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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Gila y la situación política

El PP celebra decisión de Estrasburgo de no descontar a etarras años cárcel

Javier Arteta

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Uno escucha la dialéctica pintoresca de las derechas españolas cuando hacen oposición al actual Gobierno, y piensa automáticamente en Gila. Los argumentos de Casado, sumados a los de Albert Rivera y a los de la incomparable Dolors Montserrat, dan como resultado un monólogo del genial humorista que no cuesta demasiado imaginar. Un monólogo en términos parecidos a los que a continuación se exponen:

Señoras y señores:

Después de unos cuantos años de Gobiernos sensatos, España está otra vez a punto de hundirse. Han vuelto quienes la llevaron a la ruina, por su manía de gastar lo que no tenían, y ahora, con el país recuperado, nos amenazan con seguir haciendo lo mismo que hicieron antes.

Tenemos de nuevo a esos vividores de la política, a ese montón de aprovechados, que llevan mucho tiempo calentando la cabeza de la gente. Son los de siempre: los que, en lugar de colocar banderas de España en los balcones, se dedican a hacer populismo y andan con la matraca esa de que hay que acabar con la desigualdad.

Los que se aprovechan de la ignorancia de tanta gente sin clase y le inculcan la idea de que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, como si no hubiera ya pobres y ricos.

Y, claro, al final los pobres, que son más, se lo acaban creyendo y te piden la luna. Porque, incultos como son, se lo toman todo al pie de la letra. Y como se les dice que ellos también tienen derecho a la vida, pues, ¡hala!, todos a vivir. Pero no de cualquier forma, ¡qué va! A vivir bien, aunque no tengan dinero. Siempre por encima de sus posibilidades. Hartándose de caprichos.

¿Que estás enfermo? Te curan. ¿Que tienes niños? Te ponen colegios para que los eduquen gratis. ¿Que estás parado? Te tienen que mantener. ¿Que dejas de trabajar porque eres viejo? Te dan una pensión. Y hasta vacaciones para que puedas ir a Benidorm en verano.

Como si fueran millonarios, pero sin sacar el dinero de su bolsillo. Porque viven a lo grande, pero con el dinero que el Estado nos roba a los que tenemos algo, porque nos lo hemos ganado, para que después se lo ofrezcan a los que no dan un palo al agua.

Sí, porque mientras unos andaban a la sopa boba, otros nos esforzábamos. Y en España el que se esfuerza sale adelante. Por eso, tenemos más ricos que nunca. No lo digo yo. Lo dicen las estadísticas. 65.000 y pico millonarios más en los últimos años; 41 nuevos millonarios al día. A ver si no es como para estar orgullosos. Nos hemos convertido en la vanguardia de Europa en la producción de nuevos ricos.

Y la mayor parte de ellos con un Gobierno como el que teníamos hasta hace poco. Un Gobierno que se preocupaba de España, y no de hacer política. Que entendía perfectamente que los ricos también lloran e hizo lo posible para no herir sus sentimientos.

Por eso, les daba amnistías fiscales; por eso, trabajó para salvar a los bancos en dificultades y para reducir el gasto social. Porque sabía que el dinero público no da para todo y hay que priorizar. Al fin y al cabo, los bancos son importantes para la marcha de la economía, mientras que el gasto social ya no es sostenible, como todo el mundo sabe. Y, además, frente a unos servicios públicos que costaban un ojo de la cara a los contribuyentes, se permitió a cada cual tener todos los servicios que se pudiera pagar.

Gracias a medidas como ésas, España pudo salir de la crisis, aunque mucha gente desinformada no se acabara de enterar, porque no me cansaré de repetir que aquí hay mucha incultura.

Pero eso era antes. Porque resulta que, desde hace unos meses, los populistas que no quieren ser españoles han asaltado el Gobierno, colocando en él a un desaprensivo que tiene la vulgaridad de apellidarse Sánchez; un sujeto que ha utilizado como pretexto para usurpar el poder esa errata que no sé por qué han dejado en la Constitución y que se le conoce con el nombre de moción de censura.

¿Y qué es lo que están haciendo estos okupas? Crear problemas económicos donde ya no los había, porque el Gobierno de Rajoy los tenía solucionados. Han llegado a anunciar que van a subir el salario mínimo a la escalofriante cantidad de 900 euros al mes, un dispendio que va a acabar con nuestro tejido productivo y que no tiene otro fin que promover el gasto innecesario.

Por no hablar de las subidas de impuestos para mantener eso que llaman Estado de bienestar, como si no fuera suficiente poder contar con los bancos de alimentos para situaciones de necesidad.

¡Y luego se quejarán de que no hay empleo! ¡Y cómo lo va a haber, si nos asan desde el fisco! ¡Si no nos dejan ya tener dinero para crear empresas! ¡Si ya no podemos invertir y tenemos que pedir asilo en bancos de otros países para que no nos lo quiten todo y podamos guardar algunos ahorros para la vejez!

Y encima nos imponen pagar más a los trabajadores, porque los okupas del Gobierno y algunos de sus aliados nos dicen que hay que promover un trabajo con derechos. Los populistas lo arreglan todos con derechos, que es la excusa perfecta para proteger a los que quieren vivir del cuento y castigar de paso a quienes se arriesgan.

Porque, en el fondo, aquí lo que hay es mucho resentimiento. Y a los que no han progresado por su mala cabeza les puede la envidia. No soportan que otros hayan sabido triunfar y no pararán hasta arrebatarles lo que han conseguido, azuzados por la extrema izquierda, que está imponiendo su ideología.

Y ése es el problema, el gravísimo problema que tenemos. Que los populistas nos han cambiado los valores y funcionamos con otra mentalidad. ¿Conclusión? Que ya no hay pobres como los de antes. Los de antes se resignaban y se ganaban el cielo al morir. Y por toda la eternidad. En realidad, su paso por la tierra era una inversión a largo plazo para ganar un paraíso a todo lujo.

Y, bien mirado, tampoco el plazo era tan largo, porque su paso por la tierra era bastante más breve que el de los ricos y se ahorraban un montón de lágrimas, antes de instalarse cómodamente en una eternidad llena de gozos.

Ahora es distinto. Ahora los pobres confunden el cielo con la tierra. Los pobres de ahora lo quieren todo sin esfuerzo. Y abusan, porque están muy confundidos

Ahora la gente ya no viene a este mundo a ganarse la vida. Ahora, desde que nace, quiere gastársela, porque se ha acostumbrado a que se la den hecha desde el principio.

Ahora los niños que vienen al mundo a ser pobres ni siquiera se traen la barra de pan debajo del brazo, como hacían antes. Ni barra de pan ni siquiera un estudio de mercado para saber cómo hacerse emprendedores con futuro el día de mañana.

Lo dicho, este país parece condenado a volver a la ruina. No hay principios, no hay valores, nada a lo que aferrarse para evitar lo peor. A no ser que… Bueno, yo no sé cómo piensan ustedes, aunque yo… Conste que yo no soy franquista, pero, ¡qué quieren que les diga!, a lo mejor no sería mala idea que, ahora que el Caudillo va a estrenar tumba nueva, la España nacional y católica organizara romerías multitudinarias a la iglesia de la Almudena, para rogar a Franco que nos envíe un nuevo salvador que acabe con tanto desbarajuste.

Digo yo que, si de lo que se trata es de salvar a España, habrá que recurrir a profesionales de experiencia bien acreditada. Y, además, tampoco es tanto pedir: volver a la España de toda la vida. ¿Y qué menos? No sé, a lo mejor es una idea desesperada. Pero algo habrá que hacer, ¿no?

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