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La “convención constitucional” de Urkullu para cambiar el modelo territorial que cayó en saco roto hace cinco años

El lehendakari Iñigo Urkullu en un encuentro con el presidente Pedro Sánchez en La Moncloa.

Belén Ferreras

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El lehendakari Urkullu ha arrancado el curso político tras el verano pisando fuerte el acelerador en una reivindicación histórica de su partido, el PNV: un cambio en el modelo de Estado que otorgue mayores competencias a Euskadi y solucione “la cuestión territorial” que, en su opinión, la Transición dejó pendiente. Para ello propone la figura de una “convención constitucional” que permita “reinterpretar” el texto de la Constitución y acometer así los cambios en modelo de Estado sin necesidad de modificar la Carta Magna. No es la primera vez que Urkullu lanza esta propuesta, que recuperó de nuevo en su comparecencia pública tras la primera reunión del Consejo de Gobierno y que reiteró de nuevo a través de un artículo publicado en el diario El País. De hecho, esa fue una de las peticiones que llevó a la reunión que mantuvo con el presidente Pedro Sánchez en La Moncloa en junio de 2018 y que entonces cayó directamente en saco roto.

El propio Urkullu recordaba al recuperar la propuesta que no era una idea nueva, y el portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, hacía hincapié horas después en esta misma cuestión en un intento de desligarlo del contexto político actual, y recordaba que el lehendakari ha hecho a lo largo de estos años diversas aportaciones para desbloquear la cuestión territorial. Pero lo cierto es que el propio Urkullu destacaba la “oportunidad” que se abre para cambiar el modelo de Estado gracias que los partidos nacionalistas de Euskadi, Cataluña y Galicia son esenciales para formar mayorías en el Congreso.

La “convención constitucional”, que no prosperó hace cinco años, vuelve a estar así sobre la mesa de Pedro Sánchez, aprovechando esa nueva correlación de fuerzas que han dejado los resultados de las elecciones generales, aunque probablemente sin muchos visos de prosperar teniendo en cuenta que todo lo que tenga que ver con la Constitución, aunque sea sólo “reinterpretarla”, precisaría de acuerdos amplios entre las fuerzas políticas que hoy por hoy parecen lejos de conseguirse.

De entrada, la primera reacción del PSOE ha sido decir que el “modelo territorial está cerrado”, en palabras de su portavoz, Pilar Alegría; y el ministro en funciones Félix Bolaños, pese a considerar “legítima” la propuesta del lehendakari y valorar como positivas las aportaciones para el debate, ha puntualizado que esa no es precisamente la opción del Gobierno. La idea de Urkullu tampoco ha concitado el apoyo explícito de los presidentes de otras comunidades autónomas y desde partidos catalanes como ERC se ha apresurado a replicar al lehendakari que en Cataluña hay una “mayoría social para ir más allá” de lo que él propone.

El melón de la cuestión territorial, también en clave interna

Lo que sí ha conseguido el lehendakari es poner sobre la mesa el melón de la cuestión territorial y adelantar que el camino hacia un Estado plurinacional -sea con convención constitucional o no- será uno de los argumentos centrales de las negociaciones que mantenga su partido, el PNV, con el PSOE para intentar cerrar acuerdos de cara a una posible investidura de Pedro Sánchez. Una votación en la que los cinco votos del PNV pueden ser determinantes, igual que lo son los seis escaños de EH Bildu (cinco de Euskadi y uno de Navarra).

La coalición abertzale llevará también la cuestión territorial bajo el brazo y por este motivo, la propuesta recuperada en estos momentos por el lehendakari también tiene una lectura en clave interna en el arranque del periodo final de la legislatura vasca. Aunque Urkullu se empeña en desligar las negociaciones que lleve a cabo el PNV de su papel como lehendakari, atendiendo a la bicefalia de su partido, y por ejemplo no quiso tratar el tema de la investidura en su conversación telefónica con Núñez Feijóo, es imposible aislar su propuesta del hecho de que el año que viene habrá elecciones autonómicas. Todavía no hay fecha para los comicios ni se ha desvelado si Urkullu repetirá como candidato, pero la realidad es que se producirán en un contexto en el que EH Bildu pisa los talones muy de cerca al PNV.

En las elecciones municipales y forales del mes de mayo y sobre todo, en las generales de julio, se ha visto claramente un impulso de la formación que lidera Arnaldo Otegi frente a un PNV que ha tocado suelo. Unos resultados electorales a los que se han llegado tras una legislatura en la que el PNV ha perdido protagonismo en Madrid en favor de EH Bildu. Un protagonismo que el PNV, y también Iñigo Urkullu, quieren recuperar ahora, haciendo equilibrios para no incomodar demasiado a su socio de Gobierno, el PSE-EE, con que no obstante tiene un acuerdo en el que todo lo relativo al derecho a decidir forma parte de una de las discrepancias pactadas en la coalición.

De convención constitucional a nación foral

La propuesta de “convención constitucional” para solucionar los problemas territoriales del Estado la propuso por primera vez Urkullu en Madrid en el mes de marzo de 2018 ante un grupo de empresarios. Unos meses después, por cierto, de que se celebrara el referéndum independentista de Cataluña, un conflicto en el que el lehendakari intentó mediar sin éxito.

Después trasladó su idea a Pedro Sánchez, en el mes de junio, después de que fuera nombrado presidente tras la moción de censura a Rajoy, como fórmula de solucionar las discrepancias territoriales, especialmente planteadas desde los nacionalismos catalanes y vascos, y evitar la repetición de crisis como la vivida en Cataluña. No hubo respuesta positiva desde La Moncloa a este planteamiento que se aferra a que la Disposición Adicional 1ªde la Constitución “ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales”, y, por lo tanto, en opinión de Urkullu, se puede hacer una interpretación más abierta de la que se ha hecho hasta ahora,

Este no ha sido el único planteamiento que Urkullu ha realizado desde la Lehendakaritza para que Euskadi gane más cuotas de autogobierno, planteados siempre desde una postura de negociación con el Estado y no de ruptura unilateral, pero todos ellos basados en relaciones de bilateralidad.

Entre las diferentes propuestas que ha realizado está la que lanzó en el debate de política general de septiembre de 2021, cuando propuso “retornar a la soberanía anterior a 1839”, que es el momento en que se “finiquitó” el “peculiar sistema democrático-representativo” de los territorios vascos para ajustarlo a la “unidad constitucional de la monarquía española”, señaló entonces. Supondría a grandes rasgos que el marco de bilateralidad que se fija en el Concierto Económico se llevara a una especie de Concierto Político. Un “nación foral”, término que ya había planteado años antes, que impidiera la modificación unilateral de ningún acuerdo entre el Estado y Euskadi.

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