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Justificación, equidistancia e indiferencia: el retrato de la sociedad vasca en tiempos de ETA

Un transeúnte contemplando la exposición en el Palacio de Justicia de Bilbao

Maialen Ferreira

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José Luis Zalbide escribió una vez un cuento que trataba sobre tres cerditos que temían a un lobo feroz. Un día, el más pequeño de los tres, ante los continuos ataques del lobo, decidió convertirse él también en lobo para proteger a sus hermanos. Los demás cerditos celebraron su atrevimiento porque comenzaron a sentirse a salvo. El problema llegó cuando observaron a su hermano de cerca y percibieron que realmente se había convertido en un lobo tan feroz como los otros. Probó la sangre y se convirtió en fiera. De este modo, sus hermanos comenzaron a respetarle pero también a temerle. Y así, el cerdo-lobo, en su afán por defender a los suyos, terminó atacando a quienes de estos no le parecían serlo tanto. Ningún cerdito alzó la voz y hasta le recibían en la aldea como a uno de los suyos cuando al cerdo-lobo lo atacaban el resto de lobos, como víctima de aquella violencia, a pesar de las muestras cada vez más visibles de que se estaba convirtiendo en un temible monstruo. Finalmente, el cerdo-lobo acabó matando a uno de los cerditos al considerar que o hacía lo suficiente por defender la casa contra un lobo, que ya hacía tiempo que no veían por el bosque. Entonces, poco a poco, los cerditos empezaron a enfrentar la realidad y a defender el bosque sin la necesidad de la presencia criminal de aquel cerdo convertido en lobo. Zalbide publicó este cuento en noviembre de 1986, cuando ETA asesinó a una de sus antiguas dirigentes, María Dolores González Catarain Yoyes, y se trata de una metáfora de la postura que ha mantenido la sociedad vasca a lo largo de los años del terrorismo.

Este relato es uno de los documentos que muestra la exposición La sociedad vasca ante el terrorismo, un escaparate social que cuenta con imágenes de carteles, pegatinas, octavillas, bocetos y documentos de los fondos de la Fundación Sancho el Sabio sobre los años de ETA. Comisariada por el catedrático de Historia Contemporánea Antonio Rivera y la doctora en Historia Irene Moreno, la muestra realiza un recorrido ordenado cronológicamente por la historia de Euskadi frente a ETA y los momentos que fueron cambiando las reacciones y la respuesta ciudadana frente al terrorismo, como el movimiento del lazo azul para exigir la libertad de secuestrados como Julio Iglesias Zamora, o las manos blancas en contra del secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco, suceso que supuso un antes y un después en cuanto a la repulsa de los ciudadanos vascos frente a la violencia de ETA.

“Las víctimas del terrorismo fueron invisibles durante años. No ocurrió por apatía o distancia, sino por la percepción de quienes eran las víctimas y qué representaban (...) vistas como ajenas a nuestra sociedad, las víctimas eran despedidas con distancia. Al contrario, los activistas muertos en enfrentamientos con la policía u otros ciudadanos fallecidos en manifestaciones, controles o incidentes varios, o asesinados por grupos ultraderechistas y parapoliciales, recibieron la solidaridad de sus comunidades. Una respuesta diferenciada separaba todavía más esas dos realidades”, reza la muestra.

La exposición se podrá visitar en el Palacio de Justicia de Bilbao hasta el 20 de noviembre y ha sido organizada por la Fundación Fernando Buesa Blanco y la Fundación Sancho el Sabio, con el apoyo del Gobierno Vasco y la colaboración de la Fundación Víctimas del Terrorismo, la Fundación Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo y el Instituto de Historia Social Valentín de Foronda (UPV-EHU). Se ha escogido este escenario, según ha señalado la consejera de Justicia, María Jesús San José por ser un “escenario en el que recordar a las víctimas del terrorismo y a todos los miembros de la judicatura asesinados por ETA en particular”, haciendo referencia a todos los juristas asesinados por la banda terrorista.

“Que lo que ocurrió no caiga en el olvido”

“La actitud de la sociedad vasca frente al terrorismo no ha sido homogénea, ni en el alcance ni en el tiempo y eso nos obliga a replantearnos nuestra propia conciencia y moral colectivas”, ha recordado durante la inauguración de la exposición la consejera de Justicia.

El objetivo de la muestra es, en palabras de San José “articular un relato explicativo de las diversas actitudes que tuvo la ciudadanía vasca en relación al terrorismo, para que lo que ocurrió no caiga en el olvido y así, ser críticos y no condescendientes con actitudes de no rechazo al terrorismo”. La consejera ha finalizado recordando que la “equidistancia y la indiferencia ante el terrorismo fueron mayoritarias ante el rechazo frontal durante mucho tiempo y el conflicto político justificaba demasiadas cosas”.

La sociedad vasca ante el terrorismo termina con una pregunta que hace que la sociedad se replantee cuál fue su actitud ante las décadas de terror que vivió el territorio vasco en aquella época: “¿Dónde estuve yo en esos años?” Para que el público repiense sus propias acciones y sienta el conflicto como parte de su vida. También realiza una invitación: “Hacer lo posible para que esto no vuelva a pasar nunca más y para que podamos recuperarnos , en lo posible, del mal causado”.

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