Asociaciones de pacientes, cuando el local de reunión es un bar
Reunidos en un bar, en un pequeño local que les presta una parroquia o en el domicilio de uno de sus miembros, muchas asociaciones de pacientes de Badajoz se ven hoy obligadas a recurrir a espacios improvisados al carecer de sede en la ciudad.
Ante la falta de recursos suficientes para afrontar estos gastos, múltiples asociaciones se han unido con el objetivo común de reivindicar espacios en la ciudad donde poder reunirse, llevar a cabo sus talleres o las tareas administrativas.
El presidente de la Asociación de Síndrome de Asperger de Extremadura, Bernardo Silva, ha relatado las dificultades que tiene hoy esta entidad, que hasta hace poco disponía de un inmueble cedido por un familiar “pero lo ha tenido que vender”, y ahora ha encontrado la ayuda de la parroquia de San Fernando.
La situación no es mejor en el caso de la asociación EmPacense (esclerosis múltiple), cuyas reuniones se producen en ocasiones en un bar, como ha explicado su presidenta, Antonia Morales.
“Algunas veces nos reunimos en la terraza, arrecidos de frío, pues dentro es imposible escuchar con el ruido de los clientes”, ha afirmado Morales, quien ha explicado que esta asociación no es la única que se ve obligada en ocasiones a reunirse en un bar.
Como ha explicado el presidente de la Asociación Extremeña de Trasplantados (Asextras), Francisco Gil, muchas asociaciones no pueden afrontar hoy el alquiler de un local pese a la “gran labor social” que realizan y al ahorro que suponen para las arcas de las administraciones.
“Con la crisis, los ingresos de las asociaciones disminuyeron, pero sin embargo aumentó el número de pacientes que necesitaban su ayuda”, ha afirmado Gil, cuya asociación puede contar hoy con una sede. Todas estas entidades coinciden en que la mejor solución se encontraría en el acondicionamiento de un edificio donde disponer de espacios propios, combinados con otros comunes, para así minimizar gastos.
Consideran que las antiguas instalaciones de Ifeba sería la mejor opción, un edificio ya existente, con dimensiones para albergar “a todas las asociaciones de la ciudad que lo necesitasen”, y cercano al hospital Universitario. Han lamentado la falta de voluntad por parte del Ayuntamiento por resolver esta cuestión y por facilitar que estas instalaciones pudieran solventar las carencias de locales hoy existentes.
La falta de estos espacios también hace que las asociaciones no puedan abarcar a todos los pacientes que quisieran, al no poder ofrecerles terapias o talleres. “En el caso de EmPacense hay lista de espera, pero no puede tener más socios pues no posee un local donde dar los servicios que se podrían ofrecer”, ha lamentado Antonia Morales.
En el caso de la Asociación Voces Amigas de Esperanza (Voades), esta carencia de instalaciones hace que la entidad no pueda activar hoy las actividades que sí lleva a cabo en otros territorios, como ha afirmado su presidente, Rafael de Tena. Quince son las asociaciones que reclaman en conjunto un espacio, aunque “son muchas más en la ciudad”.
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