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Los madrileños que olvidaron que eran zahoríes y el rastro oculto del agua en la ciudad

Ilustración de Madrid marino

Luis de la Cruz

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Madrid es una ciudad que tiene una relación compleja con el agua. Si caen cuatro gotas, ya se sabe, se paraliza todo; los pobres vendedores de la Feria del Libro claman al cielo como amenazando al Nuberu (una especie de pastor de nubes de la mitología astur,) y las redes sociales se llenan de mensajes que rezan “llueve en Madrid”.

Y es curioso porque el lema fundacional de Madrid incluye “fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son,” y San Isidro Labrador, nuestro particular patrón berebere y de clase obrera, fue zahorí (y uno de los supuestos milagros de su mujer, Santa María de la Cabeza, fue cruzar un río sobre su manto). Pero cegamos nuestros numerosos arroyos y, durante años, dimos la espalda a nuestro río.

Ahora disponemos de un libro bellísimo, que hereda lo mejor de la edición preciosista infantil de los últimos años pero que además es para todas las edades. Trata de la relación de nuestra ciudad con el agua a lo largo de la historia, se titula Madrid marino (Libros de las Malas Compañías) y sus autoras estarán firmando en El Retiro este viernes, 9 de junio, en la caseta 325 de la Feria del Libro.

Son responsables de la publicación Malú Cayetano, que ha incorporado el conocimiento técnico que ya desplegó en la exposición Madrid Acuosa, que se llevó a cabo en CentroCentro en 2021; María Tula García, que se ha ocupado de los dibujos (y de la maquetación junto con Nuria Tornero), y Ana Cristina Herreros, culpable de “ficcionar las historias, escribirlas en clave de realismo mágico, aportar otra visión más poética y algunos de los rumores y mitos que aparecen.”

Un libro que explica Madrid y a los madrileños desde los tiempos en los que había un gran mar interior y tortugas gigantes; que narra cómo el agua comenzó a discurrir por cauces y cómo, con el proceso civilizatorio, empezamos a ocultarla bajo tierra. Malú Cayetano, que los ha buscado para proyectos anteriores, avisa: “Solamente si rescatamos esos arroyos será posible que vuelvan a fluir.” ¿Sabías que el arroyo del Prado sigue discurriendo bajo tierra en la acera del Jardín Botánico?

Pero las partes más sugerentes del libro son, a mi entender, las que hablan de madrileños. De cómo soñamos con unir nuestro modesto río con Lisboa y Sevilla para navegar; o como los vallekanos decidieron, siglos después, que tenían puerto de mar y cofradía marinera. Y salen las lavanderas – “náyades del Manzanares”, las llamó hacia 1860 el viajero Davillier–, los aguadores y los niños bañándose en el canalillo que hidrataba las huertas de Madrid hasta hace pocas décadas.

María Tula García explica la elección de la técnica para plasmar las ilustraciones del libro. “El agua siempre busca su camino y por eso tenían que ser en acuarela, que no se controla”. Al principio, explica, se basó más en “una experimentación azarosa” para luego introducir la línea y lo figurativo.

El libro se ha presentado para familias buscando el mar por el Retiro, contando el parque frente al lago grande y el del Palacio de Cristal, recordando el protagonismo del agua en el parque (y su posible futuro en el mismo) y, sobre todo, haciendo pensar a los asistentes con las manos manchadas del pigmento de la acuarela húmedo.

En la presentación de Madrid marino, que tuvo lugar en la Biblioteca de la Casa de Fieras, en el mismo Retiro donde llevan a cabo sus paseos y firmarán este viernes, las autoras explicaron que “somos un 70% de agua –el cerebro hasta el 90%– y la cantidad de agua es constante desde el principio de los tiempos, el agua nos conecta”, una aseveración que mezcla ciencia y el tono poético que aporta Ana Cristina Herreros al volumen, que termina con El pandero oceánico, un mito precioso. Tendrás que hacerte con el libro para leerlo.

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