública, la cifra total será igual de unos 400 o 500 docentes más, ya que la escuela concertada representa el 48% de la educación en Euskadi”, indica. Además, asegura que muchas de las plazas están sin cubrir: “Hay varios centros en los que hay bajas que no aparecen en Ordezkagune —la aplicación por la que se seleccionan los docentes sustitutos en Euskadi—, y en otros centros el principal problema es el profesorado que presenta síntomas debido al retraso que tiene Osakidetza para hacer pruebas diagnósticas”.

En el caso del colegio concertado Niño Jesús de Vitoria, la vuelta ha sido “una locura”. La directiva había preparado en los días previos a la vuelta de los niños la cobertura de las bajas por contagio de los docentes, para los que ya habían encontrado sustitutos. No obstante, este lunes dos profesores más se han tenido que quedar en casa por la misma causa. “Hemos tenido dificultades para encontrar sustitutos para los docentes”, confiesa Dario Nasilli, director del centro. Aun así, destaca que han conseguido que las clases transcurrieran con la mayor normalidad posible. “Ha habido algunas faltas, sobre todo en educación infantil y primaria por ser positivos, por contactos estrechos de familiares y, en menor medida, por el miedo. No han sido muchos, pero algunos padres han decidido que sus hijos de uno o dos años, en la edad en la que todavía no pasa nada por faltar algún día, se queden en casa”, cuenta.

Si hay tantos docentes de baja en la enseñanza pública, la cifra total será igual de unos 400 o 500 docentes más, ya que la escuela concertada representa el 48% de la educación en Euskadi

Julen Llanos secretario general de educación de CCOO

Para los más pequeños esta vuelta al cole también ha sido diferente, no solo porque faltara alguno de sus amigos, sino porque han estrenado un nuevo protocolo educativo para intentar frenar el tsunami de contagios que está generando la variante ómicron. Los grupos 'burbuja' serán ahora aún más cerrados, por lo que no podrán “entrar en contacto con otros grupos en todas las actividades que se realicen en el centro educativo”, tampoco en el recreo. Además, a partir de ahora, en caso de que se dé un positivo en el aula, los alumnos deberán seguir acudiendo al centro siempre que no tengan síntomas compatibles con la COVID-19, tal y como ha recordado este lunes la consejera de Salud en el Parlamento Vasco. Sin embargo, el viernes pasado las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad acordaron que el aula se cerrará cuando haya más de cinco casos positivos. “Hay información contradictoria, no entendemos esta diferencia. Tampoco está claro si los alumnos que están vacunados deben hacer una cuarentena diferente”, señala Urkizu. Goizaldi Zamora, directora de Astigarraga Herri Eskola, está “a la espera de cómo va a evolucionar la situación para saber si funcionará o no el nuevo protocolo”. Allí, la primera jornada tras el parón de Navidad ha sido “bastante tranquila”, pues pensaban que “la situación sería peor, pero ha ido con bastante normalidad”.

“La responsabilidad del seguimiento es ahora de las familias”

Cuando un alumno tenga síntomas de COVID-19, además de quedarse en casa, deberá rellenar un formulario a través de la página web de Osakidetza. Por eso, para LAB “hay cosas que mejorar”, ya que “la responsabilidad del seguimiento pasó antes de Navidad de los departamentos de Educación y Salud a los directivos de los centros y ahora a las familias”. Irati Tobar, representante de educación del sindicato, denuncia que esta medida responde a una estrategia para abaratar los costes. “Lo que deberían hacer es contratar más rastreadores para que el control sea más riguroso”, sostiene. Llanos se muestra de acuerdo con LAB y asegura que “no hay duda” de que son todos los profesionales de los centros educativos los que hacen “el mayor esfuerzo” y “se desviven” para dar la mejor atención posible“. De esa manera, Fernández recalca que los colegios son espacios ”seguros“ en los que el personal ”se ha desgastado física y emocionalmente“ para que se cumplieran las medidas entre octubre y diciembre, cuando los alumnos ”se relajaron“. Aun así, admite que desde que las mascarillas volvieron a ser obligatorias también en espacios abiertos, el alumnado ”ha vuelto a concienciarse“.

Otro de los puntos que toca el nuevo protocolo es el deporte escolar, que se verá limitado a los entrenamientos. Tras la publicación del protocolo, las diputaciones decidieron paralizar las competiciones deportivas. Es algo que genera “hartazgo” tanto en el personal educativo como en las familias, según sostiene Urkizu, pues les supone “un lío”. Para Llanos, esta es la medida “menos oportuna”, pues no entiende que una vez más sean los niños quienes tengan que renunciar a las actividades “no estrictamente educativas mientras en el deporte profesional y federado se mantienen los estadios llenos”.

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