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Los gobiernos se desesperan por conseguir respiradores y los fabricantes avisan: no habrá para todos

Atención en un hospital

Icíar Gutiérrez

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En las instalaciones de la compañía alemana de tecnología médica Dräger trabajan a todo gas para tratar de responder al gran volumen de pedidos de las autoridades sanitarias de diferentes países para atender a los pacientes de COVID-19 que están en las condiciones más críticas. En la actualidad, están produciendo casi el doble de ventiladores mecánicos, también conocidos como respiradores, que antes. Esperan llegar a cuadruplicar la producción.

Sin embargo, creen que no va a ser suficiente para responder a la demanda disparada a nivel mundial de este dispositivo clave en la pandemia de coronavirus. “Soy consciente de que, a pesar de todos nuestros esfuerzos, solo podemos satisfacer parcialmente la demanda actual en el mundo. Y créanme, nos gustaría hacer aún más. Pero puedo asegurarles que hacemos lo que podemos”, afirmó Stefan Dräger, director de la compañía, en un comunicado la pasada semana.

En una entrevista reciente con Der Spiegel, el responsable de la que es una de las principales firmas de respiradores en el mercado mundial dio un paso más y respondió al anuncio de Donald Trump, que dijo que EEUU prevé fabricar u obtener 100.000 unidades: “Eso probablemente excede la capacidad de producción anual de todos los fabricantes”. “Es absolutamente una misión imposible”, sentenció el líder de Dräger, que desde el 12 de marzo ha visto aumentar el precio de sus acciones un 95%, tal y como informa el Financial Times.

Según recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque la mayoría de las personas con COVID-19 presentan síntomas leves (81%), hay quienes desarrollan una enfermedad grave que requiere y aproximadamente el 5% requiere tratamiento en unidades de cuidados intensivos. De ellas, las más enfermas, muchas necesitan ventilación mecánica. A grandes rasgos, estas máquinas ofrecen soporte respiratorio al paciente cuando sus pulmones se ven seriamente afectados por la infección. Se trata de una forma de ganar tiempo hasta que la persona pueda recuperarse.

A medida que el número de casos detectados de coronavirus aumenta con rapidez en el mundo –ya son más de 800.000– y con ellos la grave escasez de equipos esenciales, los países se han sumergido en una carrera contrarreloj por conseguir estos preciados y limitados dispositivos. El 23 de marzo, la consultora británica GlobalData publicó sus estimaciones, según las cuales se están demandando más de 880.0000 respiradores debido a la pandemia de coronavirus. En 2009, antes del comienzo de la epidemia, indican desde GlobalData a eldiario.es, se vendieron un total de 74.606 unidades en un mercado valorado en 1.400 millones de dólares, incluyendo ventiladores de UCI y de transporte.

“Todos los fabricantes de ventiladores tienen la agenda de pedidos completa y tienen poco stock. Reciben pedidos no solo de clientes habituales como hospitales, sino también directamente de los gobiernos”, afirma Tina Deng, analista de dispositivos médicos de GlobalData.

En España, el Ministerio de Defensa solicitó hace unos días a la OTAN 500 ventiladores mecánicos y Sanidad anunció la compra de 950 unidades a China que llegarán entre abril y junio). Italia también busca a la desesperada estos aparatos. En el fabricante italiano de ventiladores Siare Engineering International Group están trabajando 25 técnicos del Ejército para gestionar el aumento de la producción. Según La Repubblica, la empresa ha pasado de fabricar 125 máquinas al mes mes a 500.

Los gigantes de la tecnología sanitaria han anunciado en las últimas semanas su intención de aumentar drásticamente la producción. La multinacional holandesa Philips Healthcare explicó la semana pasada que su objetivo era duplicar el número de ventiladores hospitalarios en los próximos dos meses, a mil aparatos por semana. La sueca Getinge Group ha dicho que está estableciendo un segundo turno en su planta nuestra de producción para satisfacer la creciente demanda mundial. La estadounidense ResMed habla de doblar o triplicar la fabricación. Otra de las mayores fabricantes del mundo, la suiza Hamilton Medical AG, trata de aumentar el número de aparatos, pero cuenta con muchos más pedidos de los que puede completar, algo que le coloca en la tesitura de elegir a qué país enviarlos. “Estamos tratando de servir a aquellos donde la emergencia es más extrema”, como Italia, explicó el director ejecutivo a Reuters.

Sin embargo, se enfrentan a un problema extra: la propia pandemia ha interrumpido en ocasiones el transporte y el suministro de piezas cruciales de las que depende en gran medida la fabricación de estas compañías, como tubos, válvulas, motores y productos electrónicos. “Obtenemos diferentes partes que necesitamos para la producción de proveedores de todo el mundo. Mucho proviene de Europa, pero también de Estados Unidos, Asia, Australia y Nueva Zelanda. Estas cadenas de suministro no deben interrumpirse bajo ninguna circunstancia. Si lo hacen, todo el mundo tiene un problema”, opina Dräger en conversación con el Financial Times.

“Los componentes son definitivamente cruciales para los fabricantes. El tiempo de fabricación, que depende en gran medida de los componentes, la logística y la capacitación son cuellos de botella que determinarán si los respiradores requeridos pueden utilizarse a tiempo”, indica a eldiario.es Deng.

En este contexto, diferentes gobiernos y autoridades sanitarias están pidiendo a las empresas que reutilicen sus líneas de producción y cadenas de suministro para intentar cerrar la enorme brecha entre los ventiladores que necesitan y los que hay disponibles. Este lunes, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dedicó parte de su rueda de prensa rutinaria a la necesidad de incrementar “masivamente” el acceso a los productos que salvan vidas, entre ellos los ventiladores.

Escasez y aumento de precios en EEUU

Según los cálculos de la consultora británica, en Francia, Alemania, Italia, España y Reino Unido esta brecha es de 74.000 aparatos, mientras en EEUU faltan 75.000. En este último país, las proyecciones de la Sociedad de Medicina de Cuidados Críticos sobre pacientes hospitalizados estiman que hasta 960,000 personas con coronavirus pueden necesitar ventiladores durante su tratamiento.

Las críticas sobre la escasez de respiradores en Estados Unidos se avivaron hace unas semanas, después de que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, cifrara en 30.000 los respiradores que necesita el estado, el más golpeado por el coronavirus, para atender el previsible flujo de pacientes gravemente enfermos. “No creo que lo necesiten”, respondió el presidente Donald Trump, muy cuestionado por su gestión del brote.

El propio Cuomo denunció el pasado sábado que hace tan solo unas semanas se estaban comprando respiradores por unos 25.000 dólares cada uno y que ahora ese precio ha aumentado hasta unos 45.000. “¿Por qué? Por tanta demanda y tanta competencia para comprarlos”, añadió el gobernador. “No puede ser que 50 estados compitan entre sí para comprar el mismo material. Eso está pasando ahora. Ofrecimos 25.000 dólares. California dice que dará 30.000, Illinois ofrece 35.000 y Florida dice 40.000. Literalmente estamos subiendo los precios nosotros mismos”, sostuvo.

Trump ha pasado de desdeñar la demanda urgente de estos aparatos a invocar una la norma de los cincuenta, la Ley de Producción de Defensa, para obligar a empresas como General Motors a producir los equipos necesarios. También ha prometido enviará respiradores a los países más afectados por la pandemia COVID-19, entre ellos España, una vez que se tengan suficientes para las necesidades del país norteamericano. Según un plan dado a conocer este lunes, Ford y GE Healthcare -fabricante especializado- producirán en los próximos cien días 50.000 ventiladores de bajo coste en una de las plantas del fabricante de automóviles en Michigan.

Una medida similar ha tomado Reino Unido, que ha pedido más de 10.000 respiradores artificiales a un consorcio de empresas del sector aeroespacial, de ingeniería y de carreras de Fórmula Uno, entre ellas Airbus, BAE Systems y Ford. Preguntado sobre la capacidad de este tipo de compañías para fabricar respiradores, el presidente de Dräger se muestra escéptico.

Desde GlobalData consideran que este tipo de soluciones pueden contribuir a que sea posible satisfacer la demanda. “La clave de este enfoque es cooperar con el gobierno y los fabricantes de ventiladores actuales para una rápida respuesta”, señala la analista a este medio. Otra de las factibles, menciona, es que intervengan las empresas de dispositivos médicos que ya están especializadas en atención respiratoria pero que aún no producen ventiladores.

También hay países en los que han surgido diferentes iniciativas para la fabricación rápida y barata de ventiladores mediante impresión 3D como el Leitat 1, el primer respirador de campaña industrializable en España, o el “Respirator 23” que se está validando clínicamente. Un artículo publicado en la web del Foro Económico Mundial destaca algunas “iniciativas innovadoras” en este campo, pero agrega: “Si bien los pequeños innovadores se apresuran a proporcionar soluciones rápidas, nunca pueden esperar satisfacer las enormes necesidades de los sistemas sanitario mundiales. La escala del desafío es verdaderamente sobrecogedora”.

En medio de la batalla por conseguir estos aparatos, Naciones Unidas dio la semana pasada algunos datos sobre la escasez de equipos de ventilación en países como Yemen o República Centroafricana, donde afirma que solo hay tres respiradores disponibles para casi cinco millones de habitantes. “Mientras las naciones ricas están en estado de pánico afirmando que miles de respiradores no serán suficientes. se pone de manifiesto cómo las naciones más pobres como la República Centroafricana no tienen ninguna oportunidad en la lucha contra el coronavirus”, ha afirmado este lunes David Manan, director del Consejo Noruego para los Refugiados en el país.

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