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Anwar se queda: el activismo vuelve a frenar un desahucio emblemático en Madrid

Anwar, junto a un cartel en contra del fondo propietario de su vivienda.

Mario Escribano

Anwar se queda “por tiempo indefinido”. Así lo han confirmado los activistas de Tetuán Resiste que han hablado con los agentes de la Policía Local desplazados a la zona. Este libanés de 63 años protagoniza uno de los casos más emblemáticos de la lucha antidesahucios en Madrid: en 2011, se convirtió el primer desalojo que la PAH consiguió frenar en la ciudad tras el 15M y acabó consiguiendo la dación en pago. Después, vivió en una casa okupa hasta que decidió ocupar el piso en el que reside actualmente, que primero fue de Bankia, luego de la Sareb y, ahora, del fondo buitre Talismán Capital.

Alrededor de un centenar de personas –desde veinteañeros a jubilados– han acudido al número dos de la calle Zamora, en el barrio madrileño de Tetuán, para frenar el desahucio. La ejecución estaba prevista para las 11:45 horas, aunque desde primera hora de la mañana ya se congregaban varios vecinos a las puertas del piso. “Soy una afectada por la hipoteca, somos solidarios y vamos a todos los que podemos, porque tenemos que ser una piña”, explica María José, que ha venido desde Móstoles para parar el desahucio, mientras anima a los asistentes a “acudir a otros casos, nunca suele haber tanta gente y hace falta”.

Apenas ha habido momentos de tensión, ya que la gran cantidad de vecinos que se han colocado en la puerta hacía muy difícil que se pudiera acceder al edificio. Además, el escaso número de efectivos policiales ha llevado a que se optara por aplazar la ejecución por tiempo indefinido. “Gracias a la presión popular que ha habido no han sido capaces de llevar a cabo del desahucio”, celebraban los activistas entre gritos de '¡Fuera buitres de nuestros barrios!', aunque también se han mostrado cautos: “Decretarán una nueva fecha y, mientras tanto, seguiremos peleando por un alquiler social”.

Con quien sí ha habido algo más de tensión ha sido con los tres representantes de Talismán Capital, el fondo buitre que compró la vivienda en cuestión al Sareb. “¿Y qué tal si os ponéis todos a trabajar?”, han llegado a espetar a los activistas, que han lamentado recibir distintos descalificativos por parte estas personas mientras mediaban con ellos, los agentes y la comisión. Los agentes apenas han tenido que intervenir para controlar el tráfico -“al final os van a atropellar”- y acompañar a un miembro de la comisión, que ha llegado en taxi a la puerta del edificio y ha sido abucheado.

La acción ha acabado con parte de los activistas accediendo al interior de la sede del fondo en Madrid, que está a algo más de un kilómetro de la vivienda de Anwar. Pretendían una reunión para volver a negociar, cosa que no ha llegado a ocurrir, a pesar de que han burlado el control de seguridad hasta acceder a los pasillos de las oficinas. Finalmente, han abandonado el edifico sin incidentes reseñables.

Este intento de desahucio se ha producido apenas unos días después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) confirmara que la venta de 3.000 viviendas sociales a Goldman Sachs fue ilegal. Una operación que el Gobierno de la Comunidad de Madrid fraguó en 2013, siendo entonces presidente Ignacio González, que hoy está en una situación de libertad provisional por su implicación en la operación Lezo.

“No tengo alternativa. Por eso resistimos”

“Lo afronto con mucha fuerza y mucho ánimo, con el apoyo de mis compañeros de siempre”, comentaba Anwar en declaraciones a eldiario.es unos minutos antes del intento de desahucio: “Vamos a intentar pararlo otra vez y, si no, a la calle. No tengo alternativa, si acaso alguna ayudita de un amigo, pero nada fijo. Por eso resistimos”.

En su mismo bloque hay otra vivienda en una situación similar, aunque esta todavía está en manos de la Sareb. Los vecinos se han solidarizado con su caso durante este tiempo, y han colgado distintas pancartas en la fachada de Zamora 2. “Aquí vivimos como si fuéramos una familia”, se alegraba Anwar, reiterando que “un okupa no es una bestia, la gente se asusta con la palabra, pero somos gente que no tiene donde vivir y estamos obligados a vivir así”. De hecho, recuerda que tiene 63 años, encadena trabajos temporales y precarios que apenas llegan a un salario de 1000 euros, que es prácticamente lo que le piden por el alquiler: “Ya no soy un chaval”.

El caso de Anwar se remonta al 15 de junio de 2011, cuando cientos de activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y el movimiento 15M –que acababa de cumplir un mes en las calles– consiguieron frenar el desahucio. Después, en febrero del año siguiente, se consiguió la dación en pago. Entonces, él tenía 55 años y trabajaba como panadero, y aunque consiguieron llegar a un acuerdo con el BBVA –en cuyas manos estaba su hipoteca–, poco después se quedó en el paro y no consiguió recuperarse económicamente. Entonces, apenas llevaba un lustro en España.

Intento de desahucio a Anwar en junio de 2011. Vídeo: Juan Luis Sánchez

Tras tener que dejar el que era su piso en la calle Naranjo, también en Tetuán, estuvo una temporada en casa de un amigo y luego vivió durante dos años en una casa okupa, hasta que pasó a ocupar la vivienda en la que reside ahora. Este domicilio era propiedad de una constructora y, después de su quiebra, pasó a ser de Bankia, con quien intentaron negociar un alquiler social. La vivienda fue a parar posteriormente a la Sareb –conocido como 'banco malo'–, donde se negaron rotundamente a un arrendamiento de este tipo. A principios de 2019, fue adquirida por el fondo Talismán Capital.

“Compraron 450 pisos del Sareb y el 90% están okupados, así que lo compran barato y se encargan de echar a la gente”, continúa Anwar, que avisa: “No quiero vivir gratis, pero estamos peleando para conseguir un alquiler social conforme lo que estamos cobrando y este fondo se niega”. “Nos dijeron que habían hecho un estudio y que no están en riesgo de exclusión social, pero no es verdad, lo vemos en el barrio y otras zonas de Madrid”, comentan por su parte desde el colectivo Tetuán Resiste. Antes de este desalojo, ya se produjo un primer intento en marzo.

“Si la Sareb es nuestra, las casas también”

Este mismo jueves, día antes de la ejecución del desahucio, fueron a negociar y recibieron la misma respuesta aunque, añaden, “nos encontramos con dos furgones de antidisturbios, y eso que era una acción social muy pequeñita”. Sobre Anwar destacan que “puede quedarse otra vez en el paro, porque va encadenando empleos precarios y está en una edad muy vulnerable: su única opción es la calle”. “Quien presiona por ayudas de emergencia social y alquileres sociales es la gente, las instituciones no ofrecen una salida”, critican antes de lamentar que “se ayude a la banca mientras se deja a la gente en la calle”.

Tras esto, explican los activistas de Tetuán Resiste, la respuesta de Talismán Capital a Anwar, ha sido la misma una y otra vez: “Dicen que son una empresa privada y que ellos no dan alquiler social”. “Los beneficios los construyen sobre los hombros de la gente, porque sacan beneficios de algo que hemos pagado toda la ciudadanía y que compran a precio de saldo”, dicen en referencia al rescate de Bankia, pagado con más de 24.000 millones de dinero público: “Si la Sareb es nuestra, las casas también”.

“Son ocho años de lucha, y es un caso muy mediático y simbólico, pero no hemos podido arrancar a la banca una vivienda digna donde vivir”, apuntan desde este colectivo: “Es una lucha por quedarse en el barrio, un barrio que está a pocos metros de la operación Chamartín”. Respecto a la actitud del Ayuntamiento de la capital, consideran que “las diferencias son evidentes” tras la llegada de Ahora Madrid y respecto a los anteriores gobiernos municipales, “simplemente ya desde la actitud”.

“Son más abiertos en la escucha, pero en el caso de la vivienda no hay alternativas, porque no hay vivienda de la EMVS –Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo de Madrid– y los servicios públicos están colapsados”, destacan antes de agregar que “hay una jerarquización de las decisiones que en el ámbito local se bloquean, y en ninguna escala se trata esta emergencia habitacional. Los bancos acosan y las instituciones no responden. La ley es implacable con la gente”. Así, recuerdan: “La okupación es una estrategia para un fin mayor, que es la estabilidad y que la vivienda sea un derecho”.

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