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Adrián Quintana, director de El V Elemento: “Los puretas han tenido que renovarse el tímpano”

El cofundador y director de El V Elemento Adrián Quintana

Aldo Conway

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Ha llovido tanto desde los tiempos de la Hip Hop Magazine que casi es obsceno recordarlo para los millennials tardíos como yo, que empezamos a sentir en los huesos el paso de los años. Durante aquella primera década de los años 2000, en los que internet ni siquiera quería parecerse a lo que es ahora, hubo una proliferación de medios de comunicación especializados en música urbana —casi exclusivamente rap— procedentes de la tradición yankee. Todo llegaba a cuentagotas y había que estar rápido para no perderse nada.

Aquello era una fiesta. Si bien es cierto que el rap era señalado como una música violenta e impúdica, que hacía constantes apologías de las drogas y la delincuencia callejera, aquellos años son fundamentales para entender cómo ese género, creado por la por entonces “escoria” de la sociedad estadounidense —negros y pobres casi en exclusiva— se ha convertido en la música más escuchada en todo el planeta.

En España, donde nunca desaprovechamos una ocasión para hacer las cosas de forma distinta, el panorama sufrió una recesión muy importante en cuanto a repercusión en los años que orbitaron la crisis económica de 2008. El rap comenzaba a estancarse en nuestro país. A pesar de las contribuciones, que han quedado para la historia como reliquias de valor exquisito, de colectivos como Hijos Bastardos o Acqua Toffana (y todo esto sin salir de Madrid), el rap no atraía. Al menos, no como otros géneros musicales, y todas las expectativas de crecimiento que sí que se materializaron en Francia o Reino Unido, en España parecía que iban a rebajarse a un género nicho, como el jazz.

Y en todo este asunto hay algo que se oculta a plena vista, y que es, en realidad, la causa fundamental: el interés económico. Es lógico que los medios de comunicación tradicionales pierdan la atención de un género que era poco conocido, con un mensaje demasiado provocador para la época y que no tenía el respaldo de grandes marcas y corporaciones.

Es por este motivo que muchos de esos medios especializados terminaron por desaparecer, y con ellos, buena parte de la difusión que tanta falta hacía.

El relevo de estos medios vino de la mano del estallido de internet un poco más allá del comienzo de los años diez: blogs, revistas digitales, foros y newsletters y en estos últimos años, los podcasts. 

En esta ocasión charlamos con Adrían Quintana, miembro fundador de un medio que se emite en Youtube y Spotify que se ha convertido en el medio de referencia del Hip Hop patrio: El V Elemento. Junto a Iván Guerrero, forma parte de la vanguardia del nuevo periodismo musical. Adrián compagina su trabajo periodístico con la creación de contenido enfocado en la escena urbana española.

¿Cómo se gestó el proyecto?

Lo iniciamos Iván y yo. Él estudiaba imagen y sonido y yo estudiaba periodismo. Él en Madrid y yo en Cuenca, teníamos un grupo de música y siempre estábamos dándonos codazos contándonos lo último que habíamos escuchado, y por aquel entonces no había ningún medio que hablase seriamente con un artista. Eran siempre programas de entretenimiento, que parece que los raperos están para ir a los grandes medios a entretener. El proyecto nació del enfado y de la pena y de la necesidad de un medio que proporcionase un contenido serio, que permitiera conocer a los artistas en profundidad y desgranar su música. Y también, por supuesto, para apoyar al underground.

Ahora parece que se respeta más a los artistas del género

Ahora, por lo que sea —el interés y las inversiones millonarias de las marcas— los medios de comunicación se toman más en serio a la cultura. También la música ha evolucionado. El rap sólo hablaba de rap. Había reivindicación política, pero el rap, en esencia, solo hablaba de sí mismo. Ahora el contenido es mucho más musical. La profesionalización de la movida, y la intervención de los productores, que son los principales causantes de que el género ahora lo esté petando.

Hablábamos de la nueva musicalidad en el rap en español, ¿eres de los que opina que se está perdiendo la esencia?

Para nada. Creo que vivimos una época increíblemente buena para la música urbana. Tenemos de todo todos los días —eso quizá sea un problema, se ríe— y es imposible estar al día. Aquellos puretas —que aún quedan— han tenido que renovarse el tímpano, porque el boom bap que se hace ahora no es el mismo que se hacía hace veinte años. Ahora aparecen artistas como Ill Pekeño y Ergo Pro que sin muchas florituras están haciendo bombo y caja, pero los códigos, los valores y los principios los han renovado por completo.

Han sabido actualizar el mensaje para llegar a los chavales y chavalas que escuchan esta música ahora, porque nunca escucharían, por ejemplo, Por Amor al Odio, de Flowklorikos, como escuchábamos tú y yo hace veinte años. Al final, lo que están contando gente como Hoke, Elio Toffana, es la vida de los bloques, de la calle, y lo hacen de una manera que llega a mucha gente.

Lo de Hoke está siendo una locura en el panorama.

Choca mucho escucharlo hablar de cosas de Valencia y que tenga cinco millones de reproducciones de gente de vete tú a saber. De Brasil, por ejemplo, qué podrá no tener ni idea de qué es el Patraix o Ruzafa pero el mensaje es bastante universal.

La clave también parece estar en la gran variedad

Vivimos un momento en que un artista saca un tema de drill, a la semana siguiente hace un reggaeton o un electro. Como Israel B, por ejemplo. Lo más importante es que ahora a la gente le atraen los artistas más allá del género, porque ahora tocan muchos palos.

¿Está provocando esta diversidad el fast fooding en la industria?

Quizá en ese aspecto yo sea más tradicional y me guste escuchar los álbumes de principio a fin, pero la industria está como está. La gente que no se dedica a esto tiene que estar constantemente sacando temas para sacar rendimiento a su trabajo, un disco requiere mucho tiempo y durante ese tiempo no estás generando tanto como a base de singles. Requiere demasiado esfuerzo mantenerse a flote con toda la burbuja que se ha generado, books de fotografía, redes sociales, merchandising. Y teniendo que trabajar a parte es una locura mantener ese nivel. Antes era mucho más sencillo, porque lo grababas con un micro guarro en casa, y prácticamente ya estaba todo hecho.

¿Y qué hay sobre el futuro del V Elemento?

La cuarentena nos vino muy bien para crecer y sobre todo para no volvernos locos encerrados en casa, pero Iván y yo tenemos nuestro trabajo aparte y al final acabamos ocupando nuestro tiempo de ocio en esto también y es demasiado. A mí me encantaría que mi trabajo fuera pasar todo el día escuchando la música que va saliendo, y entrevistando un día a un artista que esté muy pegado y al día siguiente a un chaval que tiene cien reproducciones. Es una pena que todo ese esfuerzo no se pueda materializar en algo cien por cien profesionalizado. 

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