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DOCUMENTO

La nueva propuesta de India y Sudáfrica para lograr una suspensión de patentes: tres años de duración y no solo vacunas

Varias personas protestan ante las oficinas de Johnson & Johnson en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) pidiendo que liberalicen las patentes. Nic Bothma / EPA - EFE

Icíar Gutiérrez

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India, Sudáfrica y otros 60 países han reformulado su propuesta a favor de una exención temporal de derechos de propiedad intelectual, entre ellos las patentes, de vacunas y otros productos contra la COVID-19. 

El texto fue difundido el 21 de mayo en un intento de conciliar posiciones tras meses de estancamiento de los debates en la Organización Mundial del Comercio (OMC) por el bloqueo principalmente de los países ricos, y unas semanas después de que Estados Unidos asombrara al mundo con su apoyo a la suspensión temporal de las protecciones de propiedad intelectual de las vacunas.

La nueva propuesta se debatirá por primera vez en una reunión informal en la OMC el próximo 31 de mayo. El texto mantiene en gran medida el espíritu del original, pero añade algunas especificaciones en respuesta a quienes habían expresado que era demasiado amplio. El objetivo explícito es avanzar en las discusiones “teniendo en cuenta los debates y los comentarios recibidos”. Las medidas en la OMC se suelen adoptar por consenso de todos los miembros.

El documento revisado añade la preocupación por las nuevas mutaciones del virus y, como el anterior, reafirma su alcance más allá de las vacunas. Se centra en los “productos y tecnologías sanitarios”, incluyendo “diagnósticos, terapias, vacunas, dispositivos médicos, equipos de protección personal, sus materiales o componentes, y sus métodos y medios de fabricación” para la prevención, el tratamiento o la contención de la COVID-19.

Un periodo mínimo de tres años

La propuesta reformulada también agrega un párrafo sobre la duración de la medida: al menos tres años a partir de la fecha de la decisión. Posteriormente, proponen, el Consejo General –el órgano de toma de decisiones de más alto nivel de la OMC– revisaría la existencia de las circunstancias excepcionales que justifican la exención, “y si estas dejan de existir”, el Consejo General determinaría la fecha de finalización de la misma.

Los países copatrocinadores justifican esta duración así: “La comunidad internacional se enfrenta a un nuevo patógeno, con muchas incertidumbres. Por ejemplo, todavía se está investigando una terapéutica eficaz, y todavía hay muchas incógnitas con respecto a las vacunas que tendrán que ver con la fabricación y el suministro a escala que se necesitará para controlar la pandemia, como la duración de la inmunidad conferida, la eficacia de las vacunas contra las nuevas variantes y el efecto de las vacunas en los niños”.

Además, escriben, “la duración tiene que ser práctica para que la fabricación sea factible y viable. Estas complejidades sugieren la necesidad de una duración práctica y flexible”.

Una vez más, el documento no se ciñe solo a las patentes, que otorgan a las empresas un monopolio sobre la producción y buscan proteger sus invenciones de la competencia durante un tiempo limitado. Tal y como está planteada en este momento, si saliera adelante, se suspenderían de manera temporal, mientras dure la pandemia, varias provisiones del llamado Acuerdo de los ADPIC –el marco normativo internacional del sistema de propiedad intelectual en el comercio–: derechos de autor y los que se derivan de ellos, dibujos y modelos industriales, patentes y protección de la información no divulgada.

La medida se ha debatido hasta nueve veces

En la OMC se ha debatido hasta nueve veces, tanto de manera formal como informal, la propuesta que presentaron India y Sudáfrica el pasado octubre. La iniciativa ha recabado en todos estos meses el respaldo de decenas de países, principalmente los de menores ingresos, que defienden que puede ayudar a expandir el acceso a las vacunas.

Un total de 62 miembros copatrocinan la propuesta en este momentos. Además de India y Sudáfrica, entre ellas están las delegaciones del grupo africano, el grupo conocido como los países menos adelantados, Bolivia, Egipto, Eswatini, Fiji, Indonesia, Kenia, Maldivas, Mozambique, Mongolia, Namibia, Pakistán, Vanuatu, Venezuela y Zimbabue.

Hasta el momento, se han opuesto sistemáticamente un grupo de miembros, principalmente aquellos con industrias farmacéuticas y biotecnológicas importantes, entre ellos, Australia, Brasil, Reino Unido, Japón y la Unión Europea –así como EEUU, antes de su giro a principios de mes–.

Las posturas han estado muy encontradas hasta ahora. Los países discrepan sobre el papel de la propiedad intelectual en el acceso a vacunas y medicamentos de alta calidad, seguros, eficaces y asequibles para todo el mundo. Las naciones a favor defienden que los problemas actuales solo pueden abordarse eficazmente con esta medida, pero algunas delegaciones siguen sin estar convencidas y otras argumentan que podría ser contraproducente.

Los impulsores de la propuesta anunciaron que iban a revisarla pocos días antes de que EEUU se pronunciara a favor de una exención. En su escueta declaración, Katherine Tai, representante de Comercio Exterior estadounidense, solo mencionó el apoyo a la exención para las vacunas, a diferencia de la iniciativa de India y Sudáfrica, que también se refiere a medicamentos, pruebas de diagnóstico y otras tecnologías. Esto, a juicio de algunas fuentes consultadas por elDiario.es, puede anticipar ciertas líneas rojas en los debates.

Antes de difundir su propuesta, los países a favor dijeron que esta fase de discusión debe “concluirse lo antes posible, dada la gravísima situación a la que todavía nos enfrentamos con la COVID-19”. Se comprometieron también a participar en este proceso “con la flexibilidad necesaria para garantizar resultados rápidos”, y pidieron al resto de miembros que dieran prioridad y aceleraran las negociaciones basadas en el texto, “con el fin de llegar a una pronta conclusión”. 

“No podemos permitirnos perder un tiempo precioso”

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se volvió a mostrar crítico este lunes con la enorme desigualdad en la distribución de vacunas a nivel mundial. Más del 75% de todas las que se han administrado han sido en solo 10 países, según sus datos. “La actual crisis de las vacunas es una escandalosa desigualdad que perpetúa la pandemia. No hay forma diplomática de decirlo: un pequeño grupo de países que fabrican y compran la mayoría de las vacunas del mundo controlan el destino del resto del mundo”.

“El número de dosis administradas a nivel mundial hasta ahora habría sido suficiente para cubrir a todos los trabajadores de la salud y las personas mayores, si se hubieran distribuido de manera equitativa. Podríamos haber estado en una situación mucho mejor”, dijo el jefe la OMS, quien mostró su agradecimiento a India y Sudáfrica por su iniciativa en la Organización Mundial del Comercio para una exención de las protecciones de propiedad intelectual para los productos COVID-19. “Agradezco a los países que apoyan estos esfuerzos”.

Organizaciones de la sociedad civil como Médicos Sin Fronteras (MSF) han pedido a todos los gobiernos que pasen “inmediatamente a las negociaciones sobre un documento concreto y a avanzar en la suspensión de manera urgente”. El consenso internacional, ha dicho MSF, “es cada vez mayor” en que esta propuesta de exención “debe negociarse y aprobarse de manera urgente”. “Más de 100 países apoyan la propuesta en estos momentos, incluidos China y Rusia”, recuerdan. La semana pasada, el Parlamento europeo aprobó una resolución sobre el VIH/SIDA que incluía un apoyo explícito a la propuesta de exención. Sin embargo, hasta ahora, el Consejo (los Gobiernos) y la Comisión Europea no apuestan por la suspensión de las patentes.

“Con un aumento aterrador de las infecciones y las muertes en los países en desarrollo, y con tratamientos potencialmente prometedores en preparación, es crucial que los países tengan toda la flexibilidad a su disposición para hacer frente a esta pandemia”, dice Leena Menghaney, responsable de la Campaña de Acceso de MSF en el sur de Asia.

“La suspensión se presentó por primera vez hace casi ocho meses, por lo que no podemos permitirnos perder un tiempo que es precioso: el virus sigue cobrándose millones de vidas en todo el mundo y el despliegue de la vacuna es sumamente lento en los países en desarrollo. Tras la expresión de apoyo de EEUU a la exención el pasado 5 de mayo, ha habido un creciente consenso mundial de que hay que llegar a la suspensión y que esta tiene que decretarse con rapidez. Instamos a los últimos gobiernos que siguen arrastrando los pies, especialmente la UE, a que apoyen urgentemente esta propuesta y dejen de actuar como si mantener el statu quo y actuar como siempre fuera a sacarnos de esta pandemia”, dice la responsable de MSF.

Entre los expertos y activistas partidarios de la medida hay cierto consenso, y es que una exención por si sola no será suficiente para incrementar la producción y acabar con la desigualdad de vacunas, sino que tiene que formar parte, defienden, de un paquete más amplio.

Primero, hay que asegurar que tal medida vaya acompañada de lo que se conoce como “transferencia de tecnología”, porque tan importante como tener los derechos para hacer una vacuna es tener los conocimientos técnicos para hacerla, que tendrían que ser proporcionados por las compañías desarrolladoras, y para eso se necesita su colaboración. Por eso hay quienes defienden que sin un apoyo mecanismos de transferencia de tecnología y know-how, difícilmente se podrán fabricar más vacunas. Pero, hasta la fecha, ningún fabricante de vacunas eficaces contra el coronavirus se ha unido al Acceso Mancomunado a Tecnología contra la COVID-19 (C-TAP) de la OMS, plataforma creada para facilitar la puesta en común de estos avances.

En segundo lugar, muchas voces defienden que hace falta una inversión masiva en capacidad de producción, ya que podría hacer falta modernizar y construir fábricas, y producir más materias primas o ingredientes básicos, y otros elementos necesarios, como los viales o las jeringuillas.

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