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Prueba del DS 4 Cross E-Tense: el refinamiento hecho coche

DS 4 Cross E-Tense.

Pedro Urteaga

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El cuarto miembro de la familia DS, el que luce el dígito 4, está llamado a impulsar los resultados de la firma francesa en este 2022 si se cumplen las previsiones de que concentre más del 40% de sus ventas del año. El modelo cubre tanto el segmento compacto, con una silueta hatchback clásica, como el de los SUV de tamaño mediano gracias a una carrocería específica de corte todocamino que se comercializa como Cross.

Nos hemos puesto al volante en días pasados de esta última versión, que en el apartado estético se distingue por una parrilla negra brillante, protecciones especiales en la parte inferior de ambos paragolpes, llantas específicas de 19 pulgadas, barras de techo en negro brillante y techo del mismo color que la carrocería. Los más inclinados a la aventura pueden instalar en el DS 4, como opción, un sistema de control de tracción avanzado, con los modos arena, nieve y barro, y otro de control de descenso.

Sea en esta variante SUV o en las más ruteras, el modelo de DS exhibe tres atributos principales: el característico lujo francés del que la marca es embajador destacado, un despliegue de tecnología que aquí puede incluir hasta sistema de visión nocturna y un confort de marcha propio no solo de un coche premium, sino de un vehículo más grande. Además de una pisada soberbia, puede presumir de gran aislamiento acústico y de una entrega de potencia dócil merced a una transmisión automática que realiza los cambios de marcha con especial suavidad.

Al elegir el modo de conducción Confort, se pone en funcionamiento además el DS Active Scan Suspension, un tipo de amortiguación que utiliza una cámara colocada en la parte superior del parabrisas para visualizar y anticipar las irregularidades del firme y transmitir los datos a un ordenador a fin de adaptar la suspensión a lo que se acerca.

Yendo más al detalle: el dispositivo se vale de cuatro sensores de balance y tres acelerómetros y actúa en cada una de las ruedas de forma independiente. Según las informaciones que recibe, hace que la suspensión sea más dura o más blanda, en función de lo que calcula necesario para ofrecer al usuario el máximo confort, sea cual sea el estado de la carretera.

Sumar a esto la presencia de unos asientos que no se puede calificar más que de soberbios significa que los viajes por carretera, incluso los muy largos, no pasan factura a la espalda del conductor o de los pasajeros. En este tipo de desplazamientos se agradecen los múltiples huecos -y de buen tamaño- que, sobre todo en la parte delantera, nos dejan descargar botellas de plástico, móviles, mascarillas y demás acompañantes cotidianos.

Si, como resultado de estas cualidades, el DS 4 tiene en el refinamiento su divisa central, la variante híbrida enchufable (E-Tense en la nomenclatura de la marca) que hemos conducido lleva esa sensación a cotas incluso superiores. Con 225 CV de potencia combinada, conjuga el empuje de un motor de gasolina PureTech de 180 CV y otro eléctrico de 110 CV alimentado por una batería de 12,4 kWh. Si se carga antes de cada uso, esta permite recorrer 55 kilómetros sin consumo ni emisiones de CO2, en completo silencio y sin vibraciones de ninguna clase.

Esta versión E-Tense es capaz de alcanzar los 100 km/h en 7,7 segundos desde parado, y de recorrer los primeros 1.000 metros en 27,3 segundos, por lo que cabe considerarla brillante en prestaciones. El consumo de combustible, nulo mientras queda carga en la batería, es moderado una vez estamos en carretera y aquella se agota. Durante nuestra prueba se ha situado en el entorno de los 6,5 litros/100 km, aunque en vías rápidas es fácil superar los 7 litros/100 km por mucho que nos atengamos a las limitaciones de velocidad.

En este aspecto, hay que tener en cuenta que el depósito del coche es de solo 40 litros, de forma que ni la autonomía eléctrica ni la más eficiente de las conducciones evitarán tener que parar a repostar cada 500 km aproximadamente, y antes si el conductor es de pie derecho pesado.

En caso de salir de viaje y no poder recargar la batería, es posible gestionar la energía almacenada de diversas formas. En el modo de conducción Sport, por ejemplo, la carga se mantiene de modo que podemos emplearla más adelante, cuando entremos en el centro de una ciudad o en un garaje donde queremos avanzar silenciosamente y sin usar el motor de combustión.

Las bajadas pronunciadas señalan el momento de pulsar la función B (de Brake, freno) del selector del cambio, con lo que se incrementa la regeneración de energía, y por supuesto el control de velocidad adaptativo es la mejor herramienta para ahorrar gasolina, por mucha que sea la pericia de quien se sienta al volante.

En el habitáculo del DS 4 se respira una atmósfera sofisticada y abundante en materiales cuidados y lujosos. El espacio del que disfrutan los pasajeros traseros, en cambio, no está entre los mejores que podemos hallar en los rivales de su tamaño (unos 4,40 metros de longitud, la medida canónica de los compactos actuales); el maletero cubica 390 litros en las versiones E-Tense, por 439 de las térmicas, que no dan para muchas alegrías, pero sí para acomodar tres trolleys si ordenamos bien la carga.

Despliegue de tecnología

El derroche tecnológico que puede incorporar el modelo de la firma premium de Stellantis incluye, entre otros elementos, el DS Matrix Led Vision, dotado de tres módulos con funciones independientes -el central, móvil, puede girar en un ángulo de 33,5º-, y un dispositivo de visión nocturna cuya cámara de infrarrojos, situada en la rejilla, detecta peatones y animales a una distancia de hasta 150 metros por la noche y con poca luz.

El nuevo equipo de infoentretenimiento, DS Iris System, tiene cabida en una pantalla central de 10“ y dispone de una interfaz similar a la de un teléfono inteligente, basada en el concepto de perfiles personalizables mediante widgets. Este dispositivo se complementa con otra pantalla de 5” situada en la consola central, el DS Smart Touch, que permite establecer una selección de atajos a las funciones principales del Iris System mediante control de gestos. En este caso, la pantalla también identifica movimientos habituales como acercar o alejar y tiene reconocimiento de escritura a mano.

Por su parte, un head-up display (HUD) mejorado permite al conductor del DS 4, mediante un efecto óptico, observar la información proyectada directamente sobre la carretera como si se encontrara cuatro metros por delante del parabrisas, así como acompañar su mirada en una diagonal de 21 pulgadas.

Como solución que resulta tan sencilla como brillante, destacamos que el modo de subir y bajar la pantalla del HUD no hay que buscarlo en un remoto submenú del equipo multimedia, como sucede en infinidad de automóviles en la actualidad, sino que se halla en el mismo mando con el que se regulan los espejos exteriores. DS demuestra aquí que el alarde de tecnología no está reñido con la imaginación y que la sofisticación no tiene por qué estarlo con la simplicidad bien entendida.

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