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El 'Guernica' olvidado de Ibarrola sí se expondrá en Euskadi

Imagen del 'Guernica' de Ibarrola

Beatriz Olaizola

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Cuarenta años. Cuarenta años desde la primera Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid (ARCO). Cuarenta años desde que el 'Guernica' viajó en avión al Casón del Buen Retiro, en la capital, procedente del MoMA de Nueva York, donde había permanecido desde 1939. Cuarenta años. El tiempo que estuvo oculta en su estudio de Gametxo la obra homenaje a Picasso con la que Agustín Ibarrola reclamaba, en 1977, que el horror de la guerra hecho cuadro debía exponerse en el pueblo que llevaba por título. Ahora, el 'Guernica Gernikara' de Ibarrola descansará en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, después de haber sido comprado por 300.000 euros a la galería de arte madrileña José de la Mano en ARCO 2021 la semana pasada. La adquisición ha sido posible gracias a la aportaciones del Gobierno vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao. 

“Somos conscientes de que la pintura puede ser mucho más cara en el mundo del coleccionismo particular, pero, aunque ha habido acercamientos de coleccionistas particulares (no te digo que con talón en blanco, pero casi), teníamos clarísimo que la ubicación tenía que ser una institución”, ha explicado el galerista e historiador José de la Mano en conversación telefónica a este periódico. No es la primera vez que el Bellas Artes acoge en sus salas el mural, compuesto por diez paneles, de diez metros de largo y dos de alto, que Ibarrola pintó en 1977. Ese mismo año, la sala Gris del museo presentaba la obra y, dos años más tarde, volvía a exponerla acompañada de otras piezas del artista basauritarra. El cuadro apareció por última vez ante el público en la Sala Municipal de Exposiciones del Ayuntamiento de Barakaldo en 1980. Desde entonces había estado guardado en el estudio de Ibarrola, hasta que el azar y el interés de José de la Mano por montar una exposición con algunas obras de motivos geométricos del artista lo llevaron a redescubrir el ‘Guernica Gernikara’. En febrero de 2021, la galería del historiador expuso la muestra 'Ibarrola (1973-1979). Abstracciones. El fondo liberado', para la que habían llevado a cabo una profunda labor previa de documentación. “Durante el proceso de investigación vimos, aunque entonces no lo sabíamos, las fotografías de una exposición donde los cuadros geométricos estaban frente a un gran mural compuesto por trozos de un 'Guernica'. Ni siquiera era el completo. Eran lienzos sueltos”, recuerda José de la Mano. En aquel momento todo se quedó en una conversación, pero una vez Maribel López, la directora de ARCO, anunció que la feria sí se celebraría, el galerista decidió que el mural de Ibarrola tenía que presentarse en Madrid. 

Agustín Ibarrola no está donde debería estar y es un orgullo haberlo puesto otra vez en circuito y que todo el mundo hable de él

“El papel de una galería es vender, pero su tarea principal es defender a los artistas y su nombre. Agustín Ibarrola no está donde debería estar y es un orgullo haberlo puesto otra vez en circuito y que todo el mundo hable de él”, ha señalado De la Mano. También considera que su galería es “distinta” porque, ante una obra que le interesa, siempre se hace la misma pregunta: “¿Tiene un hueco en la historia del arte o no?”. En el caso de Ibarrola, cree que sí lo tiene. “El cuadro de Agustín es una interpretación en clave política de los últimos años de la dictadura y el comienzo de la transición. En el dibujo están plasmadas la lucha social, la imagen de una policía represora y los barrotes de la cárcel”. Los barrotes que menciona De la Mano son unas características líneas negras y blancas entremezcladas que atraviesan toda la pieza, pintada al óleo, y rompen las diferentes escenas inspiradas en el 'Guernica' original. De 1962 a 1965, Ibarrola estuvo encarcelado en la Prisión de Burgos por ser miembro del Partido Comunista, y, con motivo de las diversas huelgas obreras en las que participó, ingresó de nuevo en prisión en 1967 hasta 1973. Las gruesas líneas dentro del cuadro, que rompen la realidad plasmada y la trastocan, fueron pintadas como reflejo de la represión franquista de la que fue testigo. 

“Fue una época convulsa y en aquel momento la reivindicación del 'Guernica Gernikara' estaba en el candelero, porque coincidía con la salida a la democracia y había muchas aspiraciones. El 'Guernica' de Picasso estaba pendiente de colocarse y uno de los objetivos de la obra de mi padre es que pudiera estar aquí”, explica Jose Ibarrola, artista plástico e hijo de Agustín Ibarrola, en conversación telefónica con este periódico. En la década de los 50, antes de que comenzaran los debates sobre el destino de la obra de Picasso, que permanecía en el MoMA ajena a su devenir, varios artistas jóvenes, entre los que estaba Ibarrola, fundaron el Equipo 57, un grupo que aspiraba a cambiar influir políticamente en la sociedad a través del arte geométrico. El escultor Jorge Oteiza o los pintores Ángel Duarte y José Duarte también fueron parte del grupo, que se disolvió en 1962. Sin embargo, el interés por utilizar el arte como agente de cambio permaneció vivo en Ibarrola aún después de su estancia en prisión, y en la década de los 70 lideró el movimiento para traer el 'Guernica' de Picasso a Euskadi en vez de a Madrid, donde finalmente fue enviado y donde permanece todavía, en el Museo Reina Sofía. Durante aquellos años, otros artistas también realizaron sus propias interpretaciones de la obra de Picasso como símbolo antifranquista y antibelicista, conectándolo al pueblo vasco y a su identidad. Una de esas interpretaciones fue la del pintor José Luis Zumeta en 1967, 'Homenaje al Guernica de Picasso', que ganó el Primer Premio del III Gran Premio de Pintura Vasca. El lema 'Guernica Gernikara' fue difundido por Euskadi y surgieron numerosos murales que reprodujeron el cuadro original. 

Queremos que no haya una instrumentalización, que bastante le han costado ya a mi padre esas cosas. Se tiene que leer en su contexto. El cuadro se hizo en el momento en que se hizo y para una función concreta

En este contexto se inscribe la pieza de Ibarrola, y su hijo, Jose, insiste en que es esa palabra, 'contexto', la clave para entender la obra: “Era una manera de reivindicar el lugar, no era simplemente traerlo aquí y ya está, sino construir un museo de la paz y la solidaridad. Hacer un gran complejo donde el 'Guernica' fuera el buque insignia”. Aunque la familia Ibarrola se siente “muy feliz” de que el cuadro de Agustín se exponga de manera definitiva en el Museo de Bellas Artes de Bilbao -“es su lugar natural”-, Jose ha reconocido que cuando De la Mano se lo propuso “le daba un poco de miedo” la posible “utilización política de la obra”. “Queremos que no haya una instrumentalización, que bastante le han costado ya a mi padre esas cosas. Se tiene que leer en su contexto. El cuadro se hizo en el momento en que se hizo y para una función concreta”, ha insistido. 

También ha explicado que es importante hacer una “doble lectura” de la obra. Por un lado está la parte “literaria o narrativa”, donde entran en juego las líneas geométricas que representan el encarcelamiento. Por otro lado, están “el lenguaje” y la exploración del espacio plástico, “el cómo se narra”. Jose tenía 22 años cuando su padre pintó el 'Guernica Gernikara' y aún recuerda las reuniones multitudinarias con artistas y figuras del mundo de la cultura y de la política donde se discutían los criterios para traer el cuadro de Picasso. “Esta obra es el eje de transición artística entre lo figurativo y abstracto con el simbolismo. Una primera lectura apabulla, pero hay otras lecturas más profundas que hacen referencia al lenguaje utilizado”, ha remarcado. 

En más de una ocasión, el Parlamento Vasco ha reclamado que el 'Guernica' sea trasladado o al pueblo de Gernika, protagonista de la pieza, o, en su defecto, a uno de los museos de Euskadi. La Cámara ha aprobado varias resoluciones donde quedaba recogida esta demanda y en 2006 y 2010 las peticiones fueron suscritas por todos los partidos de forma unánime. Sin embargo, en 2017, en el 80 aniversario del bombardeo, solo los nacionalistas secundaron la propuesta. El resto de partidos coincidían en las dificultades técnicas que supondría un traslado y más teniendo en cuenta que se trata de una obra de grandes dimensiones (7,76 metros de largo por 3,49 de altura). Según un informe elaborado ya en 1997 por el Museo Reina Sofia, la obra del pintor malagueño no debía “volver a exponerse a ningún tipo de movimiento o traslado fuera de las salas del museo”. También se añadía en el informe que las condiciones de conservación del mural eran “muy precarias”, fruto de los traslados, que habían causado “daños importantes, algunos irreversibles”. En realidad, el cuadro de Picasso fue un encargo del Gobierno español republicano para ser exhibido en el Pabellón español de la Exposición Internacional de París de 1937.

Ahora, el cuadro que reivindicaba el traslado del 'Guernica' de Madrid a Euskadi será trasladado de Madrid a Euskadi. “Había que sacarlo del contexto vasco. Agustín tiene un hueco en la historia del arte vasco y también en la historia del arte español”, ha rematado José de la Mano.

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