Stellantis, fruto de la fusión de FCA y PSA, apuesta por el “coche seguro, limpio y asequible” gracias a las sinergias
Más de un año después de que se realizara el anuncio oficial, la fusión entre el fabricante ítalo-estadounidense Fiat-Chrysler y el francés PSA se ha formalizado en las últimas horas con el alumbramiento de Stellantis. El que será cuarto constructor mundial de automóviles ha debutado ya en Bolsa, con alzas considerables, y ha dado a conocer sus planes para los próximos años por boca de su CEO Carlos Tavares.
El ejecutivo portugués, presidente de PSA desde 2014, ha señalado en una rueda de prensa virtual que el objetivo de Stellantis es “crecer, pero en la excelencia”, lo que equivale a sacrificar los volúmenes de ventas para centrarse en la rentabilidad y en ofrecer “grandes productos y servicios”. “Gracias al poder de la escala y a una mayor competitividad, al final creceremos como empresa”, ha resumido.
Tavares se marca como propósito último de la nueva compañía poner en el mercado vehículos seguros y limpios que, además, resulten asequibles para el ciudadano medio. Evidentemente, el coche eléctrico no lo es hoy por hoy, de ahí que el CEO de Stellantis inste a los gobiernos donde el grupo tiene presencia a que tome las decisiones oportunas para reducir en lo posible esos precios. “Los fabricantes tenemos la ingeniería y los medios de producción, pero en último término es una decisión política apostar por una movilidad limpia asequible”, ha afirmado.
A este respecto, ha anunciado que a finales de este 2020 el consorcio tendrá a la venta 39 modelos electrificados y que todos los vehículos nuevos producidos entre hoy y 2030 dispondrán de una versión dotada de algún tipo de electrificación, y lo más económica posible, insiste.
Sobre la espinosa cuestión de los cierres de fábricas o los despidos que las fusiones suelen llevar consigo, Tavares ha expresado su intención de no cerrar ninguna planta, así como de mantener el empleo. La integración de FCA y PSA, más que un riesgo, “es un escudo que protege a fábricas y trabajadores -sostiene-. Stellantis no es el problema, sino la solución” a los problemas que pueda tener la compañía.
Requerido por más detalles, el ejecutivo ha indicado que “las fábricas son un activo de la empresa” que conviene mantener, reduciendo -eso sí- la complejidad de sus procesos de producción en los casos en que sea necesario. En su opinión, las sinergias son igualmente “un escudo para el empleo” porque permiten obtener mayor competitividad y rentabilidad, al igual que las compras conjuntas hacen posible conseguir precios más contenidos para todas las marcas integradas en el consorcio.
Catorce son los emblemas que se agrupan en el nuevo gigante mundial del automóvil. Por orden alfabético: Abarth, Alfa Romeo, Chrysler, Citroën, Dodge, DS, Fiat, Jeep, Lancia, Maserati, Opel, Peugeot, RAM y Vauxhall.
Carlos Tavares mantiene que las sinergias, de hecho, permitirán resucitar modelos de varias de estas marcas que hasta ahora no podían fabricarse porque no eran rentables. La clave reside en la diversidad y en una flexibilidad que supere a la de los competidores, sobre la base de un activo común como es la ingeniería.
En cuanto a los puestos de trabajo, ha manifestado taxativamente que “hay muchas que se deben hacer, como reducir la complejidad industrial y otras, antes de destruir empleos”.
El nuevo Opel Corsa como ejemplo
El nuevo Corsa es el espejo en que deben mirarse todas las marcas del grupo, a criterio del CEO de Stellantis. La alusión al veterano utilitario de Opel se justifica por la rápida transformación de un coche que estaba ya desarrollado por General Motors, el antiguo propietario de la firma alemana, para convertirlo en un tiempo récord en un modelo plenamente made in PSA que, para mayor satisfacción del grupo francés, ha recuperado además su popularidad de antaño, versión eléctrica incluida.
Preguntado por los límites de emisiones de CO2 impuestos por la Unión Europea, Tavares ha asegurado que la compañía cumplirá los objetivos incluso cuando expire el contrato suscrito con Tesla por el que FCA se anota como propias las nulas emisiones de los vehículos de la marca californiana y así reduce la media de los gases que genera su gama.
Las cifras de un gigante
La recién nacida Stellantis tiene su sede en Ámsterdam y cuenta con más de 400.000 empleados en todo el mundo. Su gama de vehículos cubre todos los segmentos del mercado, desde coches de lujo y gama alta hasta el segmento generalista, pasando por pick-ups, SUV y vehículos comerciales ligeros, a lo que hay que sumar marcas dedicadas a la movilidad y servicios financieros, la fabricación de piezas de recambio y otros servicios.
El grupo desarrolla su actividad industrial en más de 30 países y posee la capacidad de suministrar vehículos y servicios en más de 130 mercados. Su presencia es firme en tres regiones (Europa, Norteamérica y Latinoamérica) y tiene notable margen de crecimiento en China, África, Oriente Medio, Oceanía e India. Como meta de su hoja de ruta, espera aprovechar su tamaño y economía de escala como instrumento para invertir en soluciones innovadoras de movilidad y alcanzar un objetivo anual de sinergias que asciende a más de 5.000 millones de euros a ritmo estable.