Donostia, ciudad “clickbait”: “Hay que romper la correlación entre éxito y visitantes y recuperar nuestra soberanía”
El peligro de que los negocios de toda la vida desaparezcan y, en su lugar, lleguen las grandes franquicias a homogeneizar las ciudades, hasta que todas parezcan la misma. La subida de los precios de las viviendas con la oleada de pisos turísticos que termina expulsando a los vecinos o la falta de bienestar de los ciudadanos que habitan las ciudades son algunas de las críticas que recoge el ensayo 'Ciudad clickbait', (Barlín Libros, 2025) del geógrafo y periodista Vicent Molins (Valencia, 1986). Todas estas cuestiones han sido trasladadas a Donostia, en un encuentro celebrado el pasado jueves en el que Molins, junto a la plataforma por el decrecimiento turístico BizilagunEkin y Manteo Bizirik en el que han reflexionado acerca de si la capital guipuzcoana, al igual que muchas otras, es o se ha convertido en una ciudad clickbait.
Según los datos de las plataformas, las entradas y pernoctaciones de turistas se han duplicado entre 2014 y 2024. En 2014 las pernoctaciones de turistas en la ciudad eran 1.038.540 mientras que en 2024 pasan a ser 2.132.783, lo que supone una subida del 105%. Por su parte, el precio medio de compra de vivienda ha pasado de ser 3.766 €/m2 en 2014 a 5.681 €/m2 en 2024, y el precio medio de alquiler de vivienda ha pasado de 11,90 €/m2 al mes en 2014 a 18,0 €/m2 al mes en 2024. ¿Hasta qué punto se puede relacionar directamente el incremento del turismo con la presión inmobiliaria y el encarecimiento de la vivienda? A Molins no convencen quienes dicen que la culpa no es del turismo.
“Escuchamos a muchas voces decir, 'la culpa no es del turismo' y la culpa no es solo del turismo, evidentemente, pero forma parte de un proceso. En los últimos 20 años las coordenadas en las que nos movíamos han estallado. En el año 2000 Ryanair no vendía billetes online, en 2002, dos años más tarde, vendía el 100% de los billetes por Internet. En 2008 Airbnb no había nacido y en Barcelona había 500 apartamentos turísticos. La mayoría de fondos no veían que la vivienda turística fuera un buen mercado en el que invertir, pero la digitalización cotidianiza la idea del viaje y todo cambia. Llevamos 20 años ejercitando y musculando las marcas de nuestras ciudades, creyendo que a una ciudad le va bien cuando los que vienen de fuera nos dicen que esa ciudad está bien, pero a una ciudad le va bien cuando a sus ciudadanos les va bien”, ha explicado Molins.
“Hay que romper la correlación entre éxito y visitantes. Nadie está en contra de que venga gente de otros lugares, pero debemos recuperar que el éxito de una ciudad se mida en otros baremos. Un lugar es atractivo cuando tiene mejores equipamientos o una gran presión vecinal o asociaciones locales capaces de generar presión. Ahí las administraciones locales tienen un gran papel. Muchas ciudades están desconcertadas y no saben cómo actuar. Hemos ido perdiendo la soberanía de nuestras ciudades y el debate debería ser cómo recuperarla”, ha insistido.
El periodista y geólogo ha criticado que desde la política se podía haber previsto lo que llegaría a ocurrir en ciudades como Donostia y de alguna manera se podría evitar viendo el ejemplo de otras ciudades, como Barcelona, donde la turistificación llegó antes. “Hay políticos que dicen que el turismo da la felicidad, pero la felicidad ¿para quién? El turismo, como cualquier gran industria tiene escenarios negativos. Solo hay que ver cuántos bajos comerciales vacíos hay en las ciudades. Deberían haber tenido un plan porque el comercio a pie de calle en las ciudades es fundamental. Ante esto las administraciones debían haberse anticipado y haber tomado ejemplo de otros lugares como Barcelona. Puede que no podamos competir con Airbnb, pero necesitamos ser rápidos. Hay ciudades que aún están discutiendo sobre tasa turística sí o no, claro que tasa sí, pero esa es solo una pequeñísima parte de la solución”, ha apuntado.
En el encuentro, desde BizilagunEkin y Manteo Bizirik han planteado cuestiones como los grandes proyectos que según las administraciones tendrán un gran impacto económico, como es el GOe, la nueva sede del Basque Culinary Center en Donostia o los grandes eventos como el Festival de Cine de San Sebastián o conciertos como el de Bruce Springsteen el pasado junio en Anoeta. En este sentido, el autor de 'Ciudad clickbait' ha insistido en que los macro eventos no deben sustituir lo tradicional de cada pueblo o ciudad y que deben ser destinados a los ciudadanos. Para ello, ha puesto el ejemplo de los Latin Grammy en Sevilla en 2023, la primera vez que el evento se celebraba fuera de Estados Unidos. “Aquellos Grammy Latinos dejaron una imagen simbólica, porque fueron puro escaparate. Había un vallado, por el medio pasaban grandes estrellas, los vecinos miraban a ambos lados, pero no formaban parte de la fiesta. Nada tenía que ver la ciudad con aquel evento, era simplemente tomar una ciudad como un escaparate provisional un par de días y me voy a otro sitio donde me paguen más. Esa es la dinámica que queremos romper”, ha reconocido.
¿Cuáles son los riesgos de seguir por esta vía? ¿Existe algún antídoto contra la 'ciudad clickbait? “El primer problema es que vemos fiestas, tiendas, establecimientos que podrían estar en cualquier lugar. Llevamos 15 años en los que la autoestima de las ciudades depende de que alguien ajeno a nuestras comunidades locales nos diga lo bonitos o feos que somos. Si viene poca gente, sentimos que nuestra ciudad no va, no es atractiva, si viene mucha gente, es que nuestra ciudad funciona. Por tanto, nuestra identidad se tiene que adaptar. Nuestras ciudades se parecen a lo que se espera de nosotros y eso es un problema, porque estandariza lo que somos y hace comportarnos como no somos. Se produce una gentrificación de nosotros mismos y eso tiene una solución: hablar de nuestros problemas y después tomar soluciones que repercutan en los que viven aquí”, ha concluido.
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