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Una obra de teatro contra las ideas falsas sobre los menores tutelados: “Su herida común es el desarraigo”

Los actores de 'Soños' durante uno de los ensayos.

Beatriz Muñoz

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Con maneras de superhéroes, tres personajes van presentando sus historias sobre el escenario. Son dos menores que viven en un piso tutelado y la educadora que los acompaña, que tiene ella misma una historia similar. Lo que cuentan sobre las tablas surge de las vivencias de personas que han pasado por el sistema de protección para menores que financia la administración gallega. Sus relatos se condensan en una obra de teatro, Soños, que pretende desmontar las ideas erróneas sobre ellos, la principal de las cuales los vincula con la delincuencia.

En realidad, su entrada en el sistema se produce porque se ven en situaciones de desamparo. Con historias vitales muy distintas han llegado al mismo lugar: un piso tutelado. Lo que las une, su “herida común”, es “el desarraigo, no tener referentes a los que volver”, dice la directora de la obra, Tamara Canosa.

El equipo ensaya estos días para el estreno, que será el 24 de febrero en el Salón Teatro de Santiago de Compostela. Un pase para la prensa permite entrever la propuesta: tres actores profesionales sobre un escenario con pocos elementos y mucho pasado que contar. Hablan de sí mismos como supervivientes, muestran las marcas emocionales que les han dejado las carencias en etapas de la vida en las que lo esperable era que alguna figura adulta se ocupase de cuidarlos y dejan ver el estigma que afrontan.

“Temen todo lo que no pueden controlar, sobre todo por falta de contacto y de conocimiento”, dice uno de los personajes sobre cómo los ven los demás. Otro se considera un viajero en el tiempo: a los jóvenes, en general, se les lanza el mensaje de que vivan el presente, pero ellos deben ocuparse prematuramente de su futuro, reflexiona.

La idea surgió hace unos meses, promovida por la ONG de atención a la infancia Igaxes en su búsqueda de nuevas estrategias para desmontar los prejuicios que perjudican a los menores tutelados. Esta asociación desarrolla el Programa Mentor, financiado por la Xunta y la Unión Europea y que se dirige a los que se acercan a la mayoría de edad o al momento en el que deben salir de la tutela de la administración. En Galicia esta iniciativa busca que puedan hacer el tránsito para emanciparse en pisos supervisados, en los que pueden estar hasta los 21 años o, en algunos casos, hasta los 25. Son sus historias las que dan forma a la obra de teatro. Para escribirla, Fernando Epelde trabajó con chicas y chicos en esta situación y con sus educadores. El objetivo es hacer “una ficción muy real” para mostrar lo que les supone “cargar con las falsas percepciones” sobre lo que son, explican los organizadores.

“Cambiar la mirada”

La directora y los actores –Sara Ferro, Victoria Pérez y Anxo Outumuro– no se acercaron tan directamente a ellos. Hicieron investigación y se documentaron. “No quería muchas ideas preconcebidas”, explica Canosa. Una parte del proceso fue localizar el punto en el que todos estos menores se encuentran, ese desarraigo, tras haber recorrido caminos muy distintos. Unos vienen de hogares marcados por la violencia, de otros no se ha podido hacer cargo su familia biológica, algunos han tenido que migrar. Sobre estas realidades han caído después también capas de racismo, machismo o LGTBIfobia, expone la directora. La pretensión es “cambiar la mirada” que la sociedad les dirige y que se equivoca a menudo en los motivos por los que están bajo tutela de la administración.

En la obra, lo que les han supuesto sus vivencias a estos jóvenes se refleja en sus heridas y en los conflictos que tienen con sus vecinos, por lo que ellos presuponen que son, agrega Canosa. La directora confía en que la pieza sea para los espectadores “un viaje de apertura y emocional” y que sirva para “activar una conversación, un proceso interior”. A qué conclusiones llevará ese camino, dice, es parte “del misterio del teatro”.

El director de la ONG Igaxes, Carlos Rosón, que se alió para el proyecto las productoras teatrales Culturactiva y Artefeito, explica entrevista tras entrevista que estos menores no se libran del estigma que hace que esté extendida la idea de que “si están en centros de menores es que hicieron algo malo”. “Llevamos años luchando contra eso”, recalca. Hay avances, pero los prejuicios siguen en el día a día de estos jóvenes y la asociación busca nuevas vías para intentar llegar a más gente. En este contexto pensó en trabajar con el mundo de la cultura. El proyecto ya ha tenido un efecto que considera positivo antes de que la obra se estrene: para los jóvenes a los que pretende representar es importante tener “espacios de reconocimiento como personas valiosas” como este, en el que actores profesionales van a contar sus historias. El responsable de Igaxes considera deseable que las iniciativas en este ámbito continúen y se presenten estas historias también en series o películas.

Rosón insiste en la “trayectoria vital llena de obstáculos” que tienen los menores que están en el sistema de protección. “La edad media de emancipación en España son los 29 años y estos chicos con 18 ó 19 años tienen que tener construido su proyecto vital. Son como héroes para mí”, resume.

Además de las representaciones para público general, se programarán varias específicas para estudiantes de entre 15 y 17 años. Esto servirá también para evaluar el impacto de la iniciativa, expone Rosón. Una unidad didáctica previa a ver la función y otra posterior permitirá apreciar cambios en la percepción de los alumnos, de edades cercanas a los menores de los que habla la obra de teatro.

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