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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Carlos Iturgaiz vuelve a tocar el acordeón en unas elecciones vascas 22 años después

Carlos Iturgaiz, con Carmelo Barrio, en la única visita del Dalai Lama al Parlamento Vasco en 1997

Iker Rioja Andueza

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“Carlos, en febrero, estaba en su casa. Le llaman y lo asume”, explica Carmelo Barrio, 'número dos' de Iturgaiz y amigo de hace años del político nacido en Santurtzi en 1965. Después de haber sido apartado de las listas al Parlamento Europeo en la primavera de 2019, Génova tiró de él como solución de urgencia tras la abrupta salida del que iba a ser el candidato del PP, Alfonso Alonso, que no asumió el peso excesivo que se le daba a Ciudadanos en la nueva coalición PP+Cs y que trataran de imponerle su equipo y mensaje. Y así, en 2020, la derecha comparece en las autonómicas con el mismo candidato que en 1998. Solamente la izquierda abertzale tiene el mismo líder que entonces, Arnaldo Otegi, aunque él no es candidato.

A Pablo Casado –que se la juega con una apuesta personal tan arriesgada– le gusta recordar que Iturgaiz llevó a los conservadores a ser segunda fuerza política en Euskadi en aquella época tan convulsa. Obtuvo 251.000 votos. Todavía en 2001, con el regreso de Jaime Mayor Oreja tras su paso por el Gobierno de José María Aznar, el PP crecería más y más hasta los 325.000 sufragios. Casi uno de cada tres electores eligió al PP –al que apoyó UA– y ahora sería un excelente resultado para PP –con Ciudadanos– llegar al 10%.

Aunque hayan pasado tantos años, Iturgaiz no es ni mucho menos el mayor de los candidatos. Iñigo Urkullu –que acaba de ser abuelo– y Maddalen Iriarte tienen más edad, Idoia Mendia nació solamente unos días después –los dos son de octubre de 1965– y a Miren Gorrotxategi solamente le saca un par de años. “Carlos empezó en política muy joven y en una época muy dura”, cuenta Laura Garrido, parlamentaria en las últimas legislaturas e integrante de la plancha de Álava. “No he coincidido con él en ninguna institución, pero en el partido hemos trabajado mucho. Me nombró secretaria de acción sectorial hacia el año 2000 y recuerdo la preparación de la campaña de 2001”, abunda Garrido, que dice sentir “admiración” por su figura.

Con 28 años, en 1993, Mayor Oreja lo nombró delfín y, en 1996, apenas superada la treintena, Iturgaiz ya era el líder del PP vasco. “Era jovencísimo cuando empezó. Carlos congenió muy bien con Jaime Mayor Oreja cuando era presidente. Se hicieron buenos amigos en aquella época complicadísima. Era un tío muy joven pero muy dispuesto”, explica de él Barrio, que en 1996 se convirtió en su secretario general, un 'ticket' que mantuvieron hasta que en 2004 Iturgaiz dejó el cargo a María San Gil y puso rumbo a Europa, donde ha sido europarlamentario tres legislaturas –15 años– y ha incorporado algo de francés a su currículum. Habla también inglés y se maneja en euskara, aunque sus detractores sostienen que la oratoria no es su punto fuerte.

El tándem Iturgaiz-Barrio se mantiene ahora, ya que el segundo es 'número uno' por Álava y uno de sus más estrechos colaboradores. “Carlos para mí no es un compañero, es un hermano. Es una confianza total. Es algo que va mucho más allá de lo político”, describe Barrio sobre Iturgaiz, con quien incluso ha compartido una reunión con el Dalai Lama, que visitó Vitoria en 1997. Una fotografía –cedida para este reportaje– acredita ese encuentro.

Esa “confianza total” se forjó bajo la amenaza de ETA. El momento más crítico fue el asesinato de Miguel Ángel Blanco. “[Por el terrorismo] Estábamos conectados permanentemente. Siempre había un teléfono de referencia. Carlos me llamó y me dijo: 'Han secuestrado a Miguel Ángel en Ermua. Te paso a buscar por Vitoria'. Él estaba en los Sanfermines”. Antes y después hubo otros atentados contra cargos públicos del PP vasco. “Carlos acompañó a las familias en todo momento. Ha estado al lado de todas nuestras víctimas del terrorismo”, señala Garrido, que recuerda con cariño una entrega de premios en Sevilla en 2004 a la que viajaron juntos. “He enterrado a siete compañeros por estas siglas. Llevo al PP en mi sangre. Me podré ir de la política pero nunca me iré del PP”, narraba él mismo en El Mundo. Casado y con hijos, han tratado de asesinarle en varias ocasiones.

Según Barrio, que el PP eligiera a Iturgaiz para sustituir a Alonso facilitó la transición. “Parece que es una crisis tremenda, pero la crisis se ha humanizado”, señala el dirigente 'popular', que subraya que Alonso e Iturgaiz son “buenísimos amigos” y que el nuevo candidato mantiene una relación excelente con el resto del partido. Sin embargo, las heridas de la decisión de Casado de apartar a todo un exministro –y uno de los mayores apoyos de su rival en las primarias, Soraya Sáenz de Santamaría– siguen sin suturar en el partido en Euskadi. La presidenta interina es Amaya Fernández, que fue 'número dos' de Alonso, y ha quedado en un segundo plano. Ya hay voces que piden todos los “galones” para Iturgaiz, aunque unos y otros estiman que será su resultado electoral el que determine lo que pueda ocurrir.

Iturgaiz es maestro de música de formación y toca el acordeón –ha llegado a hacerlo en televisión– y el piano –su madre era profesora–. “El confinamiento le ha hecho concentrarse en su perfil musical. Tiene unas cualidades muy curiosas”, describe Barrio. Otra de ellas es que es un acérrimo seguidor del Athletic. Garrido añade: “Gana en las distancias cortas claramente. Sea la hora que sea, contesta a los mensajes y a las llamadas”. Que es “extravertido” y “amable” lo dicen de él incluso excompañeros de otros partidos en Europa o en el Parlamento Vasco, como el que fuera portavoz de EA, Rafa Larreina. “La relación de nuestro grupo era normalizada con todos, incluido con el PP. Era una persona amable”, señala el exdirigente de EA, unas siglas ahora encuadradas en EH Bildu.

Larreina conoce muy bien uno de los sucesos que marcó la carrera política de Iturgaiz. En noviembre de 2003, en un pleno en el que estaba ausente Mayor Oreja, votó tres veces. Fue sancionado. El entonces presidente del Parlamento Vasco, Juan María Atutxa, dijo de él con socarronería que lo hizo con la “falange”. Iturgaiz, en rueda de prensa, se vio obligado a pedir disculpas. “Fue una irregularidad como una casa, entre chiquillada e irresponsabilidad”, rememora Larreina.

Políticamente, Iturgaiz se ha encuadrado siempre en el sector más ortodoxo del PP. Es muy español y mucho español. “Cuando uno viene a Santander, esta bella ciudad, y entras en el puerto y ves tantas banderas españolas en los balcones... Uno que no ve una bandera española en Bilbao piensa aquí en qué gran ciudad se encuentra. ¡Qué bien rodeado! Da gusto estar en Santander”, dijo en la capital de Cantabria antes de pronunciar una conferencia organizada por Denaes, una fundación para la defensa de la nación española que llegó a presidir su amigo y líder de Vox, Santiago Abascal. Nada más ser designado candidato, planteó “aunar fuerzas” con la ultraderecha, toda una enmienda de totalidad a la línea política previa del PP vasco, cuyos votantes se han refugiado no precisamente en más radicalidad, sino en la derecha nacionalista, en el PNV.

En 2017, en Twitter, llamó “hijos de puta” a quienes abuchearon el himno en una final de la Copa del Rey. “ETA ahora no mata, pero ETA no nos deja vivir” es otra de sus frases habituales. Y, sobre el fundador del PNV, tampoco se mordió la lengua: “Sabino Arana era el Adolf Hitler del siglo XIX”. Precisamente los ataques al PNV son una de sus constantes en los mítines de esta campaña electoral, sobre todo por la corrupción. Llegó a presentar un mapa con los casos más destacados en Euskadi. No mencionó que el extesorero del PP Luis Bárcenas entregó una carpeta verde titulada 'Sede Vizcaya' en la que recogía 'aportaciones', por ejemplo de la empresa contratista Bruesa, para las oficinas de la Gran Vía de Bilbao, todavía en uso.

Según un informe de la UDEF de la Policía Nacional, los pagos se produjeron entre el 11 de noviembre de 1999 y el 16 de noviembre de 2005. En cinco de esos seis años el líder del PP era Iturgaiz. “Mire, en mi época, como en esta época, como en la anterior época a mí o como en épocas después, solo ha habido una contabilidad, que es la contabilidad A, la del Partido Polular. Se lo digo en activa, en pasiva, por arriba o por abajo”, explicó en una rueda de prensa junto a la entonces presidenta Arantza Quiroga.

Iturgaiz, como en 1998, quiere ser lehendakari: “Nuestra alternativa, la alternativa del PP y Ciudadanos, la única frente al nacionalismo, es defender nuestro Estatuto vasco y las instituciones vascas. Es defender también en esta tierra la Constitución española. Nuestro proyecto es defender un País Vasco en el que quepan todos. Y os voy a decir más: en el que quepan todos. Incluso los que nos insultan. Yo necesito un País Vasco entre todos los vascos. Los nacionalistas, los abertzales, los socialistas, los comunistas, pero también los vascos y españoles, los que nos sentimos y somos vascos y españoles”.

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