El Instituto Valle de Leyva de Alhama tendrá que volver a esperar

Habrá instituto, que nadie lo dude. Pero no será porque el Gobierno regional crea en él. Al contrario. Y en eso es verdad que no se esconden: tanto populares, Ciudadanos como Vox, ni creen ni apuestan por  la enseñanza pública. Incluso llevan en sus programas electorales que su hoja de ruta es la gestión privada de los servicios públicos.

La Región de Murcia es la Comunidad Autónoma, junto a Madrid, que más ha aumentado la financiación de la enseñanza privada a través de conciertos. No olvidemos que en los últimos diez años la educación concertada ha aumentado sus ingresos a través de dinero público en un 25 por ciento, mientras la pública solo ha supuesto un incremento del 1,5 por ciento. La Región ha pasado en 2013 de tener algo más de un 20 por ciento de los alumnos en la escuela concertada al 30 por ciento el pasado año, según datos del ministerio de Educación.

A esto habría que sumarle su gran apuesta de subvencionar la enseñanza no obligatoria, y es que la prueba del algodón no engaña. Por eso, el futuro Instituto Valle de Leyva será una realidad gracias, sobre todo, a la presión ciudadana y a un Ayuntamiento que se niega a aceptar la resignación como elemento principal de su política educativa.

Más de diez años lleva una parte de la sociedad alhameña advirtiendo de la necesidad de dotar al municipio de esta más que necesaria infraestructura educativa. Diez años de mentiras, engaños y falsas promesas. Diez años en los que el Gobierno regional apostaba por malgastar millones de euros en auditorios inacabados, y que hoy yacen abandonados en muchos municipios de la Región. Diez años en los que una generación de alumnos y alumnas han tenido que cursar sus estudios en unas condiciones peores que otros estudiantes.

La Educación pública nunca ha importado a una Consejería que de nuevo vuelve a demostrar sin tapujos que su interés está en la privada. De hecho, la Federación de Madres y Padres de la Escuela Pública (FAPA), emitía un comunicado en noviembre denunciando que la consejera no los recibía, mientras las reuniones con la privada y concertada no solo son frecuentes, sino permanentes.

Así que el día que se inaugure este Instituto, será el día en el que la sociedad civil y su Ayuntamiento sean capaces de torcer el brazo de una Consejería que ha demostrado una irresponsabilidad preocupante.

Espero, como ocurrió en Guadalupe (Murcia), que ninguna autoridad regional tenga la indecencia de presentarse a su inauguración, pues aquel colegio, como el futuro Instituto Valle de Leyva, será realidad a pesar de la Consejería.