Anoche volvía yo de una conferencia, cuando me crucé con las integrantes de la asamblea que organiza la manifestación del 8 de marzo. Cerca de la Universidad, en el campus de la Merced, más de una veintena de mujeres, colocadas en círculo, sentadas en un bordillo o en el suelo directamente, distribuían los grupos, las acciones y las gestiones de intendencia necesarias para llevar a cabo la manifestación más importante del feminismo murciano. No solo ellas trabajaban, mujeres de toda Murcia (por citar solo la ciudad en donde vivo) se ocupaban duramente cada cual en su labor diaria. Cualquiera de ellas merece un Premio a Mujer del Año.
Una de ellas escribe notas de prensa mientras espera los resultados de una biopsia.
Otra de ellas me confesó, la semana pasada, que solo tuvo una muñeca de niña. Solo una.
Otra se acaba de trasladar a una ciudad nueva por amor a sus hijos.
Otra encara por primera vez la candidatura a unas primarias municipales.
Otra me ha prometido un esqueje de limonero.
Otra escribe “hombre” sin hache y con ene.
Otra vuelve a las vías para protestar contra el muro del AVE.
Otra rechaza ser concejala para que su partido prospere.
Otra habla con su hija de 4 años por skype desde Afganistán.
Otra se sienta en un banco de Pamplona, con la ropa medio rota y llora.
Otra escribe “La soledad es un fuego”.
Ah, pero nuestro gobierno le ha dado el Premio Mujer del Año 2019 a una monja de un centro educativo privado católico.
No tengo nada en contra de sor Alicia, al contrario, me gusta esa mujer que ha elegido el nombre de una aventurera surrealista para profesar, en lugar de los típicos nombres cristianos que solían adoptar las monjas cuando se hacían novicias.
Pero después de los logros de las mujeres de esta Región, algunas de las cuales ocupan puestos muy relevantes en la Asamblea Regional de Cartagena, o en la dirección de numerosas empresas, por no hablar de las escritoras, artistas o comunicadoras que a diario ocupan la actualidad nacional (la escritora Dionisia García acaba de ser celebrada en un congreso de poesía y pensamiento en Castilla La Mancha y su Poesía Completa recién publicada por Renacimiento en Sevilla)... Después de tanto, ¿no ha encontrado nuestro gobierno ninguna de ellas para Mujer del Año?
Este dislate me parece, francamente, un intento de ningunear o incluso despreciar a sabiendas el 8 de marzo. Parece que el Partido Popular quiere mandar a la sociedad de esta Región el mensaje de que las mujeres trabajadoras que despuntan en nuestra tierra no son bienvenidas. Esto se acentúa si miramos la lista de Mujeres Premiadas este año, en la cual, solo al final y en calidad de mera “mención especial”, aparece la maravillosa boxeadora Carmen Romero (5 veces campeona de España, 3 veces campeona de Europa y 2 veces campeona del Mundo Amateur). La incongruencia de esta lista, encabezada por una monja y rematada por una deportista, trufada de asociaciones y empresarias muy dedicadas a lo suyo pero sin labores relacionadas con la lucha feminista, acentúa la sensación de “mensaje” a las mujeres para que desesperen de ser reconocidas. Aquí, parece decir el gobierno popular, las luchadoras audaces no son bienvenidas.
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