Un presunto estafador inmobiliario acumula víctimas en serie en Madrid
Con tiempo, fijamos cita presencial con Tomás Sánchez Pacheco, quien se mueve, trabaja y reside de forma habitual entre Malasaña y Chueca. Sabe que queremos hablar con él de las numerosas personas que aseguran que es un profesional del engaño. Todo el mundo nos advierte de que es un embaucador nato, con un excelente don de palabra, algo que sabemos. No es la primera vez que este periódico se cruza con él: fue uno de los protagonistas en la sombra de todo el litigio que colea desde la segunda mitad del 2018 en torno al local de la famosa Farmacia Juanse, un asunto judicializado por lo penal en la actualidad.
Siempre solícito, Sánchez Pacheco ha estado respondiendo con unas formas exquisitas a los mensajes que le hemos enviado y a las llamadas que le hicimos durante las semanas en las que hemos estado recopilando información para elaborar este reportaje. Sin embargo, según se acercaba el pasado viernes, momento de nuestro previsto encuentro cara a cara, comenzó a mostrarse nervioso.
Finalmente, el mismo día de la cita, tras intercambiar varios mensajes, solicitó que le enviáramos por escrito las preguntas que pensábamos hacerle para estudiar las respuestas con su abogado. Insistió en que nos atendería a lo largo del día, pero para entonces estábamos ya convencidos de que nos iba a dar plantón.
En cualquier caso, decidimos mostrar nuestras cartas haciéndole llegar las preguntas que nos pedía. Sin andarnos por las ramas, le formulamos una serie de cuestiones directas, a las que no contestó, pero que por fin le dieron la información que venía tratando de averiguar: cuál era el grado de conocimiento que teníamos de los presuntos chanchullos que se traía entre manos:
“¿Trabajas como médico en el CSIC? ¿Son falsas las nóminas que presentas para alquilar viviendas que luego subarriendas? ¿Eres un presunto estafador, tal y como dicen quienes te acusan de haberlos engañado? ¿Conoces a Y, A, D, J, C, S, L, G? ¿Has tenido trato con las inmobiliarias A, A.M, S.H, N.M? ¿Debes dinero a alguno de ellos? ¿Qué relación tienes con la asesoría inmobiliaria Euro América?”
Modus operandi
Modus operandi
Los distintos testimonios que Somos Malasaña ha logrado reunir sobre el proceder de Sánchez Pacheco en sus andanzas inmobiliarias hablan de un mismo modus operandi: por una parte, contacta con dueños de pisos en Madrid, directamente o a través de inmobiliarias, y trata de alquilarlos para su uso personal presentando como garantía nóminas falsas en las que figura como médico a sueldo del CSIC o de Madrid Salud; al mismo tiempo, capta inquilinos a los que hace creer indistintamente que el piso que les ofrece es suyo, que forma parte de la cartera de propiedades que gestiona como asesor inmobiliario o que tiene un poder de la propiedad del mismo que le autoriza a arrendarlo en su nombre; esos inquilinos son siempre inmigrantes sudamericanos, algunos recién llegados a España y, en todo caso, personas con dificultades para encontrar vivienda de alquiler al carecer de los contratos de trabajo o de los sueldos, avales y fianzas suficientes que se suelen exigir en estos casos. Distintos grupos para latinos en España, abiertos en redes sociales como facebook y en aplicaciones de mensajería como WhatsApp, son el principal caladero donde capta víctimas.
El siguiente paso de Sánchez Pacheco, según distintas declaraciones de afectados, es tomar posesión de la vivienda arrendada a su nombre con falsas garantías y, una vez dentro de ella, dar largas a propietarios e inmobiliarias a la hora de pagarles la renta y las fianzas acordadas, o hacerlo mediante trasferencias bancarias que anula inmediatamente después de mostrar comprobantes de envíos que nunca llegarán a su destino.
Mientras, a espaldas de los dueños legítimos de esos pisos, los subarrienda cobrando mensualidades y fianzas a los pobres incautos que son a quienes los propietarios de las viviendas alquiladas por Sánchez Pacheco encontrarán como okupas involuntarios en el momento de tratar de recuperarlas, después de no recibir los pagos que por contrato les corresponderían.
Cuando se le resiste conseguir el piso prometido al inquilino de turno, al que previamente habría logrado cobrar importantes cantidades de dinero en concepto de gestiones y de reserva de vivienda, Tomás Sánchez Pacheco no duda incluso en alojarlo a su cargo durante algunos días en hostales baratos de los alrededores de la Gran Vía, alegando retrasos y problemas con ciertos trámites. En el mejor de los casos, es el paso previo a conseguirles la vivienda de la que pronto serán desahuciados; en otras ocasiones, tras un periplo por distintos alojamientos, es la antesala a dejarlos tirados en la calle sin casa y sin dinero.
Estas presuntas estafas dobles, a propietarios y a inquilinos, estarían reportándole pingües beneficios a través de una serie de tratos que, en la mayoría de los casos, se cierran de forma muy rápida: el presunto timador siempre tiene prisa. Son operaciones de pocos miles de euros que repite de forma continua. Algunas inmobiliarias, de rebote, también son víctimas de sus tejemanejes, bien por ser usadas como forma de contactar con sus clientes, bien por llegar a suplantar su nombre y otorgarse la representación de propiedades que les corresponden a éstas.
Plaga de víctimas
Plaga de víctimas
El número real de las víctimas del presunto estafador es difícil de concretar. Algunas de ellas tratan de pasar página lo antes posible y olvidarse del tema; otras, por su situación de especial vulnerabilidad -ya sea por estar recién llegados al país o por carecer de recursos para litigar contra Sánchez Pacheco-, callan. Sin embargo, las hay también que han optado por denunciar ante la Justicia.
Los casos de los que hablamos a continuación son recientes. Todos ellos se han producido entre los meses de noviembre y febrero, lo cual permite hacerse una idea de la velocidad a la que se mueve el 'negocio' de un Sánchez Pacheco al que en ese tiempo se le conocen, al menos, dos oficinas: una en la calle de San Lorenzo y otra en la de Serrano Anguita, ambas situadas en dos espacios de coworking de Chueca -V,I,L,L,A,G,E e Impact Hub-.
En los despachos que mantenía hasta hace pocos días en estos edificios de trabajo compartido es donde citaba a quienes subarrendaba posteriormente los pisos con los que se hacía. El hecho de tener un espacio físico daba seguridad a sus presuntas futuras víctimas, según ellas mismas declaran. Ante estas personas se presentaba en todo momento como propietario de la inexistente asesoría inmobiliaria Euro América, en cuya gestión diaria participaba algún que otro colaborador suyo.
De V.I.L.L.A.G.E Sánchez Pacheco se marchó a principios de año, después de sólo dos meses de estancia, dejando sin pagar una mensualidad y abandonando un portátil, entre otros objetos. Tiempo después de dejar su despacho seguía mandando allí a personas con las que tenía cuentas pendientes y que, obviamente, no lo encontraban, cuentan desde este coworking. Por las mismas fechas mantuvo oficina en Impact Hub, donde también dejó impagos y de donde un día del pasado diciembre salió detenido por la policía merced a la denuncia presentada por una de sus víctimas. Ambos coworking se declaran también víctimas de Sánchez Pacheco y, al menos uno de ellos, se está planteando actuar judicialmente en su contra.
Jonathan, inquilino
Jonathan, inquilino
Jonathan Días es un inmigrante que llegó a Madrid junto a su esposa el pasado noviembre. Antes, a través de una página de facebook para venezolanos en España, contactó con Euro América, la supuesta empresa que le iba a ayudar a instalarse en el país. Radicada en el coworking de la calle San Lorenzo, la asesoría se comprometió a conseguirle piso sin necesidad de presentar nómina, contrato de trabajo o aval. Le consiguieron una vivienda cerca de Atocha, y Jonathan pagó 2.800 euros a la firma de un contrato de alquiler con Sánchez Pacheco. Días, sin embargo, jamás pudo habitar el prometido piso y de la cantidad que adelantó dice haber recuperado sólo 700 euros.
“Cuando presioné para que me devolvieran el dinero Tomás me empezó a amenazar. Es un profesional de la estafa. Me mostró trasferencias que supuestamente había ordenado a mi cuenta y que cancelaría antes de que se hicieran efectivas. Vengo de un país donde te sacan pistolas para robarte o matarte y me encuentro con este personaje que me roba con la cara bien lavada. Lo he denunciado para que tenga el castigo que le corresponde por ley. ¿Cuándo se le va a decir basta?”, cuenta un Jonathan que asegura que todo este asunto lo ha llevado a una situación límite y que si ha podido acudir a la Justicia es porque cuenta con pasaporte comunitario.
Cristian N. L, inquilino
Cristian N. L, inquilino
Cristian, ecuatoriano, acudió a la oficina que Sánchez Pacheco mantenía en el Impact Hub de Serrano Anguita buscando piso. Con su esposa embarazada le urgía encontrar alojamiento y la novia de un amigo, en igual situación que él, le habló de Tomás. A través suyo consiguió vivienda en Carabanchel Alto en la que sólo pudo estar dos meses, antes de que la verdadera propietaria de la misma le explicara la situación y le invitara a marcharse. En concepto de gestiones, mes en curso y fianza entregó a Sánchez Pacheco 2.200 euros, sin que lograra que éste le diera recibo alguno. “Denuncié a la policía lo que me había pasado el 28 de enero. En otras circunstancias me habría cobrado de otra forma esa deuda, pero no me gusta meterme en problemas y opté por denunciar”, apunta Cristian, quien arroja un poco más de luz sobre la forma de actuar del presunto estafador: “Me enseñó varios pisos en fotos y finalmente no se correspondía el que nos entregó con el habíamos elegido. No obstante, nos corría prisa mudarnos y nos prometió que en cuanto se le quedara libre el que quisios podríamos cambiarnos a él”.
En la denuncia presentada por Cristian contra Sánchez Pacheco reza lo siguiente: “En caso de no ser identificado el autor del delito en el plazo de 72 horas, las actuaciones no se remitirán a la autoridad judicial, sin perjuicio de su derecho a reiterar la denuncia ante la fiscalía o el juzgado de instrucción”, salvo que concurra una serie de circunstancias que no afectan a casos como éste.
Ginna U. y Lucía, inquilinas
Ginna U. y Lucía, inquilinas
Lucía y Ginna son dos amigas colombianas que, cada una por su parte, dicen haber sido engañadas por Sánchez Pacheco.
Lucía anunció que buscaba piso en un grupo de WhatsApp llamado 'Latinos en España'. Allí la contactó Romland, un venezolano que se presentó como alguien que ayuda a latinos a alquilar fácilmente pisos y que la condujo hasta la oficina que Tomás, con quien colaboraba, tenía en la calle San Lorenzo. “Yo no tenía papeles y trabajaba por aquel entonces en negro. Esperaba la llegada a España de mi hija y necesitaba un piso. Me dijo que podía elegir el que quisiera del portal Idealista y que me lo conseguiría. Para iniciar la relación le tuve que pagar 500 euros. Finalmente me consiguió un piso para entrar el 1 de noviembre, sin yo verlo más que en foto. Antes de entrar en él le había pagado en total 2.500 euros. Al final, más tarde de lo acordado, me entregó una vivienda completamente vacía y con humedades. Al poco llegó un señor de una inmobiliaria a reclamárnosla. Por desgracia seguí creyendo en Tomás, que me prometió otro piso, mientras que yo aguantaba la presión del hombre de la inmobiliaria, que exigía que me marchara. Dos meses después acordé con él alquilar la vivienda en la que estaba al verdadero propietario, pero no tenía dinero. Exigí a Tomás que me devolviera lo que era mío, pero sólo conseguí 1700 euros tras plantarme numerosos días en la recepción del Impact Hub, donde tenía su nueva oficina. Allí me amenazó varias veces con denunciarme y me aseguró que me fastidiaría el tema de la documentación que ya tengo y que entonces estaba tramitando. Para entonces estaba muy desgastada y decidí no seguir presionándole. Opté por denunciarlo a la policía, donde me dijeron que aunque no hubiera tenido permiso de trabajo tenía derecho a denunciar lo que me había hecho”.
El caso de Ginna, amiga de Lucía, es si cabe más sangrante aún y arroja nuevos datos sobre la forma de actuar de Sánchez Pacheco, gracias al cual comenzó el año en la calle y sin dinero. Buscaba piso de cuatro habitaciones en Alcorcón y acabó entregándole 3.000 euros al presunto timador. No llegó a poner un pie en su soñada vivienda y, a la espera del prometido piso y ya sin alojamiento propio, fue arrastrando maletas de un hostal a otro durante el mes de diciembre, junto a otros cuatro miembros de su familia. Tomás, ante la imposibilidad de conseguir vivienda para ellos, pero habiéndoles cobrado como si ésta existiera, les fue costeando esas pequeñas estancias en distintos hostales de los alrededores de Gran Vía hasta que finalmente los dejó abandonados. Argumentaba mil problemas de todo tipo para excusar el retraso en la entrega del piso.
“La oficina que tenía montada en la zona de Alonso Martínez nos dio seguridad al principio -habla Ginna aquí del espacio que tenía en el coworking Impact Hub-. Nos dijo que todo era de su propiedad”, recuerda esta mujer lamentando su ingenuidad de entonces. “A medida que crecía nuestra desesperación por tener que abandonar el lugar donde hasta entonces estábamos viviendo, se las arreglaba para transmitirnos seguridad, taparnos la boca con nuevas excusas y sacarnos más dinero. Incluso el día que vimos publicado por otra inmobiliaria el piso que nos había prometido se las ingenió para convencernos de que él trabajaba con ellos y que todo era normal, llegando a presentarnos papeles en nombre de esa inmobiliaria, con la que finalmente contactamos para constatar el engaño. Estábamos prácticamente recién llegados al país y quedamos atrapados en su palabrería. Al final me presenté con maletas y todo en su oficina y le armé un escándalo justo antes de poner una denuncia en su contra que debí haber presentado mucho antes. Desde entonces me ha estado amenazando con demandarme a mí y también me ha dicho que va a hacer que me quiten el permiso de trabajo que tengo en este país. Sé que la policía llegó a arrestarlo donde trabajaba, pero lo soltó enseguida. Supongo que pagaría una fianza. Tengo fecha de juicio para el mes de abril”.
La inmobiliaria que se vio afectada en este caso ha confirmado a Somos Malasaña que ha denunciado a Sánchez Pacheco por suplantación de identidad.
Una figura polémica
Una figura polémica
Una rápida búsqueda en internet del nombre de Tomás Sánchez Pacheco devuelve una serie de resultados que, cuanto menos, invitan a permanecer alerta. La mayoría de quienes ahora se identifican como presuntas víctimas del quehacer inmobiliario de este hombre la han hecho y lo que lamentan es no haberla efectuado antes de iniciar tratos con él. Así, descubrimos que tras ser expulsado del PSOE de su localidad de origen, Barbate, en su calidad de empresario tuvo problemas legales con algunas de las sociedades que montó. Eran tiempos en los que su ámbito de actuación era Andalucía.
Años después, instalado ya en Madrid, estuvo vinculado a negocios de hostelería tanto en Chueca como en Malasaña. En esta zona, relacionado con el Café Farmacia, tiene cuentas pendientes con la justicia y deberá de hacer frente, junto a un ex socio, a las acusaciones de presunta estafa que le imputa el antiguo gerente del establecimiento. Por otra parte, en 2018 se le declaró insolvente en un litigio laboral en el que fue condenado por impagos a una trabajadora.
En otro orden de cosas, en 2017 la figura de Sánchez Pacheco volvió a tener cierta notoriedad pública cuando apareció tras Pedro Sánchez en la alocución de éste, ante militantes y prensa, después de ganar las primarias socialistas de junio. Por aquel entonces, y afiliado a la agrupación socialista de Centro, participó activamente en la caravana de apoyo al hoy presidente del Gobierno y, entre otras personas, trabó buena amistad con Santiaga, una veterana simpatizante del PSOE a la que convenció para que le dejara 30.000 euros, según afirma ella misma y consta en un papel en su poder en el que se reconoce tal deuda. Cuenta Santiaga que no fue a la única compañera de partido a la que trató de sacar dinero. A día de hoy, Sánchez Pacheco aún le debería 8.000 euros, cantidad que esta mujer -a la que sus hijas le abrieron los ojos- le reclama a diario.
En la agrupación socialista de Centro preguntar por Sánchez Pacheco es como preguntar por el diablo: se apresuran a decir que fue expulsado del grupo y que ya hace tiempo que nada tienen que ver con él.
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