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Emmerson Mnangagwa, nuevo presidente provisional de Zimbabue

Emmerson Mnangagwa, elegido nuevo presidente de Zimbabue tras la dimisión de Mugabe.

EFE

El exvicepresidente Emmerson Mnangagwa ha jurado este viernes como presidente provisional de Zimbabue, en sustitución de Robert Mugabe, después de la dimisión del veterano líder el pasado martes tras la toma del control del país por parte de los militares.

Mnangagwa que ha cumplido así su viejo deseo de convertirse en jefe de Estado, pues su nombre ha estado vinculado durante casi 15 años a numerosos planes para reemplazar a Mugabe. Unos planes que le costaron la destitución el pasado 6 de noviembre y la huida del país, forzado por las ambiciones de la primera dama, Grace Mugabe.

La decisión de Mugabe de expulsar a su vicepresidente llevó a los militares a organizar un “golpe militar” para impedir “las purgas” que estaba organizando el Gobierno del país con la destitución de todas las voces contrarias al expresidente -en el poder desde hace 37 años- y a las aspiraciones de la primera dama.

En arresto domiciliario y abandonado por su partido -Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF)-, Mugabe aseguró que no dimitiría y que esperaba una “vuelta a la normalidad” en Zimbabue tras el alzamiento militar y las detenciones de dos de sus ministros. Tras una semana de presiones por parte del ZANU-PF, el ya expresidente del país presentó su dimisión “voluntaria” al parlamento.

Tras una semana de presiones por parte su partido -Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF)- y en arresto domiciliario custodiado por el Ejército, Mugabe presentó su dimisión como presidente “de forma voluntaria”.

La vuelta de un 'Cocodrilo' “suave como la lana”

La vuelta de Mnangagwa, popularmente conocido como “Cocodrilo” por su forma de atacar a sus adversarios políticos, y su proclamación como presidente provisional de Zimbabue abre una nueva etapa para el país. Una etapa en la que los medios piden libertad de prensa y las asociaciones de derechos humanos reclaman que se dejen atrás las prácticas represivas que durante años han acompañado a la “dictadura” de Mugabe.

Por el momento, Mnangagwa parece apostar por un enfoque más pragmático pues, en su primer discurso tras regresar de su exilio en Sudáfrica, prometió “crecimiento económico, paz y trabajos” ante los cientos de seguidores que se agolparon ante la sede de la ZANU-PF.

El nuevo líder zimbabuense, de 75 años, aseguró también que se ha vuelto “suave como la lana” para desmarcarse de hechos de su carrera política pasada como la llamada operación Gukurahundi, en la que desempeñó un papel clave como ministro de Seguridad, considerada por muchos como un genocidio por haber acabado con las vidas de más de 20.000 miembros de la etnia Ndebele en los años 80.

Sus palabras no convencen a organismos como Human Rights Watch (HRW), que ha exigido que el Ejército revele el paradero de los detenidos durante las operaciones militares de la semana pasada, entre ellos algunos ministros.

La población de Zimbabue desconoce, hasta ahora, dónde está Mugabe, qué va a hacer a partir de ahora y qué le impulsó el martes a dimitir después de resistirse hasta el último momento.

Algunos medios apuntan a que Mugabe habría conseguido inmunidad a cambio de su renuncia y otros afirman que se exiliará a Singapur, donde posee activos y donde viaja a menudo para recibir tratamiento médico.

La jura de Mnangagwa se ha producido en un gran acto de ambiente festivo en un estadio de la capital, Harare.

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