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Los países no superan la división y piden más tiempo para negociar la suspensión de las patentes de vacunas anti-COVID

Varias personas protestan ante las oficinas de Johnson & Johnson en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) pidiendo que liberalicen las patentes.

Icíar Gutiérrez

21 de julio de 2021 22:25 h

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El proceso se avecinaba largo, y así lo está siendo. Los debates sobre la propiedad intelectual de las vacunas contra la COVID-19 continuarán dilatándose en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Los países siguen sin ponerse de acuerdo y han decidido pedir más tiempo para seguir discutiendo la propuesta de India y Sudáfrica para una exención temporal de las patentes y otros derechos de propiedad intelectual de vacunas y otros productos médicos, según han informado fuentes comerciales. También continuarán debatiendo la contrapropuesta presentada por la Unión Europea.

Las delegaciones se reunirán de nuevo de manera informal a principios de septiembre. Aunque existe la posibilidad de que se adelante, hay programado otro encuentro formal a mediados de octubre. En ese momento se cumplirá un año desde que India y Sudáfrica presentaron por primera vez su propuesta, a la que se han opuesto sistemáticamente desde entonces países ricos como Reino Unido o el bloque de la Unión Europea.

Decenas de países de menores recursos han apoyado la medida, defendiendo que podría contribuir a mejorar el acceso mundial, mientras EEUU ha respaldado públicamente una exención solo para las vacunas.

El telón de fondo es la enorme brecha en la inmunización global, que no varía: el 75% de las vacunas se han inyectado en brazos de solo 10 naciones. En las de bajos ingresos, solo el 1% de los ciudadanos han recibido al menos una dosis, en comparación con más de la mitad de las personas en las de altos ingresos, según cifras de la OMS.

Activistas han criticado que no se haya conseguido avanzar más. “Lamentablemente, no habrá conversaciones en agosto sobre la exención, ya que Europa se va de vacaciones de verano con un ritmo rápido de vacunación, mientras que la tercera ola sigue asolando muchos países de África, Asia y América Latina, donde los niveles de vacunación son muy bajos”, lamentó en Twitter Shailly Gupta, responsable de comunicación de la campaña de acceso de Médicos Sin Fronteras, una de las organizaciones civiles que han abogado por la medida.

La Alianza Vacuna para el Pueblo, que engloba a ONG, expertos y líderes mundiales, dijo estar “desolada”. “La inacción de los países no es solo una burocracia frustrante. Es una sentencia de muerte para muchas personas”. Similar fue la reacción de la ONG española Salud por Derecho: “Miles de vidas siguen en juego cada día. Es insoportable”. “Cuando oigas a las autoridades de la UE decir que la exención de los ADPIC no dará lugar a más vacunas este año, recuerde que podrían haberlo acordado hace un año”, ha dicho Steve Cockburn, de Amnistía Internacional.

Las diferencias persisten

En una reunión del Consejo de los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) celebrada este martes, los miembros acordaron informar la semana que viene de la decisión de seguir debatiendo al Consejo General, el órgano de más alto nivel de la organización, que solo tendrá que ratificarla.

Para que salgan adelante, las medidas en la OMC necesitan consenso. Una de las mayores incógnitas a resolver continúa siendo si los países serán capaces de ponerse de acuerdo en un texto común, lo cual no está claro, así como los detalles de tal texto, es decir, las demandas que se recogerán.

Lo que se sabe hasta ahora es que las posturas siguen estando muy alejadas. Lo han seguido estando durante todo el proceso de negociaciones formales a partir de un texto que pudo comenzar en junio, tras 11 reuniones desde el pasado octubre.

A lo largo de este mes, los debates han continuado en consultas de grupos pequeños y en otras seis reuniones, en las que también se ha debatido la propuesta de la Unión Europea. Las delegaciones han intercambiado opiniones, han formulado preguntas, han pedido aclaraciones y las han proporcionado pero, según fuentes de Ginebra, siguen atascados en lo más fundamental: el desacuerdo sobre cuál es la vía más adecuada y eficaz de abordar la distribución desigual de vacunas y otros productos.

Este martes, ambos textos se debatieron por separado en el Consejo de los ADPIC, un reflejo de esta división.

Los puntos conflictivos

Durante las negociaciones, los países han debatido algunos puntos conflictivos, como el alcance de la propuesta de exención –tanto desde la perspectiva de los productos (vacunas, o más allá, como tratamientos o test) como de los derechos de protección intelectual que se suspenderían (más allá de las patentes)–, la duración, la aplicación y la protección de la información no divulgada.

En mayo, India, Sudáfrica y los más de 60 Estados que copatrocinan la propuesta la reformularon en un intento de conciliar posturas y aterrizaron la duración de la medida, que antes se dejaba abierta: al menos tres años desde la fecha de adopción. Según ha explicado Sudáfrica en las reuniones, esto significa que la exención no se extinguiría automáticamente pasado este periodo, sino al revisar el Consejo General si las circunstancias excepcionales que existían cuando se inició la medida siguen existiendo en ese momento concreto. Pero durante el proceso de negociación, algunos países han dicho estar preocupados por la duración y la finalización, y su coherencia con el Acuerdo de Marrakech, el fundacional de la OMC, entre ellos EEUU.

Las delegaciones también han discutido cuestiones como la transparencia y las disposiciones para limitar el impacto a largo plazo de la divulgación de datos confidenciales durante el periodo de exención, informan fuentes comerciales, y han reflexionado sobre las medidas que serán necesarias a nivel nacional. No ha habido tiempo suficiente para tratar en profundidad la cuestión de los datos reglamentarios.

En la reunión del 14 de julio, Sudáfrica se mostró optimista sobre los avances. La potencia africana rechazó limitar el debate únicamente a las patentes, y dijo que es necesario abordar otras cuestiones que van más allá y que están destinadas, sostuvo, a aumentar la producción y el suministro de vacunas, como los secretos comerciales. India, por su parte, dijo que había poco entusiasmo entre algunos miembros para participar en las discusiones sobre el texto, aunque no mencionó a quiénes se refería.

Un grupo de miembros, entre los que se encuentran Singapur, México, Reino Unido, Chile y Noruega, consideran que todavía hay preguntas sin respuesta en relación con la propuesta de India y Sudáfrica, en particular sobre la seguridad jurídica que podría crear a la hora de la aplicación nacional, o cuestiones como cuál sería la relación comercial entre un miembro que aplique la exención y otro que no lo haga.

La UE sigue en contra

La UE, por su lado, ha argumentado que su propuesta se debe tratar en igualdad de condiciones que la de Sudáfrica e India, y la ha defendido como la única opción rápida y viable para mejorar la respuesta internacional a la pandemia y alcanzar el objetivo de proporcionar un acceso global equitativo a las vacunas y otros productos médicos en todo el mundo. Y ha reiterado que el actual sistema de propiedad intelectual puede facilitar el despliegue de la capacidad existente o en la creación de nueva capacidad para producir vacunas y medicamentos contra la COVID-19, manteniendo, ha dicho el delegado europeo, los incentivos necesarios para la innovación.

En junio, tras el sorprendente giro de EEUU y en medio de una creciente presión, la UE presentó una propuesta alternativa que no apoya la exención, sino que enfatiza el uso de las llamadas “flexibilidades” ya previstas, entre ellas las licencias obligatorias, un proceso que los países empobrecidos dicen que es demasiado engorroso, una de las razones por las que han abogado por la suspensión temporal propuesta por India y Sudáfrica.

Expertos, ONG y activistas partidarios de la suspensión de las patentes han criticado las medidas propuestas por la Unión, argumentando que no son lo suficientemente ambiciosas y no aportan “nada significativamente nuevo”. Estas mismas voces alertaron de que pueden obstaculizar las negociaciones.

“La propuesta contraria de la UE ofrece pocas novedades más allá de la Declaración de Doha de 2001. La UE no ha ofrecido un paquete global ni ha apoyado el ofrecido por India y Sudáfrica”, dice a elDiario.es Luke McDonagh, profesor adjunto de Derecho de la Propiedad Intelectual en la London School of Economics. McDonagh hace especial énfasis en la oposición de Alemania a la exención. “Alemania está poniendo los intereses financieros de BioNTech y Curevac por encima de otras preocupaciones. Alemania sigue siendo un obstáculo importante para un acuerdo completo de exención”.

A lo largo de estas semanas, Estados Unidos ha pedido a los países que se concentren en propuestas que sean pragmáticas y puedan lograr rápidamente en el consenso. En su escueto anuncio del 5 de mayo cuando se inclinó hacia una exención, la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, avanzó que las “negociaciones llevarán tiempo dada la naturaleza basada en el consenso de la institución y la complejidad de los temas involucrados”.

McDonagh subraya que aunque EEUU ha respaldado una exención, “no ha dado un fuerte apoyo a la propuesta específica de India y Sudáfrica, y tampoco ha ofrecido su propio texto de exención”. “Si Estados Unidos ofreciera un texto de exención de consenso se acelerarían las negociaciones. EEUU tiene que intensificar su liderazgo para ayudar a impulsar el acuerdo”, opina.

A su juicio, la incapacidad de llegar a un acuerdo urgente sobre un texto de exención durante una pandemia “refleja de forma negativa el sistema de la OMC”. “Los países de ingresos bajos y medios tienen razón al criticar a los Estados de ingresos altos por acaparar dosis de vacunas y por permitir a las empresas farmacéuticas acaparar conocimientos técnicos cruciales para la fabricación de vacunas”, dice. “Ni una sola empresa farmacéutica se ha unido al centro voluntario de transferencia de conocimientos C-TAP de la OMS”.

Muchas voces partidarias de la exención dicen que, para que logre su objetivo, tendría que formar un paquete más amplio para impulsar la fabricación, y exigen que venga acompañada de transferencia de tecnología y una inversión masiva en capacidad de producción.

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