Aceptación, diversidad y tradición europeas en el IES Rector Francisco Sabater
No piense en enseñar entre cuatro paredes a un grupo totalmente homogéneo de estudiantes. Hoy día, gracias a la acción de la Unión Europea, muchos centros educativos de la Región pueden beneficiarse de proyectos educativos Erasmus+ (antiguos Comenius). Precisamente esto es lo que ha desarrollado por primera vez el IES Rector Francisco Sabater de Cabezo de Torres, al acoger los últimos cinco días de octubre a catorce alumnos y cuatro docentes de Bari (Italia) y Saint-Pol-de-Léon (Francia).
El aprendizaje basado en proyectos es hoy por hoy una realidad en el aula y no es de extrañar su normalización en las etapas de infantil y primaria. En secundaria y FP dicha metodología viene siendo cada vez más habitual, sobre todo en la experiencia Erasmus+, ya que la misma permite la movilidad de alumnos y profesores durante estancias cortas en las que se desarrollan actividades educativas enmarcadas en un proyecto educativo.
En el caso que atañe al instituto público de Cabezo de Torres, junto con el liceo Giulio Cesare de Bari y la asociación juvenil Atelier des Parcours, sus responsables lo han tenido claro: crear y desarrollar un proyecto de buenas prácticas docentes para que un alumnado europeo y heterogéneo pueda mejorar sus competencias clave y sus habilidades relacionadas con el autoconocimiento personal y la orientación profesional.
El pistoletazo de salida del proyecto “PPP: crear su propio proyecto personal y profesional” ha sido muy ambicioso para los cuatro completos días de intensa labor y aprendizaje. Una idea tan multidisciplinar ha necesitado de la colaboración de muchos profesores especialistas: Economía, Lengua castellana y Literatura, Latín, Inglés, Biología, Filosofía, Matemáticas y Tecnología, por ejemplo.
Sorprende la ambición y variedad de actividades, por tanto. El martes 29 de octubre el alumnado visitó la empresa Linasa, algo fundamental para conocer por dentro el funcionamiento del sector industrial. Las actividades previas y posteriores de economía e inteligencia emocional sin duda sirvieron al alumnado, al igual que otras relacionadas con el huerto escolar del centro escolar.
Mención aparte en el desarrollo profesional y personal del alumnado supuso la actividad final: elaborar comida típica de tres países diferentes para ochenta comensales. En la peña huertana La Picaza de Cabezo de Torres los alumnos y unos pocos adultos voluntarios se encargaron de los fogones para una fiesta final que contó con todas las partes involucradas, es decir, familias, alumnos y profesores. Un proyecto, al fin y al cabo, que demuestra la tradición, diversidad y aceptación del otro. Y eso, precisamente, significa Europa más que nunca.
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