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El PP de Centro vende proyectos sin aprobar para tratar de rebatir el “castigo” a Malasaña que denuncian los vecinos

El concejal de Centro, José Fernández, en su despacho | IMAGEN: https://twitter.com/fernandezsj

Antonio Pérez

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Los populares del distrito Centro han querido salir al paso de las críticas recibidas por asociaciones y colectivos de Malasaña sobre un supuesto castigo y maltrato al barrio por parte de la actual corporación municipal dando por ya realizadas una serie de medidas que, a día de hoy, no son más que promesas y que, en cualquier caso, de llevarse a cabo, tienen sus contras y unos porqués que el PP no aclara.

Las críticas vecinales al actual gobierno municipal se han reactivado ante el reciente anuncio de Martínez-Almeida de querer revertir la cesión de la Casa del Cura al proyecto de actividades presentado por la agrupación de 38 entidades sociales y vecinales, medida que abundaría en la falta de espacios dotacionales en el barrio. Llueve sobre mojado en Malasaña mientras que el grupo del PP en el distrito, en su cuenta de la red social twitter, se excusa de la siguiente manera:

Sin embargo, lo que los populares dan como hechos consumados en este tuit, “en un año”, no es más que humo en la actualidad y merece atención y una contextualización punto por punto:

  1. 1. La creación del nuevo centro de Servicios Sociales del que hablan no es más que su pretensión de convertir la Casa del Cura, edificio municipal que el anterior gobierno municipal se encargó de recuperar para el barrio -estaba cedido a la Iglesia- y de rehabilitar, en un satélite del centro social que ya está funcionando a menos de 500 metros, en la calle de San Joaquín, y que ha permanecido cerrado al público durante todo el estado de alarma. Casualmente, este centro, el Maravillas, reabrirá el lunes 13 de julio. Es decir, no ha estado operativo en los días más críticos de la crisis social generada por la pandemia. El motivo de su cierre ha sido ejecutar unas obras que había pendientes y que, pese a estar programadas para este verano, se decidieron adelantar para hacerlas coincidir con el estado de alarma, según informan desde la Junta de Centro. En cualquier caso, ese nuevo y futuro centro de servicios sociales, que no hay que olvidar que es un equipamiento de distrito y no de barrio, no estaría en funcionamiento hasta septiembre u octubre, en el mejor de los casos, y supondría que Malasaña perdería como espacio vecinal el edificio de la plaza del Dos de Mayo antes incluso de llegar a saborear los beneficios que el proyecto que se está desarrollando allí puede reportar a la zona.
  2. 2. El incremento de la plantilla del que ya presume el PP de Centro hace referencia a la incorporación de siete nuevos empleados de servicios sociales para todo el distrito, no sólo para Malasaña, que el Ayuntamiento ha anunciado que contratará de forma temporal durante, en principio, seis meses. El refuerzo de servicios sociales es una demanda que desde los distintos colectivos vecinales que han estado trabajando voluntariamente, tratando de paliar los efectos de la crisis de la Covid-19, se le ha pedido reiteradamente al Consistorio.
  3. 3. La posible ampliación de la Escuela Infantil El Duende es una promesa efectuada por el concejal de Centro José Fernández sobre la que no existen plazos ni presupuestos ni ninguna otra cosa. La idea de Fernández es que el actual centro cultural Clara del Rey, situado en la calle Palma, desaparezca y sea utilizado para la ampliación de la escuela infantil. Si finalmente se diera ese supuesto, el barrio no ganaría un espacio dotacional, sino que habría un cambio en la función de un mismo edificio. Además, de llevarse a cabo ese plan acabaría con lo aprobado en la anterior legislatura, que preveía trasladar Clara del Rey a las instalaciones de San Bernardo 68 y emplear el edificio de Palma para crear un espacio para familias -una Casa Grande-, con un proyecto para niños de hasta cuatro años y, a la vez, crear en las plantas superiores un centro juvenil en el que dar a los jóvenes del distrito alternativas de ocio.
  4. 4. Por último, la creación de un nuevo centro cultural para el barrio en las instalaciones del Conde Duque fue el as improvisado que se sacó de la manga Fernández cuando, nada más acceder a su cargo, como alternativa a la paralización de las obras del centro sociocultural que se estaba construyendo en las plantas superiores del edificio de San Bernardo 68 y que el concejal decidió cambiar de uso, quitándoselo al barrio para entregarlo a los funcionarios del área de Deportes. A día de hoy ese nuevo centro tiene todavía que superar un periodo de aprobación, licitación y ejecución del proyecto y por mucho empeño personal que diga Fernández que ha puesto en él no está claro ni que se vaya a materializar. Antes de la pandemia, en una entrevista concedida a Somos Malasaña, el concejal declaraba que preveía ejecutar el centro en el ejercicio 2021-2022. En esa misma entrevista, también dijo que Centro contaba con los mejores museos y espacios culturales, pero que eran equipamientos de ciudad y no de barrio: “Me gustaría conseguir equipamientos para los vecinos, que ayuden a mantener el carácter residencial del distrito”. Pese al deseo expresado, en su mandato, por el momento, lo que se puede contabilizar es una merma de ese tipo de espacios. Las promesas incumplidas sobre la llegada de un nuevo centro social y cultural al barrio han sido una constante desde que hace más de 15 años Gallardón prometiera uno en el número 20 de Corredera Baja de San Pablo, edificio que se acabaría vendiendo en 2014 a una empresa privada.

Cabe recordar que anteriores gobiernos municipales del PP, especialmente el de Ana Botella, llevaron a cabo una política de venta de edificios públicos en el barrio. Eran tiempos en los que el Ayuntamiento hacía desaparecer dotaciones y patrimonio municipal, malvendiéndolos para rebajar deuda, tal y como sucedió, por ejemplo, con el edificio de oficinas que el consistorio poseía en la calle Divino Pastor, o con el solar de la calle de San Mateo, o con el espacio Ciball de Corredera Baja de San Pablo y las oficinas de Luna.

Pese a lo expuesto con anterioridad, quedan aún espacios municipales en la zona susceptibles de ser optimizados con el objetivo de encontrar nuevos metros cuadrados para enjugar la carencia endémica de espacios dotacionales en el barrio sin, por otro lado, tener que transformar los pocos que hay. En este sentido, cabe posar la mirada en el edificio situado en la calle Barco -que ocupa personal de Urbanismo-, las oficinas de titularidad municipal de la plaza Luna -actualmente alquiladas a terceros- o, a más largo plazo, el Palacio de la Infanta Carlota -adquirido en 2005 con el objetivo de convertirlo en dotaciones para el barrio-, por no incidir en los 2.000 metros cuadrados de espacio de oficinas que pronto estarán disponibles en San Bernardo 68.

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