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El PP de Ourense, incómodo mal necesario para Feijóo

Baltar Pumar dice que está "tranquilo" ante la querella

David Lombao

La querella por presunta prevaricación presentada por la Fiscalía contra el ex presidente de la Diputación de Ourense hizo saltar la figura del oficialmente retirado José Luis Baltar a la esfera de la actualidad estatal. En una tertulia radiofónica el diputado del PP en el Congreso Gabriel Elorriaga era cuestionado por el caso de los más de cien supuestos enchufes en la Diputación ourensana y el conservador adoptó una sintomática actitud. Partiendo del lugar común de apelar a la “presunción de inocencia” Elorriaga dejó caer que los modos y maneras de Baltar padre eran propios de la “vieja política”, que nada tienen que ver con Alberto Núñez Feijóo, aseguraba. El presidente de la Xunta es “un nuevo valor del PP” que “renovó gobierno y partido”, afirmó, esforzándose en separarlo de las “prácticas” del ourensano, una separación que el propio Feijóo intentó, con más o menos tesón pero sin éxito, desde su llegada al poder autonómico.

Dicen los hagiógrafos del jefe del Gobierno gallego que Feijóo no conoce la derrota desde que preside el Consello da Xunta. Esto es cierto en términos puramente electorales, pero no lo es tanto en su propia casa política. A finales de enero de 2010 el PP de Ourense celebraba su congreso provincial y la dirección autonómica del partido intentó una inédita operación: derribar el baltarismo presentando un candidato alternativo que intentara derrotar a Manuel Baltar, que se disponía a sustituir a su padre en el partido como paso previo a hacer lo propio en la Diputación. Feijóo, directamente y a través de su secretario general, Alfonso Rueda, intentó que el alcalde de Verín, Juan Manuel Jiménez Morán, pasara a ser su hombre en Ourense. Pero no lo lograron. En la cita congresual ahora situada bajo la sombra de la sospecha judicial la máquina baltarista que había sostenido las victorias de Manuel Fraga y del propio Feijóo funcionó con precisión. Baltar padre y Baltar hijo ganaban, Feijóo perdía.

Durante aquella campaña interna desde el círculo más próximo a Jiménez Morán, esto es, a Feijóo, no se ahorraban críticas a lo que Elorriaga define como “vieja política”, incluso dejando escapar sin disimulo acusaciones de “caciquismo”. Pero los Baltar siguieron reinando en la provincia ourensana, granero de votos fundamental para los conservadores en Galicia -en las pasadas autonómicas lograron allí el 49,16% de los votos-. Y en esto la Fiscalía asumió como propia la querella presentada por el PSdeG. Y la dirección del PP gallego, que prepara su congreso para el penúltimo fin de semana de enero, mantiene un perfil bajo en el caso. No acusa, pero tampoco sale en defensa de lo que viene siendo su incómodo mal necesario.

Acusaciones de enchufismo y de dupla militancia para el PSdeG

Pero frente a la calculada discreción de la dirección autonómica del partido llegó este martes una explosiva comparecencia del número dos de Manuel Baltar, el vicepresidente de la Diputación, Rosendo Fernández. Rodeado de representantes del PP de Ourense en el Congreso, en el Senado y en el Parlamento de Galicia Fernández salió a “censurar el comportamiento ruin y tendencioso” del PSdeG y a bombardearlo dialécticamente. “El PP de Ourense advierte de los riesgos que tienen tantas ansias de protagonismo” y la “incoherencia personal”, advirtió a los socialistas antes de “poner como ejemplo a las tres personas que dieron la rueda de prensa” para valorar la querella de la Fiscalía“. Fernández comenzó por la secretaria de organización del PSdeG en la provincia, la también diputada María Quintas, ”que aún no solicitó la baja del PP de Ourense, donde figuraba como afiliada“ desde los años 90, acusó. En pocos minutos, Quintas anunciaba una denuncia por injurias.

“El PP no es un partido de decir 'y tú, más”, argumentó Rosendo Fernández. Lo aseguró después de desgranar algunos de los “cientos de afiliados y simpatizantes de otras fuerzas políticas”, sobre todo del PSdeG que, asegura, “trabajan en ayuntamientos dirigidos por los socialistas”. “Hijos de concejales”, “hermanos”, “tíos”... todos ellos fueron objeto de enchufes, asegura. Mientras, defiende, de los 104 contratos a los que “se refiere la querella” del fiscal, “solo 42 comenzaron a trabajar en la Diputación antes del 30 de enero de 2010, fecha del congreso [del PP de Ourense]” y “sólo seis fueron compromisarios” en ese cónclave.

Mientras Rosendo Fernández ponía el ventilador a funcionar, desde las filas socialistas procuraban cortar el cordón sanitario con el que la dirección gallega del PP parece querer separarse de los Baltar. “La trama de corrupción tejida por los Baltar contó con el aval de Feijóo e incluso con las felicitaciones de Rajoy, que llegó a decir que 'el PP es Baltar”, dice el secretario provincia socialista, Raúl Fernández. “Rueda y Feijóo aparecieron como claros conocedores de las contrataciones” ahora investigadas, subrayan. No en vano, recuerdan, “fueron los propios candidatos de la línea de Feijóo y Rueda los que denunciaron las prácticas irregulares” de Baltar, padre y hijo. El PSdeG, dice, lleva “veinte años denunciando estos procedimientos”, que ahora llegan ante la Justicia y por eso reclaman una investigación, también en el ámbito político. Por eso, y porque las prácticas del padre “son seguidas por su hijo, actual presidente de la Diputación”.

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