“Alemania destruye su propia dominación porque no se puede salir de la crisis a través del ahorro”
Tomasz Konicz es uno de los periodistas y ensayistas que denuncian desde dentro de Alemania la imposición por Berlín de políticas económicas a los demás países de la eurozona. Considera que las reglas del juego en la UE están diseñadas en beneficio de Alemania aunque muchos de sus habitantes también deben ser incluidos en la lista de víctimas.
Sus artículos aparecen en los diarios junge Welt y neues Deutschland. En 2017 se publicará en España su libro Exit. Ideología de la crisis, y estos días presenta en Berlín Colapso del capital.
Escribe en su libro Auge y caída de la Europa alemana (2015) que “Alemania lleva a cabo una guerra de nuevo”. ¿Puede explicar brevemente su tesis?Auge y caída de la Europa alemana
No es una guerra militar, por supuesto, sino una especie de guerra económica que se traduce en una dominación política. Se pueden trazar paralelos históricos con la década de los 30. En aquellos años se llamaba a esta estrategia “beggar thy neighbour” (arruinar al vecino, en inglés). Y funcionó entonces, así como hoy, basada en el máximo superávit comercial. Con el superávit se exportan al mismo tiempo las deudas, por lo que muchos de los países que tienen deudas tienen déficit. Con el superávit comercial se exporta desindustrialización y paro. La República Federal Alemana ha obtenido en la zona euro un superávit comercial muy fuerte desde que se introdujo el euro.
En la periferia, además, se une a dicha política las crisis propias. No se podría afirmar que en España no hubo corrupción, igual que en Grecia. ¿Dónde empieza la responsabilidad propia y acaba la alemana?
Esa política de arruinar a tu vecino solo funciona naturalmente cuando una de las economías es mas fuerte que la otra. Cuando la productividad es mayor. La corrupción está por todas partes, también en Alemania, solo hay que ver el proyecto del aeropuerto de la capital, que aún continúa sin ser inaugurado porque por cuestiones de malversación se ha construido de una forma desastrosa.
La corrupción es una constante del capitalismo, pero Alemania es el centro económico de Europa, en especial desde que se ha dedicado a precarizar la fuerza de trabajo autóctona. La introducción de la Agenda 2010 hizo que los salarios bajasen de forma masiva. Desde la introducción del euro, los salarios sólo han aumentado de forma marginal. Un masivo dumping salarial ha contribuido a aumentar aun mas dicho superávit comercial. Ha sido una estrategia consciente.
¿Qué rol juegan los acreedores de la deuda?
La ofensiva exportadora alemana ha ido de la mano de las burbujas de deuda en la periferia de Europa, como las de España, Grecia o Irlanda, que suele olvidarse. Estas burbujas hacen posible el endeudamiento. ¿De dónde viene el dinero? Pues del norte. La coyuntura de déficit provoca una circulación de dicho déficit, es decir, que desde el norte viajan las mercancías al sur y desde el sur viajan los títulos de la deuda a los tesoros de los bancos del norte. El norte se beneficia de esa forma vendiendo las mercancías y al mismo tiempo reproduciendo su capital.
Sin embargo, afirma en su libro que este sistema contiene el germen de la caída de la propia Alemania.
La política deflacionaria actual tiene consecuencias devastadoras. En los años 30 vimos las consecuencias de una política similar con el canciller Heinrich Brüning, que ha pasado a la historia como el canciller del hambre, porque llevó a cabo una política muy dura de ahorro. Ello contribuyó al ascenso de los nazis en Alemania. Y esto, de forma parecida, es precisamente lo que tenemos ahora en Europa.
El Ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, impone esa dictadura de la deuda, lo cual exacerba los sentimientos nacionalistas. A través de la política que lleva a cabo Alemania, destruye a medio plazo su propia dominación porque no hay posibilidad de salir de una crisis sistemática a través del ahorro. Es una espiral deflacionaria devastadora, en la cual las medidas de ahorro llevan a que la demanda baje cada vez más. Y ello hace que la crisis de la deuda sea a su vez mayor. Esto es lo que está pasando sobre todo en Grecia.
Si cae la demanda en Europa, ¿no hay otros mercados emergentes para los productos alemanas como Brasil o India?
Eso fue una tesis que duró un tiempo, que estos países serían las nuevas locomotoras, pero eso ya es pasado, todos los países emergentes se encuentran en una fuerte crisis. Y en el caso de Brasil, porque lo ha mencionado, la crisis política que ha conducido a un golpe de Estado fáctico muestra cómo dicha creencia era errónea, ya que el pueblo en estos países es dependiente de los precios de las materias primas, y también tienen burbujas de deudas.
El mundo se encuentra en una burbuja de liquidez que ha ido fluyendo hacia los lugares en los cuales los intereses eran más elevados. Incluso en China hay unas tendencias muy fuertes a que se formen burbujas inmobiliarias y el Estado ha tenido que intervenir de forma masiva para poder estabilizar la economía.
¿Puede ser la caída del Deutsche Bank el comienzo del fin?
Puede que el Estado consiga salvar al Deutsche Bank para que no quiebre, pero después vendrá algo nuevo, una nueva crisis. Nos encontramos en una burbuja de liquidez global ante la cual los instrumentos políticos parecen estar agotados. Los intereses están en cero, de hecho ya hay intereses negativos. Si hay una nueva crisis, no habrá casi posibilidades políticas para reaccionar. Esta política de tipos bajos de interés, si se prolonga en el tiempo, socava el negocio de los bancos. El sistema se encuentra en los preludios de una gran crisis global.
¿Esos instrumentos políticos son aún más limitados en los países de la periferia del euro, como muestra el caso de Syriza en Grecia?
El caso de Syriza muestra la necesidad urgente de una organización transnacional de la izquierda emancipadora a nivel europeo. En Grecia sería necesario oponerse al régimen de ahorro impuesto por Alemania. Una conexión de las fuerzas de izquierda, al menos a nivel europeo, que en parte ya existe, que entre en las estructuras y que consiga ser una resistencia y que sobre todo desarrolle una conciencia para una transformación del sistema.
Hay fuerzas en el interior de las izquierdas que piden acabar con el euro, por ejemplo. Si Grecia hubiese salido del euro, que era lo que quería Schäuble, el país sería desde 2014 un país tercermundista.
Hay una izquierda conservadora que quiere volver al pasado. Lo cual es una verdadera tragedia, ya que los conceptos tienen que tener perspectiva de futuro y partir del presente. Muchos quieren volver a los años 70, a la Unión Soviética, a la RDA, siempre al pasado, en lugar de mirar a la crisis que tenemos ante nuestros ojos. Ante esta crisis, hay que comenzar un proceso de transformación política buscando formas de colectivización postcapitalistas. La Unión Europea no debe ser vista como algo positivo per se, porque es un campo de batalla.
Es experto en Europa del Este y sigue muy de cerca el conflicto con Rusia y el juego de intereses al que hemos asistido en Ucrania y en Siria. ¿Cuál es su visión de las relaciones entre Alemania y Rusia en este momento?
Dentro de las élites alemanas hay dos tendencias. El grupo atlántico, que cree más importante la cooperación con los EEUU, y el grupo de Charles de Gaulle, que busca alianzas con Rusia. Estamos en un momento estratégico en el que Alemania tiene que decidir si cree que es más importante el tratado TTIP y una alianza con EEUU, o se trataría de hacer una coalición euroasiática. Estas tendencias se encuentran en los dos partidos en el poder, tanto en la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) como en el partido socialdemócrata (SPD).
Yo mismo no sé cómo se va a decidir. Siria es ahora mismo el punto de conflicto del imperialismo global. Siria es tan peligrosa porque hay tres conflictos en su interior: el juego imperial (los EEUU ya no son el único país imperialista que interviene en Oriente Medio), una nueva guerra fría con Rusia y por último están los actores locales, como Turquía. La lucha entre chiíes y suníes, entre el eje Ankara-Riad y el Irán y Siria. Y el innumerable número de milicias que se han formado de la descomposición del sistema capitalista en la región.
Ahora que la hegemonía de EEUU está erosionada, aparecen nuevos estados-monstruos de nuevo. Hay una competencia mayor. La mayor amenaza para EEUU es una coalición eurasiática entre Rusia y China. De ahí que traten de llevar a cabo los acuerdos económicos TTIP con Europa y TPP con Asia. Es un cordón sanitario que pasaría en Asia por Filipinas, Japón, Corea y Vietnam. Y en Europa y en Oriente Medio la frontera va hasta Ucrania. Esa guerra en Ucrania es parte de esta estrategia. No se trata de Ucrania como tal, sino del peligro de que Putin acoja a Ucrania en una coalición euroasiática. Entonces es cuando se produjo el golpe de Estado liderado por fuerzas de extrema derecha.
¿Qué fuerzas emancipadoras de izquierdas ve en esas dos regiones en guerra, Ucrania y Siria?
Para mí claramente en Siria los únicos son los kurdos de las Unidades de Protección Popular, el YPG, que fueron formadas por el PKK (turco) y tratan de llevar a cabo una estrategia inclusiva. Durante un tiempo estuvieron haciendo malabarismos entre las fuerzas imperiales.
En Ucrania, sin embargo, prácticamente no hay nada. No veo fuerzas progresivas en la región. El movimiento del Maidán fue instrumentalizado por fuerzas occidentales y se apoyó en las fuerzas más radicales de derecha en su interior. Sobre todo, EEUU formó a neonazis en técnicas paramilitares en torno a la ciudad de Lviv, que es el centro del fascismo ucraniano.
El ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, estuvo en la plaza de Maidán jaleando a los manifestantes para luchar contra el régimen de Kiev. ¿Por qué no estuvo en la Puerta del Sol de Madrid apoyando al movimiento 15M?
En Alemania toda la protesta española se siguió con mucho interés, así como la posterior imposición de la Ley Mordaza, que fue la reacción del Estado español a las protestas masivas. España estaba en la línea de los intereses económicos alemanes, ha seguido el dictado del ahorro, así que sus dirigentes pueden hacer lo que quieran. Ucrania no estaba en esa tendencia, quería entrar en la Unión Euroasiática, la oligarquía del Este estaba en aquel momento en el poder y quería colaborar con Putin. En ese caso se apoya incluso a los nazis si hace falta.