De gestos, interrupciones y otros detalles del Debate de Investidura
En un debate de investidura la atención se suele centrar en la tribuna de oradores y, a veces, en el diputado o diputada al que se dirige quien está en el uso de la palabra. Sin embargo, fuera de la luz se producen otros detalles: gestos, comentarios más o menos discretos y también algún grito o exabrupto. De todo hubo durante las dos sesiones que han concluido con Pedro Antonio Sánchez como presidente electo de la Región de Murcia.
El Debate de Investidura del candidato popular fue de menos a más, tanto entre el primer y el segundo día, como en el mismo segundo día, que comenzó frío y terminó caliente. La jornada del lunes, la del discurso de Pedro Antonio Sánchez, fue ligera. Antes de comenzar, los saludos, los besos y los abrazos entre compañeros de formación. En esos momentos fue Miguel Cascales, del PP, quien se mostró como el más campechano, y también quien llamó más la atención con su corbata arcoíris. Y después, el discurso de Pedro Antonio Sánchez: el anuncio de la que será “la legislatura más reformista”, las palabras llamando al debate y el consenso, y las promesas de bajada de impuestos y de aumento de recursos para las políticas sociales durante una hora y diez minutos.
En ese tiempo los diputados del resto de partidos alternaron las miradas desesperadas al techo del hemiciclo -Andrés Pedreño, de Podemos, no pudo evitarlo en varias ocasiones-, con las sonrisas y los cabeceos de incredulidad -los hicieron en alguna ocasión los socialistas Isabel Casalduero, Presen López y Emilio Ivars-. Algunos tomaban notas con interés, como si estuvieran en clase; otros escribían con desgana; el popular Alberto Garre combinaba la escritura con la meditación; los hubo que miraban al móvil y se reían. Miguel Sánchez, el portavoz de Ciudadanos, comenzó escribiendo con avidez pero después se detuvo. Él mismo confesó en la sala de prensa que dejó de tomar notas cuando se dio cuenta de que el discurso de Pedro Antonio Sánchez reproducía el programa de C's.
Entretanto, desde la bancada popular se dieron algunas interrupciones para aplaudir a su candidato, aunque no demasiadas ni con excesivo entusiasmo. Y desde los cuatro escaños de Ciudadanos, alguno de sus diputados se sumó indistintamente a los aplausos al candidato del PP, aunque nunca todos a la vez ni con la misma intensidad. Quienes pusieron más pasión en los aplausos fueron los invitados de la Sala de las Comarcas, espacio adyacente a la Cámara donde había una nutrida representación de organizaciones sociales y empresariales de la Región de Murcia, que, a juzgar por cuándo y cómo aplaudían, estaban mayoritariamente a favor del Partido Popular.
Durante ese primer día hubo más juego en la sala de prensa. Allí los portavoces del resto de partidos calentaron motores de cara a la siguiente sesión, y no lo tuvieron difícil porque la temperatura ya era bastante elevada. Entre sudores y críticas al discurso del aspirante a presidente, se dejaron apuntadas las claves de la segunda jornada.
La última sesión del Debate de Investidura comenzó muy de mañana, y a más de uno le costó madrugar. A primera hora había muchas sillas vacías en la sala de invitados, quizá porque sus ocupantes tampoco tenían demasiado interés en conocer las impresiones del resto de portavoces. Ojeras y bostezos en los escaños, y la primera intervención de Rafael González Tovar, que comenzó frío y fue soltándose al mismo ritmo que los diputados y diputadas del PP. Cuando ya estaba acabando su intervención -el tiempo máximo era de 30 minutos-, el portavoz socialista preguntó, “¿debe ser presidente Pedro Antonio Sánchez?”, y con tono elevado, hubo quien respondió desde las filas populares, “¡Pues sí!”. La respuesta de González Tovar fue distinta.
La intervención de Óscar Urralburu siguió la misma tónica de González Tovar, de menos a más, y no despertó tanto enfado entre los escaños del PP aunque tuvo pasajes de crítica dura hacia el candidato y hacia la trayectoria del Gobierno regional en los últimos años. Por su parte, a Miguel Sánchez se le vio más natural desde el primer momento, y arrancó las sonrisas de muchos diputados cuando fue saludando y dando las gracias a sus padres, sus hermanas y a su pareja, y recordando su pueblo natal. En las palabras del portavoz de C's hubo muestras de orgullo por haber impuesto su programa en el discurso del candidato Sánchez, y también hubo críticas a la anterior etapa de mayorías absolutas del PP. Sin embargo, los diputados populares obviaron las críticas y aplaudieron su intervención. Miguel Sánchez volvió a tener palabras cálidas para el expresidente Alberto Garre, aunque en ese momento no se encontraba en su escaño: “Lástima que no esté ahora aquí para escucharme”.
En los turnos de contrarréplica subió la temperatura. Un González Tovar mucho más enérgico logró soliviantar a la bancada del PP, que elevó en varios decibelios el nivel de ruido y lo interrumpió en numerosas ocasiones. Especialmente alterados se mostraron Benito Marín y Pedro Manuel Hernández, sentados en la última fila del sector popular. Sus conversaciones en voz alta fueron frecuentes mientras intervenían el resto de portavoces. En un momento de la intervención de Urralburu, llamaron “demagogo” al diputado de Podemos, y cuando Mª Ángeles García aplaudió a su compañero de grupo, le gritaron “aplaude más fuerte, que no se oye”.
Desde ese mismo sector de los escaños del PP llegó otra interrupción. Fue en el momento de las votaciones, que se hicieron por llamamiento y a voz alzada. Cuando se citó a Miguel Sánchez López, portavoz de Ciudadanos, se oyó un '¡sí!' antes de que el diputado pronunciara su voto favorable.
Por su parte, la presidenta de la Asamblea Regional fue muy paciente y flexible con el uso de los tiempos. Rosa Peñalver, que el día anterior había repasado con un empleado de la Cámara el funcionamiento del reloj, no retiró la palabra a ningún portavoz. También se le notó reacia a interrumpirles cuando ya habían consumido y superado su tiempo. Con el dedo sobre el botón, Peñalver permitió sin embargo que todos los portavoces concluyeran sus argumentos con tranquilidad, y tan sólo el de Ciudadanos se lo puso fácil, porque fue el único al que le sobró tiempo -casi cinco minutos-.
Una vez proclamado presidente electo, los besos y abrazos fueron para Pedro Antonio Sánchez, empezando por Alberto Garre. Del resto de grupos, Rafael González Tovar fue el primero en acudir a felicitarlo. Luego lo hizo Urralburu, y no lo tuvo fácil entre la nube de fotógrafos y cámaras de televisión. Más tarde, una larga fila de personas se formó ante Pedro Antonio Sánchez. Como en las bodas, todo el mundo quería dar la enhorabuena y transmitir sus mejores deseos al nuevo presidente de la Región de Murcia.