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“Aprender haciendo”, un método educativo que llega a Euskadi

El método Montessori, cada vez más extendido, tiene como filosofía el 'aprender haciendo'.

Paloma Bravo Pérez

Ya está todo listo para que se abra la primera escuela del método Montessori en Vitoria-Gasteiz. El barrio de Salburua es el lugar elegido y los niños de edades de entre 1 y 6 años serán los primeros en poder disfrutarlo. Este método, con más de 100 años de experiencia, ya está implantado en muchos sitios del estado y otros países. ¿Su seña de identidad? el trabajo en grupos reducidos y la atención personalizada de cada niño. En cada clase, habrá dos educadores. Uno de ellos le hablará al niño siempre en euskera y otro siempre en inglés. A partir de los 3 años, se incorpora un tercer docente que empezará a hablarle en castellano para términos más científicos.

Aunque Montessori es un sistema educativo para toda la edad escolar -hasta los 18 años-, en Vitoria, de momento, solo se podrá matricular a los pequeños de hasta 6 años. “Más adelante queremos ampliar los rangos de edad. Ya hemos solicitado más espacios y parcelas que están libres, pero aún estamos esperando trámites del Ayuntamiento”, revela Mº Carme, la promotora del centro.

Los materiales Montessori están diseñados científicamente y tienen “un propósito inteligente y específico”. Ofrecen la posibilidad de realizar gradualmente ejercicios con mayor dificultad. Los grupos están divididos en edades de 3 años de ratio -de 1 a 3 y de 3 a 6-. Los niños Montessori aprenden a su propio ritmo, de acuerdo a su propia elección de actividades y con cientos de posibilidades. Ellos no están obligados a sentarse y escuchar una lección dada por el maestro sino que se dedican a actividades individuales o de grupo en el que quiere estar.

¿Qué diferencias presenta un niño Montessori de los educados tradicionalmente?

“La autoestima y la independencia está intacta en su etapa educativa, son unos apasionados de lo que hacen”, asegura la responsable. A lo largo de una jornada se trabajan aspectos como las Matemáticas, la Geografía o la Historia, pero desde lo práctico. Sin embargo, por diferente que sea su método, todos estos centros están en el sistema educativo y por tanto tienen que cumplir con las exigencias que marca el ministerio de Educación.

Los niños con dificultades de aprendizaje o por el contrario los superdotados, no están en clases separadas. Atienden a la necesidad de cada persona. Cada profesor, formado específicamente en escuelas Montessori, dedica su tiempo a siete alumnos en la primera etapa o a catorce en la segunda. Es el caso de Karin Dolk, una docente que estará a partir de septiembre con las edades comprendidas entre 1 y 3 años. “El trabajo que se hace desde que son pequeños es una continuidad. Los materiales y el ambiente están preparados para que los niños aprendan a concentrarse en su trabajo”, explica la docente. Ella, además de educadora, es artista visual, por lo que impartirá arte en inglés a los más pequeños. Además, otras personas enseñarán otras disciplinas artísticas como cerámica, danza creativa y expresión corporal.

Trato cercano con las familias

Otra de las características del método Montessori es que familias y profesores trabajan en la misma línea. “Cada mes y medio se organizan cafés pedagógicos con las madres y padres para poner temas en común. Se intenta que en el aula y en sus casas se trabaje en una misma línea”, explica el equipo. “Enseñamos que si algo no sale bien, en vez de frustrarse, intenten buscar otra forma de hacerlo. Le dan la vuelta para ver el lado positivo de las dificultades”, comentan.

Quizás por su 'aprender haciendo' u otras características, diferentes investigaciones avalan que los niños Montessori obtienen calificaciones más altas o próximas a las más altas que con el método tradicional de pizarra y pupitre. Un método cada vez más extendido a nivel nacional y mundial donde, “cada actividad, cada recurso empleado, tiene un objetivo muy marcado”, asegura Carme.

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