Israel se retira de las negociaciones en Qatar e insiste en que su plan es convertir Gaza en un resort
Tras 80 días de bloqueo absoluto, Israel ha permitido esta semana la entrada de una cantidad “mínima” de ayuda humanitaria. Lo justo para mantener con vida a los civiles y seguir gozando de la protección de EEUU ante el Consejo de Seguridad de la ONU y los tribunales de La Haya, tal y como ha reconocido su ministro de Finanzas. Con esa poca harina, algunas panaderías sostenidas por el Programa Mundial de Alimentos de la ONU han podido reabrir este jueves para distribuir algo de pan a miles de civiles hambrientos.
Se trata de una maniobra estratégica de Israel para esquivar la presión internacional ante una hambruna programada y poder expandir sus planes de destrucción sobre la Franja en una nueva fase de la guerra —cuyo objetivo declarado es tomar y destruir “lo que queda” del enclave palestino—. Mientras tanto, este jueves, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha ordenado a sus negociadores retirarse de las conversaciones en Qatar, según ha informado Haaretz —y a las que ya acudió forzado por las presiones del enviado especial de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, según informó el periódico israelí—.
El martes, el primer ministro ya anunció el regreso de los jefes del equipo negociador israelí, dejando en Doha figuras de segunda línea. Hamás denunció que la presencia del equipo israelí en Qatar pese a su “falta de autoridad para llegar a un acuerdo” era una operación para “engañar a la opinión pública”. Sin embargo, la Casa Blanca sí ha mantenido contacto directo con Israel para tratar de desatascar las negociaciones.
Mientras tanto, durante su primera rueda de prensa en cinco meses, Netanyahu dejó claras el miércoles sus condiciones maximalistas para acabar la guerra. Entre ellas estaba por primera vez hacer realidad el plan de Trump para expulsar a los gazatíes de su tierra y convertir la Franja en la Riviera Maya de Oriente Medio. Condiciones inaceptables para cualquier interlocutor palestino.
“Estoy listo para acabar la guerra con unas condiciones claras que garantizarán la seguridad de Israel: todos los rehenes vuelven a casa; Hamás depone las armas, deja el poder y su cúpula (quien quede) se exilia de la Franja; Gaza se desmilitariza completamente; y llevamos a cabo el plan de Trump, que es muy correcto y revolucionario”, dijo Netanyahu. “Hasta la victoria”, concluyó el primer ministro.
Este jueves, Trump y Netanyahu han hablado por teléfono y la oficina del primer ministro israelí sostiene que el estadounidense “expresó su apoyo a los objetivos establecidos por el primer ministro Netanyahu: asegurar la liberación de todos los rehenes, eliminar a Hamás y avanzar el Plan Trump”.
La llamada se produce tras unos días de tensión entre ambos. Trump hizo un viaje por Oriente Medio sin pisar Israel e incluso negoció la liberación de uno de los rehenes estadounidenses en manos de Hamás con la mediación de Qatar y sin la participación de Israel, lo que indignó a miembros del Gobierno de Netanyahu. Con esta liberación sin condiciones, Hamás quería desencadenar un nuevo proceso de negociación hacia un alto el fuego permanente.
“Las conversaciones de los últimos días en Doha son una fachada. No es allí donde se están llevando a cabo las verdaderas negociaciones en este momento”, decía hace unos días una fuente israelí al medio Axios. El medio asegura que Witkoff ha lanzado una nueva propuesta similar a la anterior sobre un alto el fuego a cambio de liberación de rehenes, pero dando mayores garantías a Hamás para que Israel no rompa el alto el fuego —tal y como hizo el pasado 18 de marzo—.
Netanyahu tiene claro que no es el momento de parar. “El trabajo no ha terminado todavía y tenemos un plan muy organizado”, dijo en su rueda de prensa. “Después de aplastar al enemigo en el sur, ya nos enfrentamos entonces a una gran presión nacional e internacional para detener la guerra. Repelimos esta presión, entramos en Rafah, nos apoderamos del corredor Philadelphi y cortamos las rutas de suministro de Hamás”. Una vez más, el objetivo es esquivar esa nueva presión internacional que ha resultado insuficiente durante 19 meses. El primer ministro incluso presume de ver temblar a causa de sus bombas las casas de los israelíes que viven en la frontera cerca de Gaza.
Israel mata a seis escoltas de la ayuda humanitaria en Gaza
Tal es el desprecio por la situación de los gazatíes que Israel mató anoche a seis personas que escoltaban la ayuda humanitaria cuando detenían un asalto a dos camiones que llevaban suministros médicos a Gaza.
“Condenamos en los términos más enérgicos el horrendo crimen cometido por el ejército de ocupación israelí contra el personal de seguridad y ayuda y los comités populares voluntarios en el área de Deir al Balah, que resultó en el martirio de 6 miembros de los equipos de seguridad y protección de ayuda”, denunció el Gobierno de Gaza en un comunicado de madrugada. “Varios muertos siguen en el lugar de la masacre, difíciles de alcanzar debido a los bombardeos y los continuos disparos desde aviones en la zona”, señalan.
Fuentes locales denuncian que el equipo, compuesto tanto por miembros de la policía de Hamás como de voluntarios, estaba protegiendo los camiones de un intento de asalto por un grupo de individuos no identificado cuando las fuerzas armadas israelíes lanzaron una serie de ataques contra ellos. Según la prensa palestina, el ataque se produjo cuando los camiones recorrían la carretera de Salah al Din, una de las dos principales vías que atraviesan Gaza de norte a sur.
El Ejecutivo gazatí acusa a Israel de pretender interrumpir el flujo de ayuda humanitaria “y crear un estado de caos y anarquía” en la Franja de Gaza. Esta institución ha apelado en numerosas ocasiones a que la población proteja los camiones, ya que Israel alegó que Hamás se apropiaba de la ayuda que cargaban para comenzar a bloquear completamente su acceso el 2 de marzo, lo que privó a la población de bienes básicos durante tres meses. Unos 200 camiones han accedido a Gaza en los últimos días después de tres meses de bloqueo total de Israel.
La hambruna, el plan de ayuda israelí —que ha sido calificado por el jefe de asuntos humanitarios de la ONU como una “cortina de humo” para continuar la violencia— y el anuncio de una nueva fase de la guerra aún más dura que las anteriores ha forzado a la UE a posicionarse tímidamente. El bloque comunitario revisará el acuerdo comercial con Israel ligado al cumplimiento de derechos humanos.
“No hay tiempo para más declaraciones retóricas. Hasta ahora solo hay palabras mientras sigue el genocidio. Han pasado casi 20 meses ¿cuánto tiempo más tiene que pasar?”, se pregunta indignado Raji Sourani en conversación con elDiario.es. Sourani, abogado gazatí, sobrevivió a dos bombardeos y logró salir de la Franja gracias a la ayuda de sus amigos en el exterior.
“¿Están esperando a que Israel complete su misión?”, concluye el abogado, que pide rendición de cuentas y la aplicación de las medidas provisionales de la Corte Internacional de Justicia y de las órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional. “Occidente tiene que parar de enviar las armas y munición con la que nos están matando”, concluye.
El Gobierno ultra de Netanyahu incluso ha culpado a los gobiernos europeos que han elevado el tono contra Israel de incitar el asesinato ocurrido este jueves en Washington de dos empleados israelíes de la embajada. Las acusaciones de “genocidio, crímenes de guerra y asesinato de bebés allanan el camino para los asesinatos”, ha afirmado su ministro de Exteriores. El ministro israelí para la Diáspora y la lucha contra el Antisemitismo, Amichai Chikli, ha denunciado la consigna 'Palestina libre', afirmando que “no es un grito de libertad, sino un grito de asesinato”.
Mientras, Netanyahu ha seguido adelante con su desafío a la Justicia y el jueves por la noche nombró al general David Zini como nuevo jefe del Shin Bet (el servicio de Inteligencia interior), después de que el Tribunal Supremo dictaminara el miércoles que la destitución de su predecesor, Ronen Bar, es ilegal. El Gobierno israelí destituyó a Bar el pasado marzo, después de que empezara a investigar los supuestos pagos por parte de Qatar a varias personas cercanas a Netanyahu, siendo la primera vez en la historia del Estado hebreo que el Ejecutivo despide al líder del Shin Bet.
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