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Pancho Casal, el productor de cine que se pasó a Podemos: “Estaba harto de criticar desde el sofá”

Pancho Casal

Miguel Pardo

Pancho Casal (A Coruña, 1955), director general de Continental, fue productor de filmes como Sempre Xonxa, Heroína, Los lunes al Sol o De Profundis, entre muchas otras películas, series de televisión, documentales y anuncios publicitarios. Hace casi dos años, su productora suspendió pagos afectada, entre otros motivos, por el retraso en el cobro de ayudas públicas. Harto de la situación actual, la suya es una de las candidaturas que la lista Claro que Podemos presenta al consejo ciudadano en A Coruña de la formación que lidera Pablo Iglesias. Pretende, como explica en su documento político, “colaborar a crear un tejido empresarial, enfocado a la pequeña y mediana empresa, y más competitivo” y “tratar de proyectar una ciudad enfocada hacia nueva economía tanto laboral como empresarialmente que posibilite una sociedad más democrática, igualitaria y feliz”. En esta entrevista, explica por qué decidió dar el paso.

¿Por qué se presenta?

Durante muchos años colaboré en diferentes proyectos asociativos y siempre pensé que la forma de conseguir cosas era de manera colaborativa. Estuve en muchas asociaciones y colaboré en movimientos sociales, pero desde hace un tiempo, y también debido la que mi empresa puede cerrar y tengo más disponibilidad, me di cuenta de que sólo con esta actividad personal no llegaba. Estamos en un momento de urgencia, donde la ciudadanía debe comprometerse. Siempre traté de no llevar una vida cómoda y ya cuando trabajaba de ingeniero decidí dejar Fenosa y apostar por una actividad industrial basada en el audiovisual en Galicia, a pesar de que muchos lo creían utópico. Digamos que ahora actué del mismo modo.

¿Arriesgó?

Me di cuenta de que, a pesar de no ser cómodo, había que implicarse. Estaba harto de hacer crítica desde twitter o desde el sofá. Empecé a ver alternativas y me acerqué a Equo, pero hace un mes decidí que había que hacer algo a corto plazo porque la situación es insostenible. Además, me decidí a hacerlo a nivel local porque era lo que más me importaba, y aportando los conocimientos que tengo en el desarrollo de alternativas económicas. Por eso decidí presentarme como independiente al consejo ciudadano de Podemos. Una de las candidaturas se puso en contacto conmigo para que me uniera a su lista, que es muy variada y con la que coincidía en sus objetivos. Por eso acabé en Claro que Podemos.

¿Y por qué Podemos y no otras fuerzas políticas?

Soy una persona muy incontrolable y muy crítica, pero siempre doy la cara. Eso también provoca que en ciertos tipos de estructuras quizás yo no fuera comprendido. Lo mismo estoy haciendo en Podemos, pero Podemos no es uno, sino muchas personas pensando cosas diferentes para apoyar aquellas que la mayoría de la población reclame. Probablemente yo no esté totalmente de acuerdo con todas las cosas, pero la situación es la que es. Contacté con Equo, a los que respeto y admiro mucho, pero lo que sí considero es que en un momento de emergencia como este, los temas de ecología quizás no son prioritarios para la ciudadanía y lo entiendo. Para mí, a pesar de pasar ahora por una situación complicada, la ecología es muy importante, pero entiendo que para quien no tiene que darles de comer a los hijos, este tema pase a un segundo plano.

¿Qué le ofreció Podemos?

Vi que a través de Podemos podía tener una alternativa y a corto plazo. La gente tiene que darse cuenta por sí misma de la situación insoportable en la que estamos, de la desigualdad que sufrimos. La gente acabará enterándose de que no es posible y que esto tiene que cambiar. La situación es de tal emergencia que tenemos que proactivar a la gente para que se dé cuenta a corto plazo de que esto no puede seguir así. Se puede ser muy activista y militante, pero siempre respetando lo que la gente decida.

¿Influyó su situación personal y empresarial para dar el paso?

Claro que influye, por supuesto, pero en nuestra candidatura sólo hay dos o tres parados. Hay mucha gente que aunque tenga su vida profesional resuelta, son solidarios y se enteran de todo lo que está pasando. Hay profesores que ven que hay niños que se duermen a media mañana porque no desayunaron bien o personal sanitario que atiende todos los días casos gravísimos de precarias situaciones personales. Yo ahora tengo más posibilidades de dedicar tiempo a esto y creo que es mi deber, y no tanto dedicarme a la gran política, sino a cosas puntuales.

¿Como cuáles?

Por ejemplo, yo vivo en el centro de A Coruña y me fastidia ver como las grandes superficies comerciales siguen brotando y desarrollándose mientras el comercio local se muere. Y no hay estrategia alguna para arreglar esta situación. Cada uno debe aportar su grano de arena, porque Podemos no son sólo esas cuatro ideas que siempre se repiten, sino que queremos ir a la concreción. Eso es lo que me motiva.

¿Qué piensa cuando escucha todas esas críticas constantes que apelan a la supuesta radicalidad de Podemos?

Es propaganda. A mí me conoce todo el mundo en el centro de A Coruña y el 99% de los que me encontré por la calle me felicitó por meterme en este marrón, porque es un cierto marrón. Cuando alguien me dice que cómo me metí “con estos bolivarianos”, siempre les digo que si me ven cara de algo de eso, más aún toda vez que algunos me conocen desde que era un niño. Hay gente que cree todas estas historias, personas de buena fe a las que les repiten constantemente una cosa y acaban creyendo en ella. También considero que no hay que ocultar nada.

¿A qué se refiere?

Pablo Iglesias asesoró al Gobierno de Venezuela como a tantos otros, pero lo que debería preguntarse la gente es en que lo asesoró. No es lo mismo asesorar sobre una educación inclusiva, que hacer como Aznar, que se reunió con Hugo Chávez para venderle armas por 1.000 millones de euros. También critican a Vicenç Navarro por haber asesorado al Gobierno de Cuba, cuando lo que hizo fue a ayudar a implantar un sistema sanitario público que permite que aquel país tenga una de las mejores sanidades. Y antes asesoró a Clinton o al Ejecutivo sueco.

¿Pero usted sufre también esas críticas?

A nivel personal no las noto, aunque sí por las redes sociales hay gente que te critica por apostar por Podemos. Yo lo que les diría es que vayan a un círculo de la formación y verán que allí hay gente normal que decidió que esto no puede seguir así y que no podemos continuar por este camino.

En la candidatura en la que se incluye se apuesta claramente por una candidatura ciudadana y unitaria para las elecciones municipales...

Ese es un tema muy importante. La gente se pregunta por qué hay varias candidaturas para el consejo ciudadano de A Coruña y yo creo que es bueno que las haya. Imaginemos que se pactase una lista de consenso unitaria... Pues eso sería una cacicada. Y recordemos que el consejo ciudadano lo elegirán los más de 2.000 inscritos, no el círculo, en el que participamos activamente unas cien personas. Una de las razones por las que aposté por la lista de Claro que Podemos es que deja claro que va a luchar y apostar para que se dé una candidatura ciudadana. ¿Será la Marea Atlántica? Pues yo vería bien que así fuese.

¿Y eso cuándo se sabrá?

Aun no está decidido y se decidirá cuando los órganos estén constituidos, aunque serán todos los inscritos los que elijan lo que hacer de cara a las elecciones municipales. Nosotros propondremos esa confluencia y yo sería partidario de confluir en la Marea Atlántica siempre que se cumplan unos mínimos con los que creo que todos estamos de acuerdo. El mayor problema para la Marea no va a ser con Podemos, sino con los otros partidos políticos, que deben enterarse de que hay que cambiar las cosas, que todo tiene que ser abierto y que debe haber una transparencia total. Haremos todo lo posible y el imposible para que haya una candidatura ciudadana. Sabemos que desde lo local no podemos cambiar el mundo, pero sí que se pueden hacer muchas cosas y, sobre todo, queremos que la ciudadanía pueda decidir sobre muchas cosas.

¿Sobre todo?

Pues por ejemplo, decidir si queremos que se gasten ahora, y hoy por hoy, 10 millones de euros en el túnel de la Marina. Igual en otras épocas sería muy interesante, pero hay que preguntarse si preferimos eso o 50 guarderías. Y esto no es demagogia, esto es dejar decidir a la ciudadanía. Todas las decisiones importantes se deberían consultar a la ciudadanía. Esa es nuestra idea.

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