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Presión a la Junta Militar de Sudán: “No pararemos hasta lograr un gobierno civil”

Mujeres sudanesas durante la huelga general convocada por la coalición opositora.

Marta Maroto

Sudán atraviesa días de tensión en los que la Junta Militar y la oposición civil miden sus fuerzas y reorganizan sus alianzas antes de volver a sentarse a la mesa de negociación. La coalición de partidos que da voz a las demandas de la población ha llamado a dos días de huelga general a los que los trabajadores se han sumado desafiantes. Por otro lado, altos cargos de la Junta Militar que puso fin a los treinta años de dictadura de Omar Al Bashir se han reunido durante el fin de semana con líderes de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) en una demostración de poder y legitimidad internacional.

“Nunca había visto nada como lo que ha ocurrido hoy”, cuenta a eldiario.es Ala Kheir, que este miércoles no ha ocupado su puesto como ingeniero. Han parado la mayoría de los bancos, incluido el Banco Central de Sudán, las compañías aéreas, servicios privados y comercios, las farmacias y los hospitales, muchos funcionarios de la compañía eléctrica nacional se han cruzado de brazos en sus puestos de trabajo.

“No pararemos hasta lograr un gobierno civil”, asevera Duha Mohammed, que trabaja como diseñadora gráfica para el Ministerio de Defensa y que ha participado en el paro pese a los rumores difundidos de que los empleados públicos que se sumasen a la huelga podrían ser despedidos. “El lunes hicimos una pequeña concentración a favor de la huelga”, cuenta desde Jartum, y al día siguiente recibieron una carta del Ministerio preguntándoles cuáles eran sus motivos. De momento no ha habido consecuencias, explica, y apunta que no tiene miedo a perder su posición porque “estamos todos juntos”. 

Los empleados en huelga se han agrupado en las puertas de sus lugares de trabajo, donde han improvisado concentraciones. Las calles se han llenado de canciones y eslóganes de manifestantes con pancartas en apoyo a la protesta: “Perdona que no trabaje, estoy en huelga”. Por la tarde, muchos se han unido a la acampada de manifestantes que todavía continúa delante de los cuarteles generales del Ejército, en el corazón de Jartum.

El ambiente festivo de las jornadas ha sido empañado, sin embargo, por algunos incidentes. Varios soldados amenazaron a punta de pistola a empleados del Banco Central de Sudán, a los que forzaron para que se pusieran a trabajar, según ha contado la activista. En respuesta y junto a trabajadores de otros bancos, han lanzado un comunicado reafirmando su compromiso con la coalición opositora y pidiendo la disculpa de las fuerzas de seguridad. También, un grupo de militares incautaron ordenadores y equipos de cámaras durante una redada en la cadena de televisión Ramatan, según ha informado la periodista Yousra Elbagir.

La alianza Declaración de Libertad y Fuerzas del Cambio, el grupo de partidos políticos y miembros de la sociedad civil que lidera las negociaciones con el actual gobierno militar, llamó el martes y el miércoles a dos días de huelga general. Con las conversaciones en punto muerto, pretenden presionar a la Junta para que acepten sus exigencias: que el Gobierno de Transición que administrará el país hasta la convocatoria de unas elecciones esté formado por una mayoría de civiles y no de militares. En concreto, exigen una representación de dos tercios en ese nuevo órgano.

El Consejo Militar se reúne con Arabia Saudí y EAU

“Ellos quieren estar en el poder”, insiste Kheir en relación al Consejo Militar, al que la oposición culpa del estancamiento de las negociaciones y de querer copar la institución de transición. Y por eso, la Junta Militar se ha reunido con sus mayores aliados en la zona: el viernes con el príncipe saudí, el sábado con el presidente de Egipto y el domingo con el príncipe de Abu Dhabi. Las monarquías del Golfo prefieren gobiernos de “hombres fuertes en la región”, cuenta Haizam Amirah Fernández investigador principal del Mediterráneo y mundo árabe del Instituto Elcano. 

El trío no respondió a las llamadas de auxilio de Al Bashir antes de ser destronado, desgastado por tres décadas en el poder y masivas protestas populares. Sin embargo, Arabia Saudí y EAU mandaron a principios de abril 2.700 millones de euros en apoyo financiero y material a la recién establecida Junta Militar, como garantía de continuación de la contribución sudanesa a la guerra de Yemen: en los últimos cuatros años han combatido como parte de la coalición saudí más de 14.000 soldados sudaneses.

En lo que sí hay acuerdo: tres años de transición

“No se trata de reemplazar caras sino de una transición hacia un nuevo sistema de Gobierno” y, para eso, hace falta tiempo, explica Amirah Fernández. A mediados de mayo, a punto de darse por terminadas las negociaciones, lo que sí acordaron la Junta Militar y la alianza opositora fue un periodo de transición de tres años tras el cual se convocarían elecciones.

El acuerdo de tres años contempla reformas constitucionales y legislativas que preparen al país para “un sistema pluralista y con separación de poderes”, explica el experto. Los propios partidos políticos también necesitan ese tiempo para rehacerse y darse a conocer. “Los sudaneses han estado mucho tiempo fuera de la política, necesitamos tiempo para conocer a todos los partidos que forman la alianza”, apunta la activista. 

Sin embargo, tanto Ala Kheir como Duha Mohammed consideran que tres años es un tiempo demasiado extenso, y opinan que con dos debería sería suficiente. “La población desconfía de periodos transitorios muy largos”, coincide Amirah Fernández. La historia del propio Al Bashir es ejemplo: encabezó un golpe militar en 1989 y lideró la Junta Militar que se instauró por entonces. Al cabo de cuatro años, en lugar de convocar elecciones se autoproclamó presidente de Sudán. Y así pasaron treinta años.

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