Esta semana y con motivo de la Quincena de Lucha Feminista de Madrid, el antiguo local Marx Maderafue ocupado por un grupo de mujeres y rebautizado como La Hoguera. Durante la acción, alguien tomó una foto en la que podía verse a una de estas mujeres borrando el logotipo del PCE con un spray de color negro. Automáticamente, la imagen disparó acalorados debates, especialmente en Twitter.
Una semana más tarde, la postura que algunas personas han adoptado es: no nos detengamos en el debate sobre un símbolo. Mientras discutimos esto, 4 mujeres han sido asesinadas esta semana en menos de 48 horas, elevando a 12 el número de muertes por violencia machista en lo que va de año en España.
Pero dicha imagen representa muy bien la transversalidad de muchos de los conflictos que sufre la política hoy día. Por un lado, se mezcla que como diría Guille, “la memoria que no se actualiza, se pudre”. Parece una buena noticia que un local (y sus símbolos) que estaba cerrado y en riesgo de ser devuelto a la lógica de la especulación inmobiliaria sea liberado temporalmente para las luchas feministas. Desde ese punto de vista, el borrado de un símbolo parece algo secundario, en tanto que dicho espacio tenía por fuerza que rehacer su simbología.
Por otra parte, la máxima 15mayista de poner en cuestión la partitocracia (y no los partidos, tal y como apunta Ismael Peña) ha puesto en cuestión el sentimiento de pertenencia exclusiva a las estructuras políticas. Precisamente, han sido muchas mujeres activistas y/o feministas, quiénes han puesto, ponen y pondrán en cuestión la lógica masculina que hay en las jerarquías de dichas estructuras. Desde este otro punto de vista, que cualquier símbolo pueda ser borrado, parece otra buena idea, en pos de favorecer luchas transversales que no se adscriben a ningún partido sino que apelan a la ciudadanía en general, como es el caso de las luchas feministas.
Pero sí es cierto que muchas personas (incluso feministas integrantes o simpatizantes del Partido Comunista) se sintieron ofendidas por el gesto. ¿Hay que guardarse la memoria en el bolsillo? (Como se pregunta Hamador). ¿Es la ruptura semántica la única forma posible de transición hacia un modelo de política donde la pertenencia exclusiva deje de ser un requisito indispensable? ¿Necesitan las luchas de hoy desprenderse de los iconos del ayer? ¿Sirve la remezcla solo para editar vídeos y no para re-escribir imaginarios?
Lo que parece claro y no debería quedar desapercibido es la reacción de muchos hombres autodeclarados “de izquierdas” ante este hecho. Muchas de las feministas que son críticas con la masculinidad hemegónica y especialmente con aquella que se disfraza de alternativa (especialmente útiles son herramientas como la “Guía para reconocer si eres un machote de Asamblea” de Feministas Ácidas) sufrieron múltiples ataques, insultos y toda clase de presiones que deben ser considerados como parte del problema a erradicar. No deja de resultar paradójico y triste que precisamente un hecho que no ataca a ninguna persona directamente (en todo caso, indirectamente) sea utilizado por muchos hombres de izquierdas para insultar (directamente) a mujeres feministas.
La política es tomar posiciones. Y la posición debería estar clara: existe mucho machismo en la izquierda. Las luchas feministas han supuesto y están suponiendo un movimiento transformador que parte de la “izquierda de los logotipos” no ha sabido asimilar. Y los logotipos, como el amor romántico, no pueden ser para toda la vida.
Sobre este blog
Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.