Por qué la extrema derecha de Estados Unidos está en contra de la intervención militar en Siria
En 2002 y 2003 millones de manifestantes de izquierdas llenaron ciudades de todo el mundo para protestar contra la invasión de Irak por la Administración de Bush. Coincidiendo con las protestas, los medios de comunicación conservadores, junto con una parte importante de la prensa liberal, tocaron los tambores de guerra, alentando los planes del Gobierno norteamericano para un cambio de régimen.
Quince años más tarde, a medida que Estados Unidos está cada vez más cerca de una intervención en Siria, todavía no existe un movimiento antibelicista progresista y multitudinario. Hasta la fecha, los oponentes más notorios son de derechas, mientras que los principales líderes demócratas están totalmente a favor de la intervención militar en Oriente Medio.
Poco después de que se acusara al Gobierno sirio de haber auspiciado un ataque químico en Duma, un amplio abanico de comentaristas ultraconservadores empezaron a afirmar que se trataba de una operación “de falsa bandera”, es decir, un ataque perpetrado por alguna entidad para provocar y empujar a la comunidad internacional a castigar al gobierno de Asad.
Los habituales vendedores ambulantes de teorías de la conspiración allanaron el camino. En Twitter, Alex Jones afirmó que “este ataque químico, que no es más que una operación de bandera falsa, podría dar pie a una guerra de mayores dimensiones”. La acólita de Trump y fanática anti-inmigrante Ann Coulter señaló que se trataba de un “ataque falso” y como muchos otros, lo vinculó al deseo recientemente expresado de Trump de salir de Siria.
En la misma línea, muchos señalaron con el dedo al perenne chivo expiatorio de la llamada alt-right estadounidense: el pueblo judío. En un tuit, el presentador Mike Peinovich (alias Mike Enoch) lo llamó “mierda (((neoconservadora)))” (utilizando el simbolismo del paréntesis con el que los ultras señalan a los judíos). “No me lo creo y tú tampoco deberías”, añadió.
En su podcast, Richard Spencer, una destacada figura de la extrema derecha, también mostró su escepticismo y señaló que la actitud cada vez más inflexible del Gobierno de Estados Unidos hacia el aliado de Siria, Rusia, es una muestra de la influencia de los judíos.
“Voy a revelar un gran secreto”, afirmó Spencer: “Parte de los judíos consideran que la postura de Rusia es fundamentalmente ilegítima”.
Las teorías en torno a una operación de falsa bandera, la predisposición a pensar que Israel y la comunidad judía están detrás del ataque y la simpatía por Rusia eran evidentes en los debates de la extrema derecha en la red. Esto no es menos cierto en Gab, su red social favorita, donde los usuarios intercambiaron memes antisemitas que presentaban los ataques como una conspiración cuyo objetivo es manipular a Trump para que luche en las guerras de Israel.
Si este escepticismo se limitara a estos foros, tal vez no merecería mucha atención. Sin embargo, también ha estado presente en foros ostensiblemente más importantes, especialmente Fox News.
El jueves, el presentador de Fox and Friends, Steve Doocy, repitió la teoría del Gobierno ruso de que la organización de protección civil Cascos Blancos había organizado el ataque (el día anterior, la web de Richard Spencer se había hecho eco de las mismas afirmaciones).
En general, los presentadores de Fox News rechazaron los comentarios belicistas del presidente Trump y mostraron un sentimiento antibélico. En su segmento final de opinión, el nuevo fichaje de la cadena, Tomi Lahren, aconsejó a Trump que “recordara que es Estados Unidos primero”, y exigió la retirada completa de Siria.
El pasado lunes por la mañana, Laura Ingraham se preguntó por qué Siria era una prioridad. “¿De dónde estamos sacando todo el dinero?”, añadió.
En cuanto a Tucker Carlson, podría decirse que se consolidó como el crítico más destacado de las guerras de Estados Unidos. El lunes por la noche, en su programa de máxima audiencia, Carlson criticó por primera vez a los “genios” que acusan a Asad de haber usado armas químicas, y preguntó: “¿Realmente lo saben? Claro que no. Se lo están inventando”.
Asimismo preguntó: “¿El ataque contra la población con gas cloro, ¿en qué beneficia a Asad?”, argumentando que esta acción es contraproducente para alguien que quiere una victoria.
Esta postura antibelicista de la extrema derecha no deja de llamar la atención cuando se compara con la historia reciente, pero lo cierto es que tiene más sentido si nos remontamos más atrás.
Matthew Lyons, un veterano investigador y autor de libros sobre la extrema derecha, señala que hay “toda una tradición en la derecha estadounidense de oponerse a la intervención militar en el extranjero”.
Lyons señala que esta tradición, que se remonta a los intentos del America First Committee de mantener al país al margen de la Segunda Guerra Mundial, se debilitó durante la Guerra Fría, y volvió con fuerza en la década de los noventa de la mano de los llamados “paleoconservadores”, como Pat Buchanan en los 90. Esta semana, el propio Buchanan se quejó de la aparente atracción de Trump por “el partido de la guerra”.
“En parte, los miembros de la derecha alternativa como Richard Spencer y los seguidores de las teorías de la conspiración de derechas como Alex Jones repiten las ideas de los paleoconservadores”, afirma Lyons.
También señala que cuando Trump ordenó ataques contra Siria el año pasado en respuesta a otro ataque con armas químicas “lo interpretaron como una traición a la promesa de Trump de poner a Estados Unidos primero” y consideraron que el presidente había cedido ante el establishment neoconservador, las llamadas élites globalistas o simplemente los judíos“.
Si bien es cierto que la extrema derecha tiene sentimientos encontrados sobre Rusia, también lo es que Rusia aceptará toda la ayuda que le proporcionen. Como escribió recientemente Marlene Laruelle, de la Universidad George Washington, Rusia se “beneficia de una confluencia de narrativas y visiones” en Occidente, y actúa “no como un transformador social, sino como una cámara de resonancia de las dudas de la sociedad en Europa y Estados Unidos”.
En otras palabras, si bien Putin puede no ser responsable del giro antibélico de la extrema derecha y de la crisis del neoconservadurismo en la medida en que esto refleja un cambio más amplio de la opinión pública, sí podría beneficiarse de ello.
En cuanto a Fox News, según el politólogo y experto en medios conservadores Dan Cassino, el discurso antiglobalización es el protagonista del mes.
En su opinión, la cadena busca atraer al público descubierto y alimentado por plataformas como Breitbart e Infowars. De hecho, el público de Breitbart ha ido regresando a Fox a medida que presentadores como Carlson han encontrado maneras de hacer que esas ideas sean “aceptables para los anunciantes”.
Cassino indica que mientras en el pasado Fox News tuvo que buscar un equilibrio entre los republicanos del Tea Party y los republicanos más moderados y acomodados, ahora ya no está seguro de que siga existiendo una audiencia de centro-derecha.
Traducido por Emma Reverter