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El Parlamento discute sobre la vuelta a los fueros de 1839 en la antesala de una eliminación de restricciones en Euskadi

El lehendakari, Iñigo Urkullu, este jueves en el Parlamento Vasco

Iker Rioja Andueza

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En puertas de un importante anuncio sobre la desescalada en una Euskadi con casi el 80% de la población vacunada y la incidencia próxima a su nivel más bajo desde que se inició la segunda emergencia sanitaria por la COVID-19, la oposición solamente ha conseguido arrancar al lehendakari, Iñigo Urkullu, en el largo debate de política general que ha celebrado el Parlamento Vasco este jueves que llegará “un paso adelante”. No ha querido dar ninguna pista de qué restricciones desaparecerán. Entretanto, el tema central de la discusión ha sido la propuesta de Urkullu en torno a la reforma del Estatuto: pretende “retornar a la soberanía anterior a 1839”, esto es, el estatus vasco previo a la abolición de los fueros.

La sesión consta de dos partes. En la primera, matinal, solamente interviene el lehendakari. Ha hablado 80 minutos, un 55% en euskera y un 45% en castellano Y es en la segunda, vespertina, cuando se produce el debate con la oposición, aunque un tercio de ese tiempo recae, en puridad, en los partidos que sustentan el Gobierno, PNV y PSE-EE. Por la mañana, Urkullu simplemente ha incorporado filosofía a ideas que ya había manejado en el pasado. Ya acuñó el concepto de “nación foral” y busca desde hace tiempo un “concierto político” que refuerce la bilateralidad en la relación entre Euskadi y España. La novedad ha sido su mención a una pretendida mejor posición de los territorios vascos hace 182 años.

Sus palabras no han convencido a nadie más que a los propios. De saque, los socios de coalición, el PSE-EE, han avisado: “Nuestra referencia nunca va a ser el siglo XIX. Siempre será el siglo XXI”. La portavoz de EH Bildu y jefa de la oposición, Maddalen Iriarte, no ha conseguido que el lehendakari le aclare si esa “restitución” de los fueros se puede traducir en el siglo XXI como una apuesta por un “Estado vasco”. Lo ha preguntado por dos veces. Y es que este pleno de política general, que ha empezado a las 9.30 horas y ha terminado a las 19.40 horas, ha mantenido las tradiciones de sesiones anteriores. Los oradores, salvo algunas excepciones como el nacionalista Joseba Egibar y por momentos también el socialista Eneko Andueza, se han limitado prácticamente a leer hasta la última coma de discursos que tenían previamente elaborados, incluidas las réplicas en algunos casos. En su segundo turno, de hecho, ha contado con buena parte de su intervención escrita.

En Elkarrekin Podemos-IU han defendido un concepto más contemporáneo de “soberanía” y Carlos Iturgaiz, líder de PP+Cs, ha optado por el tono humorístico al considerar que Urkullu ha comparecido en la Cámara con una “txapela carlista”. Iturgaiz ha dicho también que Urkullu es un derviche, un bailarín turco que simplemente da vueltas sobre su propio eje, sin moverse, aunque incorpore “florituras” por momentos. Vox, directamente, ha pedido más España y menos autogobierno. Su única parlamentaria, Amaia Martínez Grisaleña, ha tenido que recurrir a la palabra “Euskadi” en lugar de su preferida “País Vasco” cuando ha intentado argumentar ante Urkullu que no es un “país”.

Un tanto molesto, en la sesión vespertina Urkullu ha tratado de explicar que sus referencias históricas no son aleatorias ni folclóricas. Ha señalado que los derechos históricos -es decir, los fueros- forman parte de la Constitución y del Estatuto. “Así está recogido en la disposición adicional segunda de la Constitución. ¿Qué problema hay?”, ha preguntado al auditorio, que por vez primera en 323 días no tenía aforo limitado. Según el lehendakari, la reforma del Estatuto “no trata sólo de discutir un listado de compromisos” o competencias nuevas, sino de garantizar el “respeto a la singularidad vasca” en un “sistema de bilateralidad efectiva”. “Esto es lo anterior a la abolición de los fueros”, ha explicado. Y ha reformulado su idea con otros conceptos. Lo que desea es “gobernanza multinivel sobre una soberanía compartida”. Desde la bancada del PNV, el veterano Egibar ha echado un capote a Urkullu con una vieja lectura sobre lo que significan los fueros al tiempo que Iturgaiz también ha buscado en la biblioteca del siglo XIX para alertar de lo convulso de los tiempos isabelinos.

La conclusión del debate es que la reforma del Estatuto, un asunto que está en la agenda desde 2021, no tiene una fecha concreta para ser retomado ni un texto articulado sobre el que iniciar la tramitación. Los socialistas, que dan la mayoría absoluta al PNV, han sido claros y han pedido a su socio que no repita “experimentos” como el 'plan Ibarretxe'. “Dejen de imaginarse un 'procés'”, ha solicitado Andueza. Iriarte, en sentido contrario, ha mostrado su desazón porque Urkullu ganó en 2012 las elecciones con la promesa de una consulta en 2015 y viajó en 2013 a Nueva York para afirmar que en 2020 el derecho a decidir estaría ejercitado.

A punto de cumplirse diez años desde que ETA anunciara el final de la violencia, este capítulo sigue acaparando discusiones parlamentarias. Urkullu -irónicamente en EH Bildu le han llamado “oposición de la oposición”- ha emplazado a EH Bildu a que “mire a los ojos a las víctimas” y haga una valoración de los más de 800 asesinatos de la organización terrorista. Los socialistas también han planteado a la izquierda abertzale por qué apoya un acto por los derechos del preso de ETA Henri Parot, condenado por 39 asesinatos, y les ha pedido que reflexione si es oportuna una convocatoria en Arrasate-Mondragón cerca de la casa de la viuda de Isaías Carrasco. PP+Cs también ha alertado de que la izquierda abertzale sigue sin condenar a ETA. Iriarte ha replicado que reconocen el sufrimiento de “todas” las víctimas.

La jornada ha dejado otros asuntos que han quedado más o menos opacados por los grandes titulares. Uno de ellos ha sido la voluntad de Urkullu de resolver la llegada de la alta velocidad a Bilbao a Vitoria antes de que acabe el año, lo que incluye “cualquier posibilidad” para los accesos a las ciudades. ¿Es una renuncia al soterramiento? Otro anuncio ha sido la apertura de una delegación en París. También se ha prometido un plan de inversiones extraordinario con 250 millones ya en 2021. Será aprobado previsiblemente el 28 de septiembre, según fuentes del área de Economía y Hacienda. Es la antesala -en palabras de Urkullu- del presupuesto más alto, más social y más inversor de la historia, el de 2022, que será esbozado en octubre.

El pleno lo ha cerrado Egibar. Y lo ha hecho ya excedido su tiempo -la presidenta Bakartxo Tejeria ha sido generosa con todos los oradores- con una mención de apoyo a Jon Darpón y a María Jesús Múgica, exconsejero de Salud y exdirectora general de Osakidetza, respectivamente, que han sido eximidos de su responsabilidad en las irregularidades de la OPE de Osakidetza de 2018, aunque el pronunciamiento de la magistrada instructora ha sido recurrido ante la Audiencia Provincial de Álava y no es firme. El portavoz del PNV ha tratado de poner en valor su honorabilidad y ha asegurado que fueron atacados injustamente y que se les hizo daño a ellos y al país. También el propio Urkullu había dicho minutos antes que “están liberados de toda sospecha” y que “han sufrido una persecución y linchamiento sin juicio previo” aunque, a la vez, ha asegurado que se han puesto todas las medidas para que no se vuelva a repetir lo ocurrido en aquellas oposiciones.

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