El banco de alimentos de Malasaña pide donaciones para no dejar sin atención en agosto a las 160 familias a las que acompaña
La necesidad y el hambre no se van de vacaciones, recuerdan desde la despensa solidaria Malasaña - Conde Duque - Chueca Acompaña, grupo que da soporte a 160 familias del barrio y que ve peligrar esa ayuda en el mes de agosto ante el descenso de productos donados, de voluntarios disponibles y ante la falta de dinero en la cuenta solidaria de la que echa mano la red para completar las cestas de alimentos y de productos de higiene y de limpieza que periódicamente entrega a los solicitantes de ayuda.
Ante esa situación, se ha lanzado una nueva campaña para fomentar las donaciones de dinero con las que, de manera inmediata, se pondrá en marcha un sistema de bonos canjeables en comercios de la zona que colaboran con la red. Esos bonos, o cheques al portador, se entregarán directamente a las familias beneficiarias del banco de alimentos para que durante agosto sean ellas mismas las que puedan comprar parte de lo que necesitan en las tiendas del barrio.
Sólo para productos perecederos, desde Malasaña - Conde Duque - Chueca Acompaña estiman que tendrían que entregar en agosto alrededor de 45 euros a cada unidad familiar beneficiaria de su ayuda. Para cumplir ese mínimo se necesitan 7.200 euros, que la red de ayuda espera poder conseguir gracias, una vez más, a la solidaridad de los vecinos que desde la aparición de esta iniciativa han estado apoyándola de distintas maneras.
Entregadas 20 toneladas de alimentos y de productos de higiene y limpieza
Entregadas 20 toneladas de alimentos y de productos de higiene y limpieza
Desde el 28 de abril, fecha en la que Malasaña - Conde Duque - Chueca Acompaña efectuó su primer reparto de alimentos, esta despensa solidaria ha entregado más de 20 toneladas de comida y de productos de higiene y limpieza, con un valor de mercado estimado de más de 47.000 euros. Como la de tantas otras redes vecinales de apoyo que funcionan en Madrid, su labor está siendo fundamental para paliar la crisis social generada o aumentada por la pandemia.
El banco de alimentos de la zona se nutre exclusivamente de donaciones de particulares -tanto de productos como de dinero- y de algunas puntuales de empresas e instituciones privadas, destacando las realizadas por la Embajada de Argentina o por el Banco de Alimentos de Madrid. Sin ayudas públicas de ningún tipo, las recogidas de productos que se realizan semanalmente en distintos “comercios amigos” han constituido su principal fuente de aprovisionamiento, con la que no podrán contar el mes que viene.
Con cajas solidarias en hasta 35 establecimientos y colectas los sábados en hasta 12 puntos distintos, incluyendo mercados municipales y supermercados, es como se han estado consiguiendo la mayoría de los productos que posteriormente se han distribuido entre las familias necesitadas de la zona. Más de medio centenar de voluntarios se han coordinado para hacer funcionar este sistema recolector que, sin embargo, se detendrá durante este mes de agosto, siendo el 25 de julio el último día, al menos por el momento, en el que estará operativo.
Las vacaciones de donantes y de voluntarios hacen inviable su continuidad. Al ya lógico descenso de donaciones de productos que se venía registrando, fruto del largo periodo de tiempo durante el que se está apelando a la solidaridad de los vecinos, con la llegada del verano se está dejando notar mucho el éxodo vacacional de residentes, que repercute negativamente en las cantidades de productos que se han recogido en las últimas semanas.
En agosto los responsables de la red vecinal de ayuda se verán obligados a reducir el reparto de productos a sólo dos días, con entregas quincenales, y creen que sólo el dinero que puedan recibir en la cuenta bancaria que tienen habilitada para ello podrá evitar la desatención estival de las familias a las que vienen ayudando. Ese dinero, en agosto, no sólo deberá servir para completar y equilibrar las cestas de productos que vienen entregando (valoradas en 37 euros cada una), sino que ahora deberá ser la base de la ayuda prestada.
Las donaciones totales de dinero recibidas en la cuenta solidaria de la red, desde su puesta en marcha, se aproximan a los 15.000 euros. Tras haber experimentado una explosión solidaria al inicio de la red de apoyo vecinal, esas aportaciones han estado registrando un claro descenso y, sin embargo, es ahora más que nunca cuando es necesario que se reactiven.
Futuro incierto
Futuro incierto
El tiempo juega en contra de las despensas solidarias surgidas o reactivadas en Madrid durante la crisis de la Covid-19. El desgaste de todo tipo de las mismas es evidente, mientras que el relevo que éstas han pedido al Ayuntamiento que les realice no acaba de llegar. En la de Malasaña lo único que no ha descendido son los solicitantes de ayuda, lamentan sus responsables, al tiempo que piden un esfuerzo extra al ya realizado por los vecinos para, al menos, salvar el verano.
El futuro que le aguarda a la iniciativa a partir de septiembre no es que sea mucho más halagüeño, si bien sus responsables prefieren ir afrontando los obstáculos poco a poco y el que ahora toca tratar de vadear de forma inmediata es el muro que plantea agosto. Aún así, no hay que perder de vista que, para colmo de males, en breve la red de apoyo vecinal se podría quedar sin local desde el que seguir almacenando y repartiendo ayuda: el espacio que el Ayuntamiento les cedió en el centro cultural de Clara del Rey ya lo han tenido que devolver; Ecologistas en Acción Madrid, organización que les ha prestado desinteresadamente su sede, volverá a retomar su actividad y a necesitar ese lugar; además, el Consistorio ha revocado la cesión de la Casa del Cura, que podría dejar de estar disponible para el movimiento vecinal en 10 días de cumplirse lo ordenado por el concejal de Centro, José Fernández.
Es precisamente a la Casa del Cura donde Malasaña - Conde Duque - Chueca Acompaña trasladó el 9 de julio la actividad de Arropa, el banco de ropa y de productos de higiene y de limpieza creado por la red vecinal ante la necesidad de ese tipo de productos manifestada por algunas de las familias que atendía. En la actualidad son 27 las familias usuarias de este servicio, creado el 22 de mayo y desde el que se han entregado ya 151 paquetes de ropa y 200 lotes de productos de higiene (compuestos por gel, champú, desodorante, pasta de dientes, jabón de manos y elementos de afeitado y higiene femenina) y otros tantos productos de limpieza (friegasuelos, lavavajilas, estropajos, lejía y bayetas).
Es importante recordar que, más allá de las aportaciones de alimentos y de otros productos de primera necesidad que realiza la red vecinal, se mantiene un proceso integral de apoyo. A través de figuras denominadas “acompañantes” se presta todo tipo ayuda. En la actualidad son 65 los voluntarios que están atentos a cualquier necesidad que presenten sus familias asignadas. A cada uno de ellos les corresponden al menos dos unidades familiares a las que acompañar.
Por último, cabe también no perder de vista el hecho de que, según han manifestado repetidamente las redes vecinales de ayuda, y la de Malasaña no es una excepción, el objetivo de todas ellas es desaparecer cuanto antes, momento que llegará en cuanto crean que el Ayuntamiento de Madrid se hace cargo de la labor que, de forma sustitutoria, están realizando ellas. Por el momento, aseguran, su existencia, muy a su pesar, sigue siendo necesaria.
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