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No habrá Guggenheim en Urdaibai: “El patronato ha decidido no seguir adelante”

Manifestación en Gernika contra el Guggenheim en Urdaibai

Iker Rioja Andueza / Belén Ferreras

Vitoria —
16 de diciembre de 2025 18:38 h

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Finalmente, no habrá Guggenheim en Urdaibai, la única reserva de la biosfera de Euskadi. Por segunda vez, el megaproyecto impulsado políticamente -y económicamente- por el PNV queda en el cajón, según ha acordado este martes el patronato. Después de dos años de reflexión sobre una viabilidad que antes se había dado por hecha, las instituciones han decidido tirar de freno de mano y detener un plan que ha recibido importante contestación social y ecologista en la comarca de Busturialdea. “El patronato ha decidido no seguir adelante”, ha anunciado la directora del Guggenheim de Bilbao, Miren Arzalluz.

El proyecto, en su última formulación, la de 2021, pasaba por una doble sede en Gernika -en la antigua cubertera Dalia- y en Murueta -en los astilleros todavía operativos-, que iban a quedar unidas por una vía verde. Se anhelaba para la zona un efecto transformador como el que el edificio diseñado por el recientemente fallecido Frank Gehry regaló a Bilbao a partir de 1997. Antes, cuando José Luis Bilbao era diputado general, ya se planteó una ampliación “discontinua” en las colonias de la BBK en Sukarrieta.

La diputada general, Elixabete Etxanobe, dijo en la campaña electoral de 2023, antes de acceder al cargo, que el proyecto se haría “sí o sí”. El propio lehendakari, Imanol Pradales, estaba también en el bando del “sí o sí” cuando formaba parte del Gobierno foral vizcaíno y, de hecho, comprometió 40 millones de recursos públicos para el plan. “Es una reserva de la biosfera, no una reserva india”, defendía ya como lehendakari.

“El camino sería muy largo, complejo y a pesar de ello sin todas las garantías. Por eso, las instituciones hemos concluido que poner fin al proyecto es la mejor decisión, la más responsable”, ha manifestado ahora la diputada general en una comparecencia en la que ha estado acompañada de la vicelehendakari y consejera de Cultura, Ibone Bengoetxea, y por la directora Arzalluz. “No ha sido una decisión fácil”, ha admitido en euskera la diputada general, que ha asegurado que la institución que dirige no renuncia a su “compromiso” por dinamizar la comarca de Busturialdea. “No hemos llegado a esta decisión por una única razón”, ha añadido Bengoetxea, que ha aludido a “dificultades” a “incertidumbres”, pero también a la “responsabilidad” que han mostrado las instituciones.

Dos años de reflexión

A comienzos de 2024, el entonces lehendakari, Iñigo Urkullu, recibió a Etxanobe en Ajuria Enea y anunció que se abrían dos años de reflexión sobre el proyecto. A punto de cumplirse el plazo, el patronato de la fundación Guggenheim se ha reunido esta tarde y ha terminado por tirar la toalla. Este organismo tiene tres socios fundadores, el Gobierno vasco, la Diputación y la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York, y otros miembros como las BBK, el BBVA, Iberdrola, Metro Bilbao e incluso medios de comunicación como 'El Correo', Grupo Noticias, EiTB o Prisa.

Lo cierto es que la decisión de dar carpetazo a la iniciativa viene en cierto modo obligada por varias circunstancias que amenazaban con dejar el proyecto en el limbo durante años. De entrada, la posible construcción del doble Guggenheim en Urdaibai ha estado desde sus inicios envuelta en una amplia contestación social que se ha acompañado además de varias demandas judiciales que amenazaban con paralizar la iniciativa ‘sine die’. 

Varios grupos ecologistas recurrieron ante la Audiencia Nacional la decisión de la Dirección de Costas de reducir la protección de la costa en la zona de 100 a 20 metros, y esas denuncias, presentadas por Ekologistak Martxan, Stop Guggenheim Urdaibai y Zain Dazagun Urdaibai, se están tramitando en estos momentos. De ser favorables a los grupos ecologistas, harían imposible la construcción del edificio previsto en esta zona en el centro de la reserva de la biosfera, la única con la que cuenta Euskadi, y en la que ahora se encuentra Astilleros Murueta, que sigue trabajando y fabricando barcos en esta sede de la empresa, aunque tiene otra en Erandio. Las demandas consideran incompatible una reducción de la protección del litoral en una zona a preservar como es Urdaibai.

Precisamente, el hecho de que esta empresa esté activa, supone otro foco de conflicto. Aunque el acuerdo que suscribió la Diputación Foral de Bizkaia con el Gobierno central, por el que se han recibido 40 millones de euros en ayudas para, entre otras acciones, recuperar los terrenos de “los antiguos astilleros” para levantar en ellos el nuevo museo, estos astilleros están plenamente operativos en estos momentos, lo que supone que la salida de la empresa de esa zona llevaría un coste adicional para compensar a la empresa del que nunca se ha hablado, aunque desde la Diputación se insinuó que se podrían comprar el astillero.

De entrada, Astilleros Murueta, -que nunca se ha referido a este tema de forma oficial- ocupa el terreno propiedad del Estado en régimen de concesión desde 1943. En el acuerdo de concesión, firmado durante el franquismo, queda reflejado que en el caso de caducidad de la licencia “el concesionario queda obligado a dejar libre el terreno retirando las instalaciones y derribando a las obras en el plazo que se fije”. Sin embargo, el acuerdo entre Diputación y Gobierno central no dejaba nada en manos de la empresa, sino que asumiría el pago de la descontaminación de los suelos el Estado, y eso ya se había denunciado por los grupos contrarios al Guggenheim de Urdaibai como una irregularidad que pensaban recurrir si se llevaba adelante y podía ser otro foco de paralización.

De hecho, la plataforma Guggenheim Urdaibai Stop ha solicitado formalmente al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) que ejecute el fin de la concesión a Astilleros Murueta para operar en Urdaibai. Una concesión sobre el uso del suelo que data del franquismo, de 1943, y que se firmó entre empresa y administración por 75 años, por lo que, según recuerdan, finalizó en 2018, momento en el que consideran que el astillero debería abandonar la zona, dejando el solar tal y como estaba, denunciaban.

Por otro lado, en el ‘proceso de escucha’ que se ha abierto -a través del Agirre Lehendakaria Center de Juan José Ibarretxe- han surgido más detractores que defensores del proyecto y cada vez más voces de expertos uniéndose en contra.374 investigadores de universidades, centros y sociedades científicas ubicadas en 31 países han suscrito un manifiesto en contra de la construcción del Guggenheim en Urdaibai y se han enviado solicitudes de apoyo Ramsar, organismo internacional dedicado a la conservación de humedales, la Unesco, garante de las reservas de la biosfera y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). Demasiado ruido en contra para la Fundación Guggenheim, que ha preferido salirse de un proyecto en el que aparecía vinculada como contraria a la protección ambiental.

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