El laberinto del sur de Vitoria: de la oposición a una atracción vegetal al aplauso a un carril más para coches
El sur de Vitoria está sumido en un dédalo: a las críticas vecinales a la construcción de un laberinto vegetal en las campas del parque de Olárizu se ha sumado el anuncio —lanzado coincidiendo con la Semana Europea de la Movilidad— de un estudio para analizar la posibilidad de eliminar un carril del Bus Eléctrico Inteligente (BEI) y devolvérselo a los coches en dos tramos del eje que conecta Esmaltaciones con Mendizorroza. Los vecinos, que en los últimos días han lanzado una campaña para evitar que se “destrocen de forma irreversible las campas de Olárizu”, alertan de que el laberinto generará inseguridad, propiciará comportamientos incívicos y delictivos y arrasará con flora y fauna. Mientras, con el omnipresente problema del tráfico en la zona, el Ayuntamiento se abre a estudiar cambios en la exclusividad del BEI en ciertos tramos, si bien con el compromiso de que no se produzca “ningún cambio que baje la velocidad comercial”.
Vecinos de Olárizu han mostrado en los últimos meses su “total oposición” a que el laberinto vegetal tenga la localización prevista. “La implementación en estas campas de Olárizu de un proyecto más cercano al ocio y la jardinería como supone un laberinto vegetal iría en contra de los propios objetivos de los Fondos Next Generation y de las tendencias y políticas de sostenibilidad urbana, que prevén el cambio de los proyectos de jardinería a la transición hacia espacios naturalizados o seminaturales”, expresaron en un documento remitido a todos los concejos y grupos del ayuntamiento en agosto, coincidiendo con el anuncio de la inminencia de la adjudicación del contrato. El jardín, según han explicado desde el ayuntamiento, se extenderá por 5.000 metros cuadrados y para construirlo se cuenta con un presupuesto que asciende a los 474.742 euros. Tiene como principales objetivos, según los propios impulsores, resaltar los atractivos del jardín botánico de Olárizu y también brindar a los visitantes la posibilidad de “jugar con la naturaleza”.
Aunque el jardín contará con horario de apertura y cierre —de modo que no será accesible por la noche— y pese a que habrá personal que se encargue de la seguridad, los vecinos han reiterado su preocupación por el efecto que pueda tener en su “bienestar”. “Nos preocupa la inseguridad que puede generar un espacio como el que se pretende instalar a escasos metros de las viviendas, con lugares intrincados y oscuros donde se facilitan potenciales comportamientos incívicos o delictivos”, lamentan en el escrito. En los últimos días, han elevado el tono y han empapelado fachadas y puertas de la ciudad alertando de que las campas de Olárizu “jamás volverán a ser” como hasta ahora. “El laberinto va en contra de las medidas contra el cambio climático, ya que arrasará con árboles, flora y fauna de la campa para sustituirlos por un monocultivo de miles de arbustos derrochando agua y energía para su mantenimiento”, denuncian, y añaden que “se meterá hormigón para pavimentar y se pondrá perímetro de hierro, convirtiendo en artificial un espacio que hoy en día es natural”. Han lanzado la plataforma SOS Olárizu y también están recogiendo firmas en contra del proyecto.
La vuelta de un carril para coches, a estudio
En paralelo, el debate sobre ciertos tramos del recorrido del Bus Eléctrico Inteligente (BEI) por los que circula con exclusividad sigue vivo. Coincidiendo con la Semana Europea de la Movilidad y cercano en el tiempo al día sin coches, desde el Ayuntamiento de Vitoria se dejó entrever que se va a estudiar la posibilidad de eliminar un carril y devolvérselo a los coches en dos tramos del eje que conecta Esmaltaciones con Mendizorroza. “Vamos a hacer un estudio de la posibilidad de dar el mismo servicio del BEI, con las mismas frecuencias y la misma velocidad, con un solo carril en dos zonas. Eso permitiría liberar espacio público para el coche, pero también para la bicicleta”, aseguró en una entrevista concedida a la Cadena Ser Iñaki Gurtubai, concejal de Tráfico y Seguridad. “Hay una premisa básica: no haremos ningún cambio que baje la velocidad comercial”, recalcó, y subrayó que la decisión, sea cual sea porque no se ha tomado aún, no ponga en duda la jerarquía por la que se apuesta, que es peatón primero, transporte público y bicicleta después y por último ya el coche.
El BEI se asoció como proyecto al mandato de Gorka Urtaran y el PNV, ya con Beatriz Artolazabal, se abrió a cambios en el proyecto, no exento de contestación vecinal pero, a la vez, la más exitosa de entre las líneas de transporte público en la ciudad. La nueva alcaldesa, la socialista Maider Etxebarria, también prometió cambios para acabar con el tapón circulatorio del sur, principalmente dar acceso a los taxis y otros vehículos a los corredores exclusivos del BEI.
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