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Francia, Alemania, el negocio de armas con Arabia Saudí y el TTIP 2.0

Un niño yemení mira a través de un agujero en el techo de una casa gravemente dañada que, según se informa, fue destruida por los ataques aéreos de Arabia Saudita en un barrio de Sana'a, Yemen, el 7 de octubre de 2017

Tom Kucharz

Investigador, activista de Ecologistas en Acción y la campaña “No a los Tratados de Comercio e Inversión” —

El 29 de marzo se ha reunido en Bruselas –como siempre en secreto– el Comité de Política Comercial, el órgano comunitario más decisivo y opaco en la materia. Los Estados miembro de la UE se están acercando a la aprobación de los mandatos para las negociaciones comerciales con los Estados Unidos.

Mucho depende de Francia, que ha expresado reservas sobre la adopción de las directrices de negociación que la Comisión Europea presentó en enero. Los agregados comerciales de los gobiernos europeos en Bruselas tratan de zanjar el tema en los próximos días.

El movimiento europeo contra los tratados de comercio e inversión se opone a la aprobación de las directrices que permitirían negociar un tratado de comercio transatlántico con la administración Trump porque agravaría la emergencia climática, las desigualdades y la precariedad laboral.

En las últimas semanas se rumoreaba que Francia era el único país de la UE que planteaba reticencias en aprobar los mandatos antes de las elecciones europeas del 26 de mayo por temor a despertar la memoria sobre la movilización de millones de personas que congeló la negociación del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) en 2016. El Financial Times, cabecera referente del poder económico y financiero, destacó que Francia quiere demorar la aprobación de los mandatos hasta después de las elecciones del Parlamento Europeo, en mayo. El Elíseo “advirtió que la UE no debería apresurarse a entablar negociaciones comerciales con el presidente Donald Trump, ya que París busca garantías de que los sectores económicos sensibles estuvieran protegidos” aunque apoya en principio los planes de la UE para reducir los aranceles con los Estados Unidos.

Emmanuel Macron, presidente francés, presume de haber dicho que no quiere nuevos acuerdos comerciales con países que no han ratificado e implementado el Acuerdo Climático de París, del cual Trump se quiere retirar. Nathalie Loiseau, cabeza de lista de Macron para las elecciones europeas, dijo recién que “no habrá acuerdo con Estados Unidos si no se unen al Acuerdo de París”. Además, y según actas confidenciales del Consejo de la UE, el Gobierno francés también ha exigido que se revoque el antiguo mandato para el TTIP.

Pero las conclusiones de la cumbre europea, del pasado 21 y 22 de marzo, resolvieron: “El Consejo Europeo insta a dar los pasos necesarios para una rápida implementación de lo recogido en la Declaración conjunta de la UE y EEUU de 25 de julio de 2018”. Eso quiere decir que los jefes de Estado y de gobierno de la UE –incluyendo Macron y Pedro Sánchez– respaldan abrir negociaciones comerciales con Trump, a pesar de no contar con el mandato del Parlamento Europeo que aprobó el pasado 14 de marzo una enmienda que pidió al Consejo de la UE que “no respalde las directrices para la negociación en su forma actual”.

Las decisiones se tomaron en el nivel político más alto. ¿Qué ofertas se intercambiaron Alemania y Francia para solventar el tema?

Para que el guiño a Trump entrara en las conclusiones del Consejo Europeo, Macron habrá planteado a la canciller alemana Angela Merkel que si Alemania no levanta su moratoria sobre la exportación de armas a Arabia Saudí, Francia no apoyará la posición alemana en las negociaciones comerciales con Washington.

Alemania congeló la venta de armas a Arabia Saudí

El Gobierno alemán anunció que prolonga seis meses más el congelamiento de la venta de armas a Arabia Saudita adoptado en octubre tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul y por la guerra contra Yemen donde la monarquía salafista sigue bombardeando a la población civil.

La guerra en Yemen, que entra en su quinto año, ha provocado más de 10.000 civiles muertos, miles de heridos y 3,3 millones de personas desplazadas, según la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, a lo que se suma la hambruna y las enfermedades. Cada día mueren niños o resultan heridos en las zonas de conflicto.

Las exportaciones de armas son un tema muy sensible entre la opinión pública alemana y es por esta razón, y no por convicción, que el Gobierno germano decidió el embargo. Sin embargo, hace meses hay una disputa sobre la cuestión en la coalición gubernamental. Mientras los partidos CDU-CSU quieren levantar las restricciones por “consideración a la economía”, el SPD insiste en cumplir el acuerdo de coalición. Allí pone que no debería haber exportaciones a los Estados involucrados en la guerra de Yemen. A pesar de ello, en su primer año el Gobierno alemán aprobó envíos de armamento por un valor de alrededor de 400 millones de euros.

Alemania es uno de los mayores exportadores de armas a nivel mundial junto con Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña. La industria alemana amenaza con reclamaciones por daños y perjuicios si Merkel no relaja la prohibición de exportación a Arabia Saudita.

Por ejemplo, el fabricante de tornillos Würth desafió con una demanda contra Ejército alemán porque un cliente, fabricante francés al quien suministra componentes electrónicos, no puede entregar los vehículos policiales a Riad a causa del embargo.

Para cumplir con las demandas de la industria militar, los conservadores están a favor de reanudar las exportaciones y los socialdemócratas están divididos. Las reuniones secretas del Consejo de Seguridad Federal del 28 de marzo terminaron con una prorroga del embargo hasta el 30 de septiembre.

'Queremos exportar armas'

El bloqueo se ha convertido en un tema irritante para la relación franco-alemana. El Gobierno francés se queja de la medida porque bloquea varias exportaciones de armas.

Debido a que en la industria de la guerra está cada vez más europeizada, los equipos y armas se construyen frecuentemente con piezas diseñadas y fabricadas en diferentes países. Pero si Alemania prohíbe su venta a terceros países, los otros Estados deben acatar la decisión aunque afecte sus intereses económicos.

El ministro de economía francés, Bruno Le Maire, declaró en febrero: “Si queremos ser competitivos y eficientes, también debemos poder exportar a países fuera de Europa”. Los derechos humanos brillan por su ausencia.

Los gobiernos de Francia y Reino Unido: lobbistas de la industria militar

El cambio de criterio de Merkel y su conflicto con el SPD se debe, entre otras, a las fuertes presiones de Francia, el Reino Unido pero también de España, al alegar que la medida tenía un impacto directo en proyectos de guerra conjuntos, como los aviones caza Eurofighter y Tornado o los cohetes 'Meteor'.

El Gobierno francés exclamó: “Queremos poder exportar nuestras armas”. Y propuso un “acuerdo secreto” con Berlín en la cumbre de Aquisgrán entre Merkel y Macron, del 22 de enero, con el objetivo de fijar condiciones bajo las cuales Alemania podría desbloquear las exportaciones francesas, y viceversa.

Según Anne-Marie Descôtes, embajadora de Francia en Berlín, el embargo alemán hace “impredecibles” la cooperación en la producción de armamento y afecta asimismo las exportaciones a Senegal, India, Indonesia o Níger.

El Gobierno británico acusa a Alemania de dañar la preparación operativa de su propia fuerza aérea a través del embargo. Alega que “su” industria no puede cerrar negocios de armas con los saudíes, ya que los aviones de combate o los misiles contienen tecnología alemana cuyo envío está bloqueado. El ministro de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt, incluso culpó a Berlín de debilitar a la OTAN, ya que la Royal Air Force tiene que esperar por las partes del Eurofighter.

La multinacional AIRBUS trata de vender 48 aviones de guerra Eurofighter Typhoon por 13.000 millones de dólares al régimen saudí.

El Eurofighter está construido por Airbus junto con los británicos BAE Systems y el grupo italiano de aviación Leonardo. El consorcio, con sede en Hallbergmoos, cerca de Múnich, tiene un tercio de Alemania y el Reino Unido cada uno. España tiene el 13% e Italia, el 21%. La parte de la producción se distribuye de acuerdo con una clave estricta, Alemania construye la pieza del casco medio (30% de participación). El montaje final se lleva a cabo alternativamente en uno de los cuatro países. Los aviones para Arabia Saudita se ensamblan en la ciudad inglesa de Warton.

El veto alemán y la venta de armamento español

También la industria de armas española hace lobby contra el embargo. Los aviones Airbus A330 MRTT de abastecimiento en vuelo vendidos a Arabia Saudí se fabrican en Francia, se adaptan en España e incorporan componentes alemanes. Los aviones de transporte A400M se montan en la planta de Sevilla. La industria militar española estaría encantada que Airbus decida fabricar equipos sin componentes alemanes para aumentar su negocio. Pero es improbable que ocurra.

Luego están los negocios que no se ven afectados por el embargo alemán, como la venta de corbetas de Navantia. No solo es inaceptable que el Gobierno español siga vendiendo armas a Arabia Saudí sino es ilegal según el artículo 8 de la Ley sobre el control del comercio exterior de material de defensa y doble uso así como por el Tratado sobre el Comercio de Armas. La flota saudí es un pilar fundamental en mantener el bloqueo a la población civil yemení a la que priva de medicinas y artículos de primera necesidad.

Pese que el ministro de Exteriores, Josep Borrell, calificó las bombas como armamento de “precisión extraordinaria” que “no produce efectos colaterales”, no existen las armas 'inteligentes' y la gran mayoría de las víctimas de los conflictos bélicos son civiles.

Promesas secretas en la cumbre europea

La opción que más resultados ha dado a Francia es la presión sobre el Gobierno alemán al condicionar su apoyo a la disputa comercial germano-estadounidense sobre los automóviles.

Trump amenaza con aumentar los aranceles a los automóviles europeos importados, una medida que afectaría particularmente a las grandes marcas alemanas como Mercedes-Benz, BMW, Porsche y Volkswagen. Para salvarles, Merkel está decidida a seguir acercándose a Trump e involucrarle en negociaciones lo más rápido posible.

Si bien Merkel ha decidido prolongar otros seis meses el embargo militar contra la monarquía saudí, Alemania puede, en un cierto número de casos, suministrar productos a Francia que estén incorporados en armamentos.

El hecho de que el Gobierno alemán renueve los permisos para programas comunitarios conjuntos que entregan piezas de armamento a socios europeos como Francia y el Reino Unido, hace pensar que se debilita de facto el embargo de armas y puede que se termine a medio plazo. Para gran satisfacción de la industria militar francesa que podrá reanudar sus exportaciones de armas a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.

Esta parece ser una de las claves de la prórroga del embargo alemán y la promesa que le hizo Merkel a Macron en el Consejo Europeo del pasado mes de marzo para propiciar la aprobación francesa a los mandatos de negociación con Estados Unidos.

Alemania también se copió el discurso del PSOE, pidiendo a Francia y Gran Bretaña que garanticen que los sistemas de armas entregados a Arabia Saudita o los Emiratos Árabes Unidos no se desplegarán en Yemen. Cinismo puro.

Aunque casi nadie en Bruselas se cree que es posible llegar a un acuerdo comercial con Trump a pesar de la cortina de humo creada por la Comisión Europea, todos estos pactos secretos revelan un terrible desprecio por la vida humana. A la Unión Europea sólo le importan los negocios aunque sea masacrando a una población civil en Yemen.

Si le queda algo de ética, Pedro Sánchez debería desaprobar tanto la negociación comercial con Trump así como la transferencia de armas a cualquier país susceptible de usarlas contra civiles.

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